Conocer las Energías y los talentos que somos para crear la vida que queremos




                                                                  Conocer las energías y los talentos de los que estamos compuest@s y, por lo tanto, somos, es imprescindible para crear y construir la vida que queremos vivir, así como también para viajar por ella plen@s de luz, amor, sabiduría, prosperidad, abundancia material y demás dones divinos que, como hij@s de la Divinidad Creadora que somos, nos pertenecen de pleno derecho. Bueno, en realidad ni nos pertenecen ni nos dejan de pertenecer, es sólo una manera de hablar, una forma de tercera dimensión de expresar las cosas porque, en realidad, siempre somos el Todo y, por consiguiente, siempre somos abundancia material, plenitud, luz, amor, sabiduría, paz, armonía y todo lo demás. ¿Por qué entonces, tantas veces, parece que las cosas ocurren justo al contrario de como las queremos, de como las planeamos y aun habiendo trabajado ardua y perseverantemente para materializarlas y disfrutar de ellas a nuestro alrededor?
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                                                                  Ya sabemos, especialmente gracias a la física cuántica, aunque también por otras disciplinas, que nos recuerdan que somos mucho más que un cuerpo físico, una mente y una personalidad determinada, que todo está hecho de energía, que todo es energía. En realidad, hay un 99’99999 por ciento de energía en todo y tan solo un 0’00001 de materia. Esta cantidad de materia es ínfima, si la contrastamos con la gran cantidad de energía presente en todo. Es prácticamente nada, matemáticamente hablando, de la misma forma que la otra cifra, la referida a la energía, es prácticamente todo. Si somos sobre todo energía, energía dotada de conciencia, inteligencia y capacidad para llevar a cabo unas funciones determinadas, ¿cómo es que damos tanta importancia a la materia?, ¿cómo es que damos más importancia a lo que menos somos que a lo que más somos? ¿Estará ahí la respuesta y la clave de por qué con frecuencia, aun teniendo muy claros nuestros objetivos y propósitos, las herramientas y los talentos necesarios para hacerlos realidad y la forma de  llevarlos a cabo, no conseguimos materializar nuestros deseos o, si lo hacemos, esto sucede pocas veces y el resultado se mantiene durante un corto período de tiempo?
                                                                  Entonces, si estamos hechos en un 99’99999 por ciento de energía y tan solo en un 0’00001 de materia, ¿qué podemos hacer para utilizar esa gran cantidad de energía que somos de una manera óptima, conseguir  con facilidad nuestros objetivos, mantener los buenos resultados en el tiempo y disfrutar de esa vida de felicidad, prosperidad, plenitud y abundancia material que merecemos y estamos en condiciones de lograr? Lo mejor que podemos hacer es, sin duda alguna, conocer al máximo posible nuestra composición energética y, a partir de ahí, ponernos a trabajar de una manera nueva para ir en pos de nuestros sueños, hacerlos realidad, mantenerlos vivos en el tiempo y disfrutar de ellos. Saber cuales son nuestras energías básicas, la base energética con la que hemos venido a la vida en la Tierra en esta ocasión, es también fundamental para comprender por qué nos ha estado ocurriendo todo lo que nos ha ocurrido, por qué nos llevamos mejor o peor con unas personas que con otras, por qué a veces frenamos nuestros proyectos y capacidades, por qué solemos vernos envuelt@s en el mismo tipo de dificultades y situaciones una y otra vez, sin que parezca que haya una solución posible y duradera, etc.
                                                                  La Vida, el Universo y nuestro Ser Superior,  una de las muchas santísimas trinidades que somos, siempre conspiran a nuestro favor, es decir, a favor del yo terrestre, de la personalidad, que es la que está aquí, en el plano denso de la existencia y viviendo unas experiencias que sólo en el ámbito terreno se pueden vivir. De modo que, si esas tres fuerzas (y muchas otras) siempre están de nuestro lado y propiciando nuestro mayor beneficio, incluso cuando pasamos por situaciones duras, difíciles y dolorosas, si no conseguimos nuestros propósitos, esos para los que estamos suficiente e incluso sobradamente preparad@s, ¿no será que necesitamos conocernos de verdad, profundamente, saber de qué energías y fuerzas estamos hech@s, de qué modo éstas se combinan y manifiestan en nosotr@s de una manera específica y única, para comprender el sentido de nuestra existencia y utilizarlas luego de un modo nuevo y diferente, y no sólo a pleno rendimiento, cosa que muy probablemente no siempre hemos hecho, sino también del modo más apropiado y propicio posible, con la intención, la atención, la conciencia y la voluntad puestas en lograr esas mercedes que tanto merecemos y tenemos derecho a ver manifestadas a nuestro alrededor?
