7 lecciones maravillosas que podemos aprender de los errores
Todos hemos escuchado expresiones como
“errar es humano” o “cada error encierra una oportunidad de
aprendizaje”. Sin embargo, lo cierto es que cuando cometemos un error
importante nos resulta difícil lidiar con esa sensación de fracaso y
culpabilidad, que a veces se convierte en un pesado fardo que cargamos
sobre nuestros hombros y nos impide avanzar.
El problema es que hemos aprendido desde pequeños que los errores son algo negativo.
Esta idea que se encuentra grabada profundamente en nuestra mente se
reactiva cada vez que nos equivocamos. En esos casos, repetirse frases
positivas no servirá de mucho, es necesario operar un cambio más
profundo en nuestro sistema de creencias. Para ello, el primer paso
consiste en comprender que los errores pueden enseñarnos valiosas
lecciones.
¿Oportunidad o fracaso? La decisión es nuestra
1. Nos enseñan lo que queremos y lo que no de la vida.
Los errores son una oportunidad para conectar con nuestra esencia y
descubrir qué es lo que realmente queremos de la vida. Nos ayudan a
clarificar el camino ya que, al menos, nos indican la senda que no
queremos recorrer. De hecho, podemos entenderlos como una señal de
alarma que nos indica que ha llegado el momento de realizar un cambio,
de valorar otras perspectivas y quizá hasta de redefinir nuestras
expectativas.
2. Nos enseñan que somos vulnerables.
Por mucho que nos esforcemos, no podemos evitar cometer errores.
Podemos desanimarnos y llorar sobre la leche derramada o aprender una
valiosa lección: comprender que no somos infalibles, que podemos
equivocarnos, quedarnos atascados o incluso vernos obligados a pedir
ayuda. Los errores son una “ducha de realidad” que nos ayuda a
comprender y asumir nuestra vulnerabilidad. La idea no es alimentar la
indefensión sino asumir nuestras limitaciones y comprender que también
necesitamos a los demás.
3. Nos enseñan lo que funciona y lo que no.
El ensayo y error también es una forma de aprendizaje. Cuando nos
equivocamos y sufrimos las consecuencias comprendemos que estábamos
yendo por mal camino y que debemos reencauzar nuestros esfuerzos en otra
dirección. Cuando reflexionamos sobre lo ocurrido tenemos la
oportunidad de cambiar nuestros hábitos, creencias y formas de hacer las
cosas. La clave radica en preguntarnos cómo podemos aprovechar ese
error y qué podríamos hacer diferente la próxima vez.
4. Nos enseñan a asumir la responsabilidad.
“El hombre que ha cometido un error y no lo corrige, comete un error
mayor”, afirmó Confucio. De hecho, asumir nuestra responsabilidad cuando
nos equivocamos nos permite crecer como personas. Es probable que en un
primer momento nos sintamos mal, pero a la larga asumir las
consecuencias de nuestras acciones es un acto de empoderamiento que nos
ayuda a tomar las riendas de nuestra vida. Es un paso más para
desarrollar un locus de control interno y comprender que somos nosotros
quienes decidimos qué rumbo tomar.
5. Nos enseñan a ser más empáticos y tolerantes.
Nadie puede entender a otra persona hasta que no ha caminado con sus
zapatos. Sin duda, cometer errores nos acerca emocionalmente a los
demás, nos enseña a respetar a los otros, aunque se equivoquen, porque
también nosotros hemos pasado por situaciones similares. De hecho, el
efecto Pratfall, descubierto en 1966 por un grupo de psicólogos de la
Universidad de Minnesota, desvela que cuando las personas cometen
pequeños errores nos resultan más simpáticas ya que logramos
identificarnos fácilmente con ellas. Por eso, cometer errores nos enseña
a ser más tolerantes y a no ser tan exigentes con los demás.
6. Nos enseñan a vivir sin arrepentimientos.
Goethe dijo que “el único hombre que no se equivoca es el que nunca
hace nada”. A lo largo de nuestra vida nos equivocaremos muchas veces, y
en ocasiones cometeremos grandes errores. Sin embargo, el verdadero
error es no haberlo intentado, haberse quedado de brazos cruzados.
Mantenerse dentro de nuestra zona de confort, ese sitio donde no podemos
equivocarnos pero tampoco aprender ni crecer, es el peor de los errores
y a la larga se convertirá en nuestro mayor arrepentimiento. Es mejor
equivocarse, que vivir con miedo al error.
7. Nos enseñan a confiar más en el curso de la vida.
Cometer errores no es agradable, es cierto que equivocarse y comenzar
de nuevo puede ser difícil pero si hemos aprendido la lección, nos
daremos cuenta de que todo tiene solución. Cuando las aguas vuelvan a su
cauce, nos percataremos de que probablemente reaccionamos de manera
exagerada porque las emociones habían tomado el mando. Así, cuando
miramos los errores con la distancia que nos regala el tiempo,
aprendemos a confiar en el curso de la vida y dejamos de lado el miedo
que generalmente provoca la incertidumbre.
Tenemos en nuestras manos la
increíble posibilidad de transformar la sensación de fracaso que suele
acompañar a los errores en una oportunidad de cambio. ¡No la
desperdiciemos!
Diván Psicologos / Jennifer Delgado
Fuente: Paradigma Terrestre
Visto en http://www.shurya.com
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