Nuevos estudios demuestran que el tiempo es una consecuencia del Entrelazamiento Cuántico.
El Tiempo es un fenómeno emergente como efecto del Entrelazamiento Cuántico tal y como demuestran los primeros resultados experimentales.
Cuando
las nuevas ideas de la mecánica cuántica comenzaron a expandirse en las
tendencias de la ciencia durante la primera mitad del siglo 20,
comenzaron a aplicarse a los principios de la gravedad y de la teoría
general de la relatividad.
Inmediatamente
se puso en evidencia de forma clara que los dos enfoques anteriores
eran entre sí completamente incompatibles, así que cada vez que se
intentaba una aproximación de los principios, las ecuaciones resultantes
arrojaban datos de reducción al infinito, algo hasta entonces absurdo,
haciendo imposible que los resultados cobraran sentido.
Todo
lo anterior hasta que a mediados de los años 60, el físico Bryce
DeWitt, consiguiera combinar las hasta entonces incompatibles ideas en
resultados clave, que desde entonces se conocerían como la Ecuación de
DeWitt, que permitiría entender y permitir los molestos problemas de los
infinitos como base en las ulteriores formulaciones. Un enorme avance.
Pero
a pesar de solventar un problema, comenzó a introducir otro más
complejo. El nuevo problema fue que el tiempo ya no tenía relevancia en
la nueva ecuación, en la medida en que se afirmaba que nunca pasa nada
en el universo, una predicción que es claramente contraria a la
evidencia observaciones. Otro gran absurdo.
Este
enigma, que los físicos llaman “el problema del tiempo ‘, ha demostrado
ser la espina de los físicos modernos, que trataron de ignorarlo, pero
con poco éxito.
Todo
ello hasta que en 1983 los físicos noveles teoréticos Don Page y
William Wooters, trajeran la solución basada en el fenómeno del entrelazamiento
cuántico, entendido como la propiedad exótica en la cual dos partículas
cuánticas comparten la misma existencia incluso a pesar de estar
separadas físicamente. (1)
El
entrelazamiento es un profundo y poderoso enlace entre las partículas, y
Page y Wooters mostraron cómo podía usarse para medir el tiempo, en la
medida que la evolución de dos partículas entrelazadas serviría como una
especie de reloj que podría ser usado para medir el tiempo.(2)
Pero
los resultados dependen del punto de vista del observador, es decir, de
cómo la observación es realizada. Una forma de hacer esto es comparar
el cambio entre las partículas entrelazadas con un reloj externo que es
enteramente dependiente del universo. Esto equivaldría a medir el tiempo
desde un observador que fuera como si Dios midiera desde fuera la
evolución de las partículas utilizando un reloj externo.
En
este caso, Page y Wooters mostraron que las partículas aparecerían
completamente descargadas, en cuyo caso el tiempo no existiría en ese
escenario.
Pero
existe otra forma de hacerlo que muestra un resultado completamente
diferente. En este caso sería un observador que desde dentro del
