Tu Plan de Vida : Repasando el ciclo de existencia
Nacemos y vivimos conscientes que
moriremos. Interiormente vivimos negando nuestra muerte porque nuestra
mente programada se niega a creerlo y nos abrazamos a cualquier religión
que nos diga que resucitaremos o que vendrá alguien y nos salvara de
esa ineludible cita. Esto no es más que un engaño y engañándonos
entramos en una espiral de miedo sin fin, la cual, tan solo la idea de
dejar de existir nos creara más y más miedo, un falso miedo por
supuesto. Desde los breves instantes de ver por primera vez el mundo,
nos etiquetan, nos dan un nombre y apellidos, cuantos mas mejor, nos dan
una pertenencia familiar o tribal, una filiación numérica y según
crecemos nos van sumando identidades, locales, regionales, nacionales y
continentales, asumimos todos esos roles y añadimos otros
complementarios, religión, filiación política, cultural e identidad
racial en algunos casos.
Nos las inculcan y se aseguran de que
nos quede claro, que somos quienes somos y que pertenecemos a quien
pertenecemos y que salir de ese rol no solo es imposible, si no que, no
es recomendable, se nos confunde y se nos apega a cosas sin valor,
dinero, casa, coche, trabajo, estatus. Nada de esto otorga ningún tipo
de valor y nada de esto puede ser transportado tras la muerte física,
pero no nos permiten hacernos a la idea de lo contrario y seguimos
girando en este engranaje y lo llevamos hasta las últimas consecuencias.
Pretendemos que la muerte sea material, como la miserable vida que
tuvimos, queremos mausoleo o tumba de piedra, en la que quede bien
plasmado y a perpetuidad si es posible, quienes somos (no quienes
fuimos, porque con este gesto pretendemos dejar claro que aun existimos y
somos). Ataúd de madera noble, flores por doquier, misa, ritual y
máximo boato posible. Demasiado existencialista para algo que en
realidad es todo lo contrario, físicamente dejamos de existir y dejamos
de ser, como hasta ese momento fuimos, pero no morimos, nadie muere,
porque ese término solo sirve para meternos miedo y vivir amamantándolo
toda nuestra vida.
Debemos entender la muerte como un proceso de cambio y no como un final.
Una vez cumplimos el ciclo de ciclos,
que compone nuestra vida física, abandonamos ese cuerpo hecho de materia
que, por desgaste, enfermedad u otra causa deja de funcionar y como si
de un traje se tratara abandonamos para posteriormente, quizás mas
adelante, decidir si estrenar otro. Olvidemos la resurrección, nadie
resucita, nadie ha resucitado nunca y nadie lo hará jamás, ese concepto
nos ha sido inculcado para seguir anclados en el miedo y vivir esperando
algo que no va a pasar. Tampoco nadie nos va a salvar en el ultimo
minuto de ese traumático trance, básicamente porque no hay nada de que
salvarte, si esperas que alguien venga y te libre de la muerte segura,
te puedes llevar un buen chasco. Tampoco podemos comprar un billete al
paraíso, porque nacemos con el en el bolsillo, así que cualquiera que
puedas comprar será seguramente falso.
Debemos vivir y disfrutar en la medida
que se pueda de lo que te toque vivir, en donde y con quien vives,
disfrutar de la materia, usarla debidamente, consumirla con
responsabilidad y finalizar tu ciclo sin ningún apego. Morir pensando en
que abandonamos algo, que debemos cuidar de alguien o que somos
imprescindibles en cualquier ámbito, no solo es falso, si no que nos
estaremos auto engañando y evitaremos de forma traumática que nuestro
ciclo finalice y podamos retomar nuestra verdadera existencia. Debemos
vivir conscientes de quienes somos y lo que somos, somos almas, que
encarnan y desencarnan continuamente buscando un conocimiento, porque es
ese conocimiento, esa experiencia de vivir lo único que te llevaras de
esa existencia, por ello cualquier apego no es más que algo muy negativo
y hará que se paralice el ciclo natural de esa alma.
El alma desencarnada apegada a la
materia o a la familia, quedara pegada literalmente a ese estadio y no
podrá evolucionar a otro hasta que no despierte y retome su verdadera
esencia en su existencia. Debemos asumir la vida como una obra de teatro
o un juego de rol. Nacemos y asumimos un personaje, desarrollamos esa
personalidad o personaje, le damos un bagaje y unas experiencias y
después dejamos de jugar y abandonamos, tras la muerte, este rol, para
si es necesario, volver y asumir otro que se adecue a la experiencia que
deseamos vivir o necesitamos vivir, para adquirir ese conocimiento
concreto que aun nos falta.