                                                                  Es cierto que tod@s somos dios@s creador@s y maestr@s, que tod@s albergamos en lo más profundo de nuestro ser un gran poder y una inmensa sabiduría, resultado de vidas y vidas de aprendizaje, crecimiento, evolución y metamorfosis de nuestra alma. También es verdad que, para tener acceso a esa fuente sabia, poderosa, maestra, divina y creadora que somos, primero hemos de encontrar cómo entrar en ella. Necesitamos encontrar una puerta de acceso y una llave que abra esa puerta para, a continuación, ver y reconocer todo cuanto hay en el interior de nuestro ser. Una de esas puertas es el conocimiento, la información, imprescindible para definirnos, reconocernos y discernir lo que queremos ser y lo que no. Gracias al conocimiento, desde luego un conocimiento que profundice en nuestra psique, en nuestro espíritu, en nuestra alma y también en nuestro cuerpo, vamos quitándonos capas y desvelando la esencia que somos. El conocimiento sin poder para utilizarlo puede estancarse y perderse, pero el poder sin un sólido conocimiento que lo acompañe, puede ser mal utilizado y resultar entonces dañino y peligroso. Ambas cosas son necesarias, al igual que el querer y el osar, que completan las cuatro virtudes mágicas, las cuales han de desarrollarse bajo la ley del silencio.
                                                                  La sabiduría, si bien no es sólo acumulación de conocimientos, también ha de estar, como el poder, muy apoyada en ellos porque, de lo contrario, difícilmente vamos a crecer, avanzar y evolucionar. Hasta donde yo sé, la ignorancia no nos proporciona ninguna de estas cosas. Tod@s l@s grandes maestr@s de la raza humana lo fueron, y lo son, porque pasaron, pasan, toda su vida aprendiendo y desarrollando su maestría. Es la única forma de seguir siendo l@s grandes maestr@s que fueron, que son. Luego, una vez adquiridos los conocimientos, hace falta integrarlos, ejercitarlos y desarrollarlos día a día. De ese modo, la energía y los talentos continúan reactivándose y trabajando cada vez más a nuestro favor. Y para que esa integración y ejercitación sean completas, necesitamos sentir y expandir la energía del amor, la llave maestra que abre todas las puertas, y la única fuerza verdaderamente creadora que existe en el Universo. Dicen los Pleyadianos que la información es luz y la creación amor, por lo que para crear, primero es necesario estar informad@s, tener conocimientos y tener también conocimiento del ser. Cuando unimos el amor: la creación, a los conocimientos/información: luz, de una manera coherente, llegamos a la sabiduría y, entonces, todo lo que nuestra mente proyecta y nuestro amor alimenta, se convierte en realidad y se hace visible a nuestros ojos.
                                                                  Son varios los sistemas de los que disponemos para conocer nuestra composición energética fundamental, nuestra base de energías esenciales y nuestros talentos, con la intención, la atención, la conciencia y la voluntad puestas en convertirnos en nuestro mejor yo, en la versión más elevada, avanzada y propicia de nosotr@s mism@s, un yo que nos permitirá ser quien realmente somos, lograr esa vida que queremos y disfrutar en ella de todos los regalos que están ahí, preparados para nosotr@s, desde hace eones de tiempo, esperando que nos decidamos a dar el salto cuántico necesario que los traerá del futuro y los materializará ante nosotr@s, para el deleite de nuestros ojos, de nuestros oídos y de todos los demás sentidos físicos y metafísicos con los que contamos. Conocer nuestra base energética y nuestras capacidades innatas, nos proporciona igualmente una información muy valiosa respecto a los aprendizajes y experiencias que hemos venido a vivir, las tareas y cometidos que hemos elegido hacer y la misión o las misiones de vida que hemos venido a cumplir en esta ocasión.
