Nuestros Guías Espirituales
Los Guías Espirituales nos acompañan
desde que nacemos hasta nuestro traspaso al mundo de las almas, ellos
nos asisten, guían y ayudan toda la vida. Nuestros seres queridos
fallecidos, nos visitan y nos transmiten su fuerza y amor, incluso
colaboran con ellos, pero no son nuestros guías.
Este artículo es sólo una breve y
sencilla explicación. Lo escribo en respuesta a los muchos correos que
me mandáis y aunque lo intento, no siempre puedo responder.
Hay mucha confusión a la hora de hablar
de nuestros Guías Espirituales, los que nos acompañan y ayudan desde el
mundo intangible de las almas.
Hoy quiero contaros muy brevemente, por
mi experiencia, quiénes son y qué función tienen. A algunos de vosotros
os costará aceptar que vuestros seres queridos no os asisten
constantemente y que no son los que os guían y velan, aunque os
acompañan muchas veces. Otros, os sentiréis más tranquilos al saber por
qué no son ellos quienes os guían.
Cuando nacemos, tenemos asignados unos
Seres-Guías que nos acompañarán durante toda la vida, son Seres
preparados para hacerlo, almas elevadas que algún día fueron humanos,
otros nunca lo han sido, como los Ángeles, que son muchísimos. Con
frecuencia veo a los Guías de las personas uno a uno, pero a veces los
veo todos juntos. Pueden ser muchos, que a lo largo de la vida nos irán
orientando en la función que tengan asignada, así que no siempre actúa
el mismo guía y no siempre hay sólo uno. Hay Seres femeninos y
masculinos, asexuados, niños y adolescentes. Todos tienen un potencial
energético fuera de lo que conocemos en vida. Se me presentan como un
coro de Almas, en su centro hay un Ser que rige el orden, le llaman
“Alma Mater” esta Alma, muy conectada a nosotros, acostumbra a dirigirse
a mí en nombre de todos. Muchas veces veo esa “Alma Mater” con una
apariencia muy joven, adolescentes, casi niños; quizá se presentan así
por el grado de pureza que en la Tierra tiene una persona de su edad.
Aunque a veces son puntos de luz alrededor de la persona, para que yo
pueda sentirme más cómoda y hablar con ellos, se presentan en forma
física-etérea. Veo a menudo sus caras con nitidez.
Nuestros Guías nos hablan, nos susurran,
se comunican a través de la transmisión de pensamientos, de
coincidencias, de intuiciones…algunas veces los sentimos, pero la
mayoría del tiempo vivimos ajenos a su presencia.
Algunos de nosotros creemos en Ángeles,
en la Madre María, en Jesús, otros practicamos el budismo, otros
estudiamos la Cábala…pero lo que yo percibo va más allá de un estricta
ideología y religión, son seres con gran humildad, de todas las razas,
vestidos de formas diferentes, aunque veo a muchos que visten túnicas
blancas, azules, violetas, naranjas… de forma habitual les llamo
ayudantes de Dios.
Cuando hago consultas, a menudo me
preguntáis si puedo conectar con vuestros Guías, la mayoría de veces así
lo hago, transmitiendo consejos muy valiosos, pero algunos de vosotros
os quedáis tristes porque no son vuestros familiares los que os hablan,
incluso me decís que me equivoco, algunos os enojáis…porque no aceptáis
la realidad, quizá influenciados por personas que os dicen lo que
queréis oír, que vuestros familiares os cuidan y siempre están con
vosotros. También hay almas perdidas y aferradas a la tierra, pero no es
el tema que relato hoy.
Cuando partimos, quizá tardamos unos
días en separarnos de nuestros seres queridos y de nuestro mundo, pero
debemos avanzar, nunca aferrarnos a un lugar que ya no es el nuestro.
Nuestros Guías, los que nos han acompañado toda la vida, junto con otros
Seres en la Luz, nos ayudan a superar el apego terrenal y a avanzar
espiritualmente. Tendremos mucho tiempo para aprender cosas nuevas y
comprender infinidad de detalles de nuestra vida, solucionar problemas
con otros seres humanos, perdonar, perdonarnos y sentirnos perdonados
por aquellos a los que ofendimos; nos llega un tiempo de liberación,
purificación y unión con la Energía Divina, un tiempo en que conoceremos
a Dios, al Alma Suprema…
Por eso nuestros seres queridos, sólo
vienen a vernos de vez en cuando, no siempre, ya que ellos están en otro
estado de conciencia que no debemos perturbar llamándoles
constantemente. Cuando vienen, nos transmiten una fuerza amorosa que
algunos sentimos, porque su cercanía nos evoca momentos que un día
compartimos. Algunos percibimos su presencia, porque sentimos una
caricia en el rostro, en el pelo, otras veces sentimos su olor, otras
sentimos su presencia o su voz…ellos vienen cuando pueden, nunca dejan
de amarnos, pero al superar poco a poco el apego a la vida que dejaron
atrás y comprender que pronto volveremos a estar juntos, permiten que
nuestros Guías nos presten su sabia ayuda.
A nuestros Guías les podemos llamar
siempre que necesitemos ayuda, paz, claridad mental, cuando necesitemos
saber hacia dónde dirigir nuestros pasos, para saber qué podemos hacer
cuando las dudas nos agobian, cuando nos sintamos solos y dolidos…pero
también en nuestras meditaciones, oraciones o momentos de introspección,
para sentirnos integrados a la vida terrenal sin perder nuestra
identidad espiritual. A nuestros seres queridos fallecidos les
mandaremos Luz para que su tránsito sea fácil, sin apego terrenal, no
les pediremos ayuda cuando hace poco que han partido, ya que será como
no dejarlos avanzar. Eso no quiere decir olvidarlos, eso significa
amarlos, no sólo con el corazón, sino con la conciencia despierta.
©Júlia García Cervera.
Se concede permiso para compartir sin alteraciones,
citando la autora y el sitio web: https://unashorasdeluz.wordpress.com/
Hola:
ResponderEliminarDe nuevo, he visto que este artículo fué compartido de www.shurya.com , os ruego que aparte de otras fuentes de las que fue compartido, nombréis la web de Shurya que es de la que lo habéis compartido, Gracias