Todos debemos completar nuestro puzzle para entender nuestra existencia.
Podemos tomar varios ejemplos, cuando
compramos un traje o un vestido y lo usamos, si nos gusta, lo mimamos y
reutilizamos, hasta que ese traje se desgasta y debemos desecharlo,
quizá sentiremos cierta nostalgia por los buenos momentos que pasamos
mientras lo llevabas puesto, pero pronto tomas conciencia y te decides a
comprar otro y solo queda el recuerdo del antiguo traje que te quedaba
tan bien y que te favorecía tanto, pero no le guardas luto, ni pasas
ningún duelo. Otro ejemplo básico seria el del huevo, podemos coger un
huevo, tocar su cáscara y tomarlo como un cuerpo físico, pero jamás se
nos pasara por la cabeza cascarlo y quedarnos con la cáscara, llorarla,
ponerle un mausoleo, un altar o dedicarle unas misas, porque sabemos que
lo importante es lo que alberga en su interior y una vez la cáscara se
rompe nos quedaremos con su clara y su yema (su esencia o alma) y
desecharemos la cáscara (su cuerpo), esa coraza de calcio que fue
vehículo protector. Estos ejemplos se podrían aplicar al ser humano, lo
importante es lo que vive en nuestro interior, no en la cáscara con la
que percibimos el exterior, que no es mas que un vehículo para albergar
nuestra verdadera esencia.
El cuerpo, una vez liberada nuestra
esencia, debe ser desechado sin ningún tipo de apego o trauma, en las
filosofías orientales es común quemar el cuerpo para que el alma no
sienta apego y pueda marchar libremente, en occidente se a comenzado a
normalizar esta practica como una alternativa mas y es sin duda la mejor
opción. Por lo tanto debemos vivir conscientes, para poder morir y
dejar esta existencia de igual forma, cuanto antes asumas lo que
realmente eres y llegues a ese instante tomándolo como un proceso
transitorio, una fase, que no es ni de lejos, mas traumático que nacer.
Hay gente muy despierta espiritualmente que opina que vivimos hasta que
decidimos nacer, y es entonces cuando realmente morimos, ya que dejamos
de ser libres, para empezar a estar limitados por ese vehículo físico.
Decidimos pasar este trance para adquirir conocimiento, estarás pensando
que hablo de reencarnación y quizá esto rompa algún dogma de fe, solo
reencarna quien así lo desea, en nuestra existencia desencarnada,
tomamos la decisión de que precisamos adquirir cierta experiencia y que
esa experiencia debe ser adquirida viviendo físicamente. Elegimos
cuando, como y donde nacer, quien serán nuestros padres, cual es el
cometido existencial que nos impulsa a vivir esta experiencia, el
proceso para lograrlo y el final de la misma, sea cual fuere este, y sin
duda, siempre el que más se adecue a aquello que precisamos. Durante
esta existencia física podremos elegir libremente como queremos vivir y
si nos desviamos del patrón existencial que prediseñamos para adquirir
el conocimiento que precisamos, nos reubicaremos, esto generalmente pasa
de forma brusca, para que tomemos conciencia y retomemos el programa
diseñado.
Solemos pensar erróneamente que nacemos
solos y morimos solos y esto es literalmente falso, durante toda nuestra
existencia física estamos acompañados y somos guiados para que logremos
con éxito nuestro propósito de vida, lo mas seguro que a lo largo de tu
vida notes esa presencia, lo llames Dios o ángel de la guarda, lo
cierto es que no es nada de esto, si no tú mismo, en el mundo espiritual
se le conoce como el Yo superior. No es mas que una parte de ti que no
encarno y que se asegura que cumples lo acordado, se comunicara
constantemente contigo de forma intuitiva, dándote esas corazonadas y
siendo lo que llamamos, la voz de la conciencia, que nos dice que, y que
no es correcto según el programa de vida que elegimos, ya que al
encarnar olvidamos quienes somos y para que venimos.
Recordar quienes somos es esencial para enfocarte adecuadamente.
