Uso de la mónada en la activación de puntos energéticos del cuerpo humano
Sigo experimentando con el uso del potencial de nuestra mónada o esencia
para hacer diferentes tipos de sanaciones terapéuticas. Este fin de
semana, en el último curso de Sanación Akashica que hemos dado de la
EMEDT, les comentaba a los alumnos como, hace unos días, me dio por
probar y ver si era posible activar diversos puntos en el sistema
energético del ser humano, guiándome por el conocimiento de las técnicas
de acupuntura y acupresión. El objetivo era desbloquear, activar y
potenciar los mismos, intentando emular el efecto terapéutico que su
estimulación y activación produce, pero, en vez de usando agujas o
digitopresión, concentrando la energía de la esencia en ellos.
El resultado, al menos en mi mismo, fue más que
interesante, pues me concentré en activar los puntos que están asociados
a los 7 chacras principales del cuerpo físico, y los puntos asociados a
los 21 chacras secundarios del mismo (me guío por diferentes libros de
medicina tradicional china y publicaciones de varios autores que han
combinado el tratamiento de chacras con la MTC), tratando de notar como,
al concentrar la energía en cada punto, y “dar la orden” a la mónada de
activarlos, se producía un efecto liberador y activador, no solo del
flujo energético de los diferentes meridianos y nadis, sino del chacra
en cuestión que estaba siendo potenciado.
Este tipo de prácticas y experimentos nos siguen
llevando a la conclusión de que el trabajo terapéutico con la mónada no
tiene límites, pero si que tiene repercusiones inmediatas, buenas y
malas. El mareo que me dio al activar simultáneamente varios puntos
asociados a los chacras superiores o el dolor que sentí al fijar tanta
energía en uno de los chacras secundarios del hombro (donde tenía una
condensación emocional incrustada de la que no era consciente que se
liberó de golpe), te hace aprender, mediante prueba y error, como se han
de regular los flujos y “órdenes” de activación para minimizar los
efectos de aplicar todo el potencial de nuestra “chispa divina” o
“partícula primordial” en estas cosas.
¿Es consciente la mónada de lo que se está haciendo?
Totalmente. La esencia es la parte más primordial de
cada uno de nosotros, ya que, en última instancia, nosotros somos esa
partícula “divina” revestida de un complejo sistema multidimensional que
forma el arquetipo y la estructura del ser humano. Como tal, el aspecto
“consciencia” de la mónada puede no ejecutar una orden dada por la
mente si esta orden no es clara, coherente, directa y concisa. Los
diferentes experimentos realizados con los compañeros, por ejemplo,
tratando de dar la orden de dirigir la energía para “sanar todos los bloqueos que tengo” simultáneamente, encuentran una respuesta “intuitiva” de nuestra mónada tipo “no sabes ni comprendes lo que me estás pidiendo”.
Esto viene a ser algo así como que, nuestra esencia, para poder ser
dirigida y usada en las técnicas terapéuticas de sanación, nos pide que
comprendamos bien que estamos sanando, ya que lo que busca es el
aprendizaje y vivencia de la situación, para, una vez aprendido, darlo
por válido y luego “archivarlo” con la sanación correspondiente.
Esto es complicado de explicar, pero fácil de
experienciar en uno mismo cuando se accede a la esencia, y la conexión y
trabajo con ella se hace parte de las herramientas diarias para el
bienestar físico-etérico, emocional y mental. Como había comentado en
algún otro artículo, la conexión y disponibilidad para experimentar con
los aspectos energía (omnipotencia, para la sanación, por ejemplo),
consciencia (omnisciencia, para la comprensión y conocimiento) y materia
(omnipresencia, para la creación de nuestra propia realidad) que posee
la energía de la Fuente que nos imbuye, está libre de todo juicio y
dilema moral sobre lo que es bueno o es malo, lo que es positivo o es
negativo. Esto quiere decir que, por el hecho de que puedas tener acceso
a tu mónada no estás libre automáticamente de que se te enganche
cualquier ente, no estás libre de recibir implantes, no estás libre de
recibir ataques psico-energéticos, no estás libre de que tus cuerpos
sutiles presenten disfunciones y se desarmonicen, etc. Lo que la mónada
viene a decir, en mis palabras, es algo así como: “acaba de comprender que existe el concepto de implante energético en el cuerpo etérico que tienes”, “acaba de aprender que existe la posibilidad de anclaje energético”, etc.
Una vez la psique de la persona comprende el
problema, la mónada lo sana inmediatamente, pues se trata de adquirir la
experiencia, el conocimiento y expandir la consciencia con el “porqué de las cosas” y, como decía, en la entrevista que os publiqué en el último artículo,
con la comprensión cada vez más clara de las causas no visibles de
todo aquello que se termina haciendo visible en el plano sólido y físico
que todos consideramos nuestro “mundo real”.
El objetivo es avanzar
El objetivo final es llegar a la sanación, equilibrio y transmutación alquímica interior de todo aquello que nos permita alcanzar ese estado de “hombre número 4”, como llamaba Gurdjieff a las personas que habían conseguido equilibrar sus centros de control
y sus componentes instintivos, emocionales y mentales, lo cual no deja
de ser más que el primer paso necesario para poder salir de las
dinámicas actuales de “descontrol” del sistema bajo el que vivimos. El
trabajo con la esencia va mucho mas allá, pues ya habéis visto también
en artículos anteriores como se puede usar para alcanzar luego el estado
de hombre número 5,
como llamaba también Gurdjieff a aquellos que habían unificado su
esfera de consciencia eliminando todos sus “Yo’s” y cristalizando una
única personalidad a los mandos de nuestro Yo Superior y de la esencia,
entre otros factores a alcanzar.
Todo es posible con la energía consciente de la
misma, siempre y cuando seamos nosotros quienes estemos trabajando en
ello sin pausa, aunque sin prisa, transitando por los diferentes
estadios evolutivos que tenemos por delante y que nos ayudan a entender
mejor este juego en el que estamos, y las reglas del mismo, para
cambiarlo. Como siempre decimos, el mundo exterior no es más que un
reflejo de nuestro mundo interior, así que todo cambio “ahí fuera”, solo depende de cambios “aquí dentro”.
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