La Sanación de las Heridas Sagradas a través de los Registros Akáshicos
El trabajo con y a través de los Registros Akáshicos tiene infinidad de
aplicaciones útiles, siendo una de ellas la sanación de las heridas
sagradas que, por un motivo u otro, prácticamente tod@s tenemos en
nuestro haber personal. Unas veces, esas heridas se produjeron a edades
muy tempranas, incluso antes del nacimiento, si por alguna circunstancia
el embarazo y la llegada del nuevo ser que somos, no fue recibida con
amor y alegría por parte de nuestros padres y, especialmente de nuestra
madre, por ser su cuerpo el cáliz sagrado donde la semilla de la nueva
vida quedó sembrada y donde se desarrolló hasta alcanzar la madurez
suficiente para poder vivir en la vida exterior e ir adquiriendo, poco a
poco, la autonomía necesaria para hacer las cosas por sí misma,
diferenciándose a la vez de sus progenitores aunque, como no podría ser
de otro modo, guardando también estrechas y profundas similitudes con
ellos, no sólo por el inmenso regalo que nuestro padre y nuestra madre
nos hicieron al transmitirnos su código genético, sino también en
función de y de acuerdo con los aprendizajes, experiencias, vivencias y
demás situaciones que a lo largo de cada encarnación nos toca vivir,
asumir y disfrutar, con el fin de que nuestra alma adquiera cada vez una
experiencia mayor y más amplia aquí en la Tierra, aumente su capacidad
de comprensión, compasión, amor infinito y puro por todo, paz,
desarrollo…, antes de regresar al estado del que partió y ofreciendo
cuanto de aquí se lleva en su viaje de vuelta.
Nadie nace en un lugar, un país o una familia que no le corresponde.
Este tipo de equivocaciones, la verdad es que ninguna otra, no tiene
lugar dentro de la Creación Divina que tiene todo organizado y previsto
y, a la vez, deja todo abierto y pone en nuestras manos el libre
albedrío, por lo que esas previsiones no necesariamente se cumplen en el
tiempo estipulado para cada alma, sino a través de todas las vidas y
encarnaciones que cada una necesite para llegar a su perfección,
realizando todas las vivencias, aprendizajes, experiencias y, porque
todo es Uno, contribuyendo a las vivencias, experiencias y aprendizajes
de sus semejantes, especialmente de todas aquellas personas con las que
en cada encarnación se encuentra, con la intención de que cada una de
ellas, y todas a la vez, puedan realizar su cometido, su compromiso, su
propósito y tarea particular, esos que las almas acordaron llevar a cabo
antes de ponerse el traje terrestre y bajar a la Tierra desde los
reinos superiores y espirituales, donde se analiza concienzudamente todo
lo que en el medio terrestre se va a hacer, con el fin de que se lleve a
cabo de la manera más adecuada posible, proporcionando siempre la mayor
cantidad de evolución, desarrollo y beneficio disponible para todas las
partes involucradas.
Como consecuencia de ello, y también como punto de partida, todo lo que
en el plano de tercera dimensión parece un castigo, una prueba, una
dificultad, un obstáculo, un perjuicio, una herida, y todas las demás
palabras que usáis para mencionar todas aquellas cosas que os parecen
perjudiciales, no son sino acuerdos sagrados que elegisteis y firmasteis
antes de encarnar. Acuerdos o contratos, como prefiráis decir,
relacionados con esas experiencias, aprendizajes, vivencias y también,
¡cómo no! creaciones, experimentaciones, pruebas, desafíos…, no puestas
por nadie, ni siquiera por la Divinidad misma, sino escogidas por
vosotr@s, en estado de alma, para lograr esa mayor evolución,
conciencia, amor, comprensión, compasión, luz, creatividad y demás
cualidades divinas que cada alma, sin excepción, ha de desarrollar y
extender a lo largo y ancho de su existencia eterna e infinita, porque
nunca se acaba el desarrollo, la evolución…, de la misma manera que
nunca se acaba ni se acabará la Vida. La Vida es eterna e infinita,
porque ha nacido de una Inteligencia Suprema que también lo es y, por lo
tanto, no podría haber creado algo diferente a Ella, algo que estuviera
por debajo de su vibración energética, de sus cualidades, de sus
características, talentos, dones, habilidades… Es verdad que, una vez
atravesados los planos superiores y dentro en la atmósfera de la Tierra,
la densidad necesaria para que una alma pueda manifestarse ahí, rodea
de tal modo vuestra chispa divina, vuestra semilla cósmica y celeste,
rodea de tal manera lo que en realidad sois: plena y pura Luz, Amor,
Sabiduría, Sanación, Paz, Inteligencia, Conciencia…, que parece que
habéis sido cread@s de un modo y de un material diferente por completo a
aquél que forma a la Nada, al Todo, a Dios/Diosa/Todo Lo Que Es, o como
quiera que llaméis a la Inteligencia, la Voluntad y el Amor de los que
todo ha partido y a donde finalmente todo tendrá que volver.