Esta voz interior nos dirá donde y como
debemos actuar, para conseguir nuestra meta. No es preciso creer,
tampoco ser buenos o malos, solo vivir conscientemente y escuchar a
nuestro guía para saber cual es el camino, pero aun así, somos libres de
hacernos los sordos y omitir esta voz interior y hacer nuestra
voluntad, solo entonces si te alejas demasiado, tu Yo superior te dará
esa patada en el culo que necesitas para que espabiles y vuelvas al
trabajo. A quien no le ha dado la vida una bofetada alguna vez, pues
esas bofetadas te las das tú mismo, para que vuelvas al camino que hará
que consigas tu meta.
Se suele pensar erróneamente que venimos
de vacío y nos vamos igual, lo cual es totalmente falso. En el proyecto
de tú vida, la materia que logres atesorar es la única que no te
acompañara, el resto se va contigo después, por eso es fundamental no
sentir ciertos apegos, porque a la hora de marcharte serán un lastre del
que no es fácil deshacerse. Nacemos con un bagaje y un plan, este plan
es como he comentado un pequeño croquis, que puede ser alterado, de
hecho, solemos alterarlo con bastante frecuencia, y el bagaje es todo
aquello que traemos de vidas pasadas, traumas, miedos y sobre todo
experiencia, a pesar del velo del olvido, es innegable como tenemos
habilidades para ciertas disciplinas, que incluso desconocíamos, buen
oído y destreza para la música, buenas manos con la artesanía o el arte,
la cocina o cualquier rama de la ciencia o la medicina. Se suele decir
que es vocacional, cuando se siente cierta pasión por una actividad
concreta, pero no es así, es la experiencia acumulada la que provoca un
alto nivel en las distintas disciplinas, y esa vocación, no es mas que
la consecuencia de unas cuantas vidas dedicadas a ellas, por lo tanto.
solo recordamos cuando nos enfrentamos a ciertas tareas, es algo
instintivo y natural, que apenas precisa aprendizaje, simplemente,
porque ya dominabas esa materia. ¿Qué nos llevamos de esta vida? Todo lo
no material, te llevas toda tu experiencia, todo el conocimiento que
hayas acumulado, se sumara en tu cuenta, y perdurara en tu ser, también
te llevas el recuerdo de esa vida, las experiencias, los éxitos, los
fracasos, los sin sabores y todos tus momentos de gozo y felicidad, pero
lo mas importante que te llevas es el amor, todo el amor recibido y por
supuesto, todo el amor que hemos dado, sobre todo este ultimo, todo ese
amor incondicional y puro que repartimos a los demás, nos es devuelto
de golpe, llenándonos de luz, de energía pura.
Este es el equipaje que nos llevamos
principalmente, después empezaremos a deshacernos de nuestra identidad
(mente) y ser solo espíritus, energía pura que pasaría por un periodo
digamos de descanso, hasta que llegue el momento idóneo para volver a
encarnar. El momento preciso en el que el desarrollo histórico y
cultural se adapte a las necesidades evolutivas de nuestro espíritu, que
no se nos olvide, que no somos un cuerpo con espíritu, si no un
espíritu que toma un cuerpo para vivir esa experiencia. Si asimilamos
este concepto será fácil comprender que una vez termine nuestra estancia
física en este espacio/tiempo, tendremos la posibilidad, si así lo
queremos, y creemos propicio evolutivamente hablando, volver.
Cuando desencarnamos y nos deshacemos de
nuestros apegos y nos llevamos nuestra memoria, repasaremos nuestra
vida y cotejaremos aquello que nos sirvió y lo que no, o simplemente nos
falto eso concreto por hacer en nuestro plan previo, como si de una
lista se tratase, tachamos aquellos objetivos logrados y veremos que nos
queda aun por vivir. Después accedemos a un espacio idílico, llámalo
cielo, paraíso, como quieras. Allí estaremos con otras almas afines,
algunas de ellas fueron familia, amigos o incluso enemigos, todos te
recibirán como en una fiesta y recordareis y os reiréis de esas
situaciones que experimentasteis juntos, os alegrareis de lo mucho que
aprendisteis gracias a ellas y lo mucho que os sirvió aquel drama, para
tomar conciencia y dar el siguiente paso. Este regreso es como una
vuelta al hogar, una vuelta a casa, el sitio que realmente te pertenece y
no eso que dejaste atrás que por otro lado, pronto dejaras de echar de
menos.
Fuente: La Cosecha de Almas
Comentarios
Publicar un comentario