                                                                  La carta astral de nacimiento, el horóscopo maya y la numerología, son tres de los sistemas que nos proporcionan un más amplio y profundo conocimiento de lo que en esencia somos, mostrándonos de una manera muy clara nuestra composición energética básica y nuestros talentos, así como también las tareas, cometidos y misión de vida que hemos venido a realizar en esta encarnación. Para saber además cómo manejamos esas energías que somos en nuestro ámbito cotidiano, contamos con los arquetipos de sanación psicoespiritual, gracias a los cuales podemos saber cómo están nuestras chacras, el aura, las esencias espirituales…, y hacer después las modificaciones oportunas para que nuestra base energética se despliegue y manifieste en todo su potencial. Cada uno de estos sistemas y herramientas para el autoconocimiento, la comprensión y la actuación óptima, que nos conducen hasta el pozo de la sabiduría y la abundancia que somos, son independientes entre sí y, a la vez, complementarios, ya que cada uno de ellos nos ofrece un punto de vista distinto de nosotr@s mism@s, contribuyendo todos en conjunto a saber cómo es cada pieza del puzzle y cómo cada una de ellas trabaja para formar la imagen total y mostrarnos el puzzle completo, sacando a relucir lo que verdaderamente somos y abriéndonos las puertas a todo lo que podemos hacer con ello.
                                                                  Para ahondar más en nuestros talentos y capacidades, contamos con la ayuda de muchos tarot y oráculos, como, por ejemplo el Tarot de Marsella y de Rider-White, los más conocidos y con los que yo habitualmente trabajo. Gracias a que conozco mi composición energética básica, mis talentos, mis capacidades y a mi trabajo continuo en ese camino, utilizando las herramientas mencionadas, puedo crear y desarrollar mis propios oráculos, como el del Árbol de la Vida, el de las Cualidades del Amor Divino y el de los tattwas, con los que no sólo sigo profundizando en mi propio conocimiento, sino que también utilizo para ayudar a otras personas a conocer más a fondo el ser auténtico y valioso que son. Otro sistema imprescindible para conocer nuestras potencialidades, y también los frenos que a veces pone nuestra personalidad terrestre, son los Registros Akáshicos, cuya lectura nos pone en contacto con nuestros Guías, Maestr@s, Grupo de Almas, Seres Queridos y demás entidades de Luz, Sabiduría y Amor que siempre nos acompañan en nuestro sendero de aprendizaje, experiencia y evolución, guiándonos y enviándonos los mensajes que necesitamos conocer, para realizar esos cambios que favorecen un nuevo estado del ser y un vida más acorde y coherente con lo que en esencia somos.
                                                                  Para fortalecer y ampliar nuestros talentos y habilidades, así como para dar cada vez un mejor uso a nuestra composición energética básica, elevar nuestra vibración y aumentar nuestra conciencia, también podemos trabajar con otras muchas energías, inteligencias, conciencias y funciones arquetípicas como, por ejemplo: los Arcángeles y las Arcangelinas; los Rayos de Fuego Cósmico; los Ángeles; l@s Maestr@s Ascendid@s; las diosas y los dioses de las distintas culturas y mitologías, además de otros muchos símbolos y arquetipos de la Mente Divina que nos proporcionarán, en cada ocasión, las cualidades y características necesarias para afrontar con éxito todas las situaciones y acontecimientos de nuestra vida, sentirnos satisfech@s y permanentemente content@s, agradeciendo continuamente cuanto somos capaces de hacer, atraer y recibir, y manifestando todo el tiempo nuestro amor, por nosotr@s mism@s y por cuanto nos rodea porque, al fin y al cabo, todo está hecho de Amor y todo no es sino Amor, desde la partícula de polvo más pequeña hasta el mayor de los universos.
María Sánchez-Villacañas de Toro
Alcántara Psicología y Espiritualidad

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