Ese vestido terrestre, el vehículo que vuestra alma necesita para cada
encarnación, léase el cuerpo físico, con todas sus características y
peculiaridades, necesariamente ha de pasar por todas y cada una de las
experiencias propias de ese plano denso y material en el que os
encontráis en ese planeta azul que llamáis Tierra, y que en muchos otros
puntos del Cosmos llamamos Urantia. Pero en fin, no es éste el lugar ni
el momento para hablar de esto. Lo mencionamos sólo de pasada y para
que tengáis presente que hay muchos conocimientos y sabiduría
relacionada con ese planeta que todavía no sabéis y que irá saliendo a
la luz a medida que el avance de vuestra conciencia se produzca y
tengáis cada vez un mayor acceso a toda la información relativa a ese
planeta de encarnación y de experimentación como no hay otro en el
Universo Infinito. Volviendo al vehículo terrestre, al cuerpo físico que
vuestra alma elige para viajar por la Vida en la Tierra en cada
encarnación, para experimentar lo que sólo ahí se puede experimentar, es
imprescindible que tengáis en cuenta y recordéis continuamente, que
bajáis a ese planeta azul, no os caéis ni nadie os tira, a conocer todo
tipo de situaciones, relaciones, acontecimientos… y por eso, para que
esto pueda tener lugar, no os queda otra alternativa que pasar y
experimentar tanto cosas agradables, bonitas, placenteras, extáticas…
como también todas las cosas opuestas a ellas.
En realidad, fuera del plano terrestre, una dimensión que durante
muchos siglos ha dado preferencia al intelecto, a la razón y a lo que
sólo se puede percibir con los sentidos físicos, por encima de la
intuición, el saber y la guía interior, las emociones superiores, la
espiritualidad…, no existe esa dualidad que tanto os preocupa y crea
dificultades ahí, porque todo participa de la Unidad. Pero ahí, en la
Tierra, una de las experiencias por las que habéis de pasar, mejor
dicho, una de las experiencias que vuestra alma elige para su mayor
evolución y perfección es, precisamente, la de la dualidad. Y por ese
motivo, cuando lleváis el traje terrestre, lo mismo que les ocurre a los
astronautas con el traje espacial pero a la inversa, tenéis que
véroslas con todos los polos, con todas las alternativas, con todas las
posibilidades de la densidad y la materia. No con todo de golpe, claro
está, porque sería excesivamente arduo hacerlo todo en una sola
encarnación, aunque sí con bastantes de las cosas que habéis elegido
conocer y experimentar cada vez. Por eso, fuera del plano de la densidad
y la materia, dentro del plano de la Unidad y del Espíritu, no existe
el concepto de herida, de la misma manera que no existen la culpa, la
vergüenza, el juicio ni toda esa palabrería que tanto os gusta usar y
que tanto, ¡lamentablemente! os lleva al dolor y os aleja de lo que en
realidad sois: seres divinos, maestr@s de la Vida y trabajadores al
servicio de la Luz, en comisión de servicio y llevando a cabo, siempre,
tareas importantísimas para la Vida en todas partes.
