No existen las soluciones mágicas.
Algo que me he dado cuenta hace mucho
tiempo, en este camino espiritual que he emprendido, es que no existen
las soluciones mágicas.
Ir a un terapeuta, o depositar nuestra
confianza en una creencia o en algo que puede ser nuestra salvación, es
un error muy común. Creer que algo “mágico” va a solucionar nuestros
problemas así como si nada, es depositar siempre en el ‘otro’, lo que
nosotros no podemos solucionar.Y ese depositar en el ‘otro’, se va transformando en una infinita postergación del cambio.
A no confundirnos, no hablo en contra de ninguna terapia
espiritual ni de ninguna creencia. Al contrario creo que todo suma y
muchas veces cuando estamos fuera de control, necesitamos la ayuda de un
terapeuta que nos ayude a encontrar nuevamente nuestro eje. Pero en ese
reencuentro con nuestro centro, es en donde radica el quid de lo que
estoy escribiendo.
Ninguna terapia o creencia va a solucionar aquello que no estamos dispuestos a cambiar.
Seguramente habrá mejoras transitorias, pero los problemas de fondo
continuarán eclosionando de vez en cuando, en desmedro de nuestra salud,
nuestros proyectos y nuestro bienestar.
Si queremos verdaderas soluciones debemos trabajar en ello. Debemos cambiar hábitos, tener conducta y por sobre todo la plena convicción de que estamos haciendo lo correcto.
No podemos seguir eternamente siendo espirituales ‘de a ratos’ o cuando ‘nos sentimos mal’. La espiritualidad es un trabajo interno, diario que nos moldea y produce cambios profundos.
Muchas veces meditamos o hacemos alguna
terapia de energía, pero luego en nuestro andar diario, caemos en la
sintonía de la queja, de la crítica o del pensar negativo.
Cuando sucede eso es porque no estamos
haciendo un cambio, no estamos trabajando por un cambio profundo en
nuestras vidas y difícilmente obtengamos buenos resultados.
Trabajemos por erradicar los
pensamientos negativos, las etiquetas de nuestra mente, observemos al
mundo y a las personas con amor. Evitemos la TV e internet tóxica.
Afirmemos a diario nuestros pensamientos
positivos, perdonemos aquellas viejas heridas. Alejémonos de las
personas ruidosas y llenas de críticas y quejas.
Abandonemos de a poco los malos hábitos y
trabajemos por aquellos que son saludables. Las terapias serán un gran
soporte para nuestro cambio, pero la mayor parte depende de nosotros, de
ir reencontrándonos de a poco con nuestro ser y con nuestro centro.
Página de Gerdix
Fuente: Sincro Destino 2012
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