Amor y Ego
En la ecuación micro- macrocosmos, el rechazo de una manifestación procedente del entorno es siempre expresión externa de un rechazo psíquico interno. Todo rechazo consolida nuestro ego, ya que acentúa la separación. Por ello al ser humano la negación le supone más grata que la afirmación. Cada “no”, cada resistencia nos permite sentir nuestra frontera, nuestro Yo, mientras que , en cada unión esta frontera se difumina , no nos sentimos nosotros mismos
Cada “si pero” es una defensa que nos impide ver la unidad. Con cada “no” incurrimos en una carencia y para estar sano hay que estar completo. Más allá de la polaridad en que, como individuos ,nos encontramos inmersos está la unida , el Uno que todo lo abarca, en el que se aúnan los contrarios. Este ámbito del ser se llama también el Todo ,porque todo lo abarca, y nada puede existir fuera de este todo. En la unidad no hay cambio, ni transformación , ni evolución, porque la unidad no está sometida al tiempo y al espacio.
La ventaja que nos brinda la polaridad es la facultad de discernimiento. Todo camino de salvación o de curación lleva de la polaridad a la unidad. Toda la metafísica, las religiones, las escuelas esotéricas enseñan el paso de la polaridad a la unidad. No enseñan a “mejorar el mundo”, sino a la “superación del mundo”.
La justicia “humana” no existe como tal, es subjetiva, polarizada y relativa. Lo que para uno es bueno, para otros no lo es.Este mundo en concreto sólo adquiere sentido cuando tiene un punto de referencia situado fuera de sí mismo.
La superación del mundo no es sino la superación de la polaridad, lo cual es lo mismo que la renuncia al yo, sólo alcanza la plenitud aquel al que su Yo no lo separa del Ser.
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