Sí, porque el mero hecho de aceptar encarnarse ya es un magnífico y
bello servicio a la Vida, cualquiera que sea lo que hagáis, eso no
importa. Lo verdaderamente importante es haber aceptado hacerlo, haber
aceptado poneros el traje terrestre, siendo lo grandes que sois y, al
mismo tiempo, mostrando vuestra humildad y aceptando poneros al servicio
de la Vida, para que la Vida crezca, se desarrolle, se expanda y se
haga más y más infinita cada vez, más y más luminosa, más y más
consciente, más y más llena de amor, porque la Vida necesita de vuestro
servicio, de vuestra entrega, del amor que ponéis en lo que hacéis. Sí,
porque incluso cuando creéis que estáis haciendo las cosas por
obligación, porque no tenéis otra alternativa o porque no os queda más
remedio, la verdad es que lo estáis haciendo por amor, por un inmenso y
puro amor, disfrazado, eso sí, de queja, de dolor, de protesta, de rabia
incluso, pero de un gran amor en definitiva, porque lo único que en
realidad existe en el fondo de todas las cosas y de todos los seres,
terrestres y de otros planetas y dimensiones, es el AMOR. El AMOR
INFINITO y PURO por todo cuanto existe.
Fijaos en los animales, en las hierbas del campo, en las flores, en los
ríos, en vuestros semejantes… ¿Podrían haber sido creados por otra
energía, inteligencia, conciencia y función diferente al Amor? Por eso,
fuera del plano terrestre, y también dentro de él cuando conseguís dejar
la mente (el yo terrestre) a un lado, todo es sagrado y lo que vosotr@s
consideráis un obstáculo no es sino una oportunidad de mayor
crecimiento y de mayor capacidad para amar. Ahí, en ese espacio, todas
las heridas no son sino motivos para que os conozcáis más profundamente y
os deis cuenta de todo lo que podéis hacer, de todos vuestros talentos y
capacidades y, sobre todo, sobre todo, para que seáis conscientes de
que, en realidad, nada os puede destruir ni haceros el más mínimo daño,
porque nada ni nadie puede destruir lo que es eterno y siempre lo será,
nada ni nadie puede quitaros la más mínima micra de vuestra esencia
divina, y todo, en cambio, os fortalece, os enriquece, os engrandece y
os hace más sabi@s en el preciso momento en que os dais cuenta de que
está ahí para ayudaros, para vuestro mayor beneficio y para que os améis
cada vez más, pase lo que pase, sin condiciones, ninguna, ni la más
pequeña que podáis imaginar. En ese espacio santo, sí, no temáis usar
esta palabra, los defectos no son sino virtudes sin desarrollar,
expresar y experimentar, talentos esperando ser reconocidos y
utilizados. Los obstáculos no son sino escalones y trampolines que os
impulsan y catapultan cada vez más arriba en la escalera de la
evolución, de la conciencia, de la sabiduría, del poder interior y de
todo lo mágico y divino de la Vida.
Por eso, todo el dolor padecido, y todo el que otras personas hayan
padecido por vuestros actos, podéis sanarlo dentro de vosotr@s mism@s y
una manera de hacerlo es con la ayuda de los Registros Akáshicos. Con
ellos también podéis darle la vuelta al dolor y convertirlo en un
magnífico aliado, en un compañero fiel que os indica qué necesita ser
sanado en cada ocasión, en un extraordinario guía de viaje, de ese viaje
apasionante y maravilloso que nunca termina: el viaje hacia vosotr@s
mism@s, hacia vuestra divinidad y hacia el encuentro con la Divinidad
Creadora, que es lo mismo que decir al encuentro del Todo, al regreso a
la Unidad de la que un día os separasteis para llevar a cabo el viaje
terrestre y material. Con la guía y la tutela de los Registros de
vuestra alma, podéis llevar a cabo esa transmutación alquímica, ese
convertir los metales pesados del dolor, la rabia, la tristeza, el
resentimiento, el odio…, en el oro puro de la alegría, el amor, la
libertad, la paz interior, la comprensión y todas las demás cualidades
divinas. Gracias a ello, cada vez hay un mayor disfrute para vuestra
alma y también, ¡cómo no! para vuestra personalidad terrestre, de la que
no tenéis que olvidaros para ser más espirituales. Ya sois espirituales
y no tenéis que hacer nada para serlo ni para serlo más. En el espíritu
no hay más ni menos, sólo hay espíritu, todo el tiempo. Incluso en el
acto más material y práctico de vuestra vida, el espíritu siempre está
detrás, entre bambalinas, dirigiéndoos hacia lo que más necesitáis y os
conviene. Sí, comprendemos que suena increíble, pero así es. El ego
terreno tiene su importancia, su utilidad y su función, de lo contrario
no existiría. Sin embargo, él no es el director de la orquesta ni el
conductor del vehículo, es sólo el copiloto, el encargado de realizar
todo lo que el Ser Superior, el alma, no puede llevar a cabo porque no
tiene manos, cuerpo ni pies. Por eso necesitáis un vehículo terrestre
para que vuestra alma haga, durante la experiencia terrestre, todo lo
que tenga que hacer en ella. En el momento en que el ego comprende esto,
algo que ocurre cuando le abrís la puerta al alma y permitís que se
convierta en la directora de vuestra vida, el yo terrestre empieza a
hacer su papel de una manera nueva y diferente, se pone al servicio de
lo divino, y entonces las cosas empiezan a cambiar a vuestro alrededor y
sois capaces de verlas con ojos nuevos, con los ojos del alma, libres
de la venda del autoengaño, del miedo, del rencor y de la falta de
poder.
En el momento en que admitís lo sagrado en todo, empezando por vosotr@s
mism@s e incluyendo ahí todas vuestras heridas, pasadas o presentes,
sustituís el rencor, el deseo de venganza y el sentimiento de culpa, por
el perdón, un perdón radical (de raíz), que comprende el sentido de
todo lo acaecido, vuestro y de otras personas, llenando todo y a tod@s
de amor genuino, empezando por el amor genuino y libre de juicios por
vosotr@s mism@s, un amor que si no sentís por vosotr@s, no podréis
sentir por ninguna otra persona, sí ninguna, porque nadie puede sentir
por otr@ ni darle lo que antes no ha desarrollado y alimentado dentro de
su ser. El perdón radical y el amor genuino por tod@s y por todo no
quiere decir que todo de igual y que no importe lo que se hace. Desde
luego que todo no da igual y sí importan todos los actos. A lo que se
refiere ese tipo de perdón es a la necesidad de ver todo y a tod@s sin
juicios, sin condenas, sin críticas ni expectativas, sin lamentos por lo
que podría haber sido y no fue o, al contrario, por lo que fue y al ego
le parece que no tendría que haber sido. Esto no tiene sentido. Lo que
fue, fue y lo que no fue, no fue. De lo que se trata es de liberarse de
ese apego, de esa atadura al juicio, al resentimiento o a la condena,
poniendo compasión, comprensión, amor, paz y luz en todo y en tod@s,
asumiendo cada cual su parte de responsabilidad, y dejando a un lado los
sentimientos de culpa por haber actuado del modo en que lo hicisteis, o
el intento de culpar a otr@s por sus actos, considerando que tenían que
haber actuado de una manera diferente. Cada persona, en cada momento y
circunstancia de su vida, actúa de la manera en que lo hace de acuerdo
con sus conocimientos, desarrollo, edad, grado de evolución, estado
anímico, consciencia y un largo etcétera de cosas. Pensad en vosotr@s
mism@s de este modo y comprobaréis en vuestra propia carne y en vuestro
propio corazón que esto es cierto. Luego pensad por qué y cómo tendría
que ser diferente para otras personas. ¿Le encontráis sentido? ¿Sois
capaces de encontrar alguna diferencia? Por eso insistimos tanto en
decir que todo es perfecto y que cada persona actúa siempre lo mejor que
sabe y puede, con la conciencia, el desarrollo, los conocimientos, el
estado interior y las circunstancias que le han tocado y le tocan vivir.
A toro pasado y desde la barrera, las cosas se ven de otro modo y es
mucho más fácil torear, pero probad a meteros en el ruedo y a poneros
delante de un astado de seiscientos o setecientos kilos de peso,
¿torearíais igual? Seguro que no.
A través de vuestros Registros Akáshicos, los archivos de energía,
amor, sabiduría y luz de vuestra alma, también podéis ver cómo eso que
llamáis heridas son oportunidades para crecer, emplear vuestro inmenso
poder interior, poner en marcha herramientas y capacidades que
desconocíais hasta ese momento, aprender a pedir y recibir ayuda, o a
darla cuando otr@s la necesitan. Recordad siempre que allí donde se
plantea o surge un problema, al mismo tiempo, se plantea y surge su
solución. Esto es así porque la energía y la inteligencia del problema y
de la solución son una y la misma cosa, sólo que expresada de dos
maneras diferentes. Una de esas maneras, de nuevo nos encontramos con la
dualidad, se presenta en forma de problema, de dificultad, de síntomas
corporales…, y la otra llega en forma de solución, de facilidad, de
sanación… La mayoría de las veces, por no decir casi todas hasta que
despertáis y eleváis vuestra conciencia, cuando os encontráis con la
primera modalidad de situaciones os enfadáis, os quejáis, empezáis a
maldeciros por vuestra mala suerte, pensáis que tendríais que haber
actuado de otra manera… y recordáis una y otra vez lo ocurrido, dándole
más y más vueltas en vuestra mente, prestándole más y más atención y
alimentándolo tanto con vuestra energía que lográis que lo sucedido
crezca y se multiplique hasta un tamaño inusitado, muchas veces el
triple o el cuádruple del hecho real en sí.
De ese modo, al centraros sólo en la “dificultad”, os priváis de ver la
solución, que está siempre al lado de ella, pero que os pasa
inadvertida por vuestra cerrazón y vuestro enfado. En cambio, cuando
ante los imprevistos de la Vida, que desde luego tiene muchos, de eso se
trata, sois capaces de serenaros, de respirar profundamente varias
veces, de ir hacia vuestro interior y de preguntaros para qué bien
mayor, para qué aprendizaje, para qué maravillosa experiencia ha
aparecido esto en vuestra vida, precisamente en el lugar y en el momento
en que lo ha hecho, conectáis con el amor que sois y le pedís consejo y
guía a vuestra alma, plenamente conscientes de que todo tiene un
sentido y es causal con vuestra trayectoria vital y vuestro desarrollo
en cada momento, no sólo lograréis que lo acaecido se mantenga tal como
es sino que, sobre todo, seréis capaces de encontrar la solución
creativa, y con frecuencia mágica, de ese contratiempo imprevisto, que
no está sino a su lado, que no está sino dentro de vosotr@s, porque si
sois creador@s y sin duda alguna lo sois, y habéis sido capaces de crear
el contratiempo, ¿sería posible no crear también la solución? Los
archivos del alma os muestran que lo mismo que podéis crear
dificultades, problemas y pruebas para aprender, experimentar y ver las
cosas cada vez de un modo nuevo y con una perspectiva más amplia y
amorosa, también podéis crear, y desde luego creáis, la manera de
resolverlas y de salir airos@s de ellas. De hecho hacéis las dos cosas
todo el tiempo, aunque much@s de vosotr@s todavía no sois conscientes de
vuestro poder creador, y por eso os lamentáis y tratáis de buscar la
causa y la culpa de lo que no os gusta fuera, cuando en realidad la
causa y la responsabilidad, nunca la culpa porque para el alma no
existe, sólo está dentro de vosotr@s, tanto para lo que llamáis
positivo, apetecible, deseable y agradable como para lo opuesto. Si le
dais la vuelta a todo lo doloroso, del pasado o del presente, y lo
contempláis con esta perspectiva, con la perspectiva del alma y no del
yo terrestre, enseguida os daréis cuenta de que es cierto esto que os
decimos y que, en realidad, nadie os ha herido jamás ni tampoco vosotr@s
habéis herido nunca a nadie, sólo y todo el tiempo habéis estado, y
seguís estando, experimentando y viviendo situaciones de aprendizaje,
de comprensión, de desarrollo, de amor, de alegría…, l@s un@s para con
l@s otr@s, habéis hecho, y seguís haciendo, de maestr@s y de aprendices
l@s unos con l@s otr@s, porque ese fue uno de los pactos que hicisteis
antes de viajar a la existencia terrestre.
Todos los Seres de Luz que formamos parte de los Registros Akáshicos,
generales e individuales, estaremos encantados de recibiros y de
prestaros nuestra ayuda siempre que la necesitáis y nos sea requerida.
Sin vuestra petición, consciente o inconsciente, nosotros no podemos
intervenir porque hemos de respetar vuestro libre albedrío y vuestras
decisiones amparadas en él, aunque desde aquí, muchísimas veces, veamos
adonde os puede llevar el ejercicio de esa libertad, cuando no está
centrada en lo que más os conviene y en lo que más necesitáis, cuando no
está ejercida en compañía de su hermana gemela: la responsabilidad. En
esas ocasiones, tan numerosas, nos gustaría intervenir, pero nunca lo
hacemos. Es un requisito imprescindible para nosotros respetar vuestras
decisiones y por eso sólo actuamos cuando nos lo pedís expresamente,
aunque a veces expresamente pueda ser con una queja del alma o del
corazón, no tiene que ser emitida con palabras, si bien desde luego
preferimos que así sea porque, cuando utilizáis vuestro lenguaje para
pedir nuestra intervención, es que ya sois conscientes de nuestra
existencia y de nuestra capacidad para ayudaros, lo que tampoco
significa que vayamos a hacer por vosotr@s vuestro trabajo o que vayamos
a quitar de vuestro camino las situaciones que habéis de vivir.
Como hemos dicho antes, todas vuestras situaciones son elegidas antes
de la encarnación, muchas incluso con fecha y hora, de modo que nadie,
salvo el Creador, puede quitarlas de en medio y ni siquiera Él/Ella lo
hace, porque no os ha creado libres para quitaros esa libertad a las
primeras de cambio y mucho menos porque vuestro ego decida que así tenga
que ser. No obstante esto, siempre estamos con vosotr@s, tutelándoos,
protegiéndoos, enviándoos, como buenamente podemos, nuestras señales,
para que os deis cuenta de nuestra presencia y nos alarguéis la mano.
Siempre atenderemos vuestras peticiones de ayuda, de guía, de
orientación…, porque estamos encantados de acompañaros en vuestras
experiencias y de mostraros lo que necesitáis para que todo vaya sobre
ruedas y con viento propicio. No tenéis nada que temer. Estáis
suficientemente protegid@s por el Amor y la Luz del Creador. No
necesitáis protegeros de nada más, salvo de vosotr@s mism@s, cuando os
dedicáis a boicotearos y a ceder vuestro poder interior esperando que
alguien os salve y os libre de todo mal. Os amamos tal como sois. A
tod@s. Habéis hecho cosas muy grandes y estáis en camino de hacer otras
mayores aún, tan grandes que vuestra mente no alcanzaría a imaginar
siquiera. Vuestra alma sabe que es cierto…, porque ya las habéis hecho
antes y ella, en su archivo de luz, en su archivo akáshico, las tiene
registradas. Que así sea en amor y gratitud para la Vida en todas
partes. Amén, Amén, Amén.
Información canalizada por
María Dolores Sánchez-Villacañas de Toro
Directora y Psicoterapeuta de
Alcántara Psicología y Espiritualidad
María Dolores Sánchez-Villacañas de Toro
Directora y Psicoterapeuta de
Alcántara Psicología y Espiritualidad
Si quieres copiar este texto, haz el favor de reseñar que lo has tomado
dehttps://metamorfosisyvida.wordpress.com
e incluye también este comentario. De este modo, contribuimos a
establecer los valores de la nueva humanidad, libres de competitividad y
centrados en la colaboración mutua y el bien común. El conocimiento,
como la Vida misma, proviene de la Fuente Creadora y, por consiguiente,
es para tod@s, sin embargo, el trabajo de quienes se dedican a extender
ese conocimiento para el despertar de la conciencia colectiva, ha de
ser reconocido y por eso te pido que cites la fuente de la que tomaste
este escrito. Gracias y que Dios te bendiga. (16/17-VII-2014)
Comentarios
Publicar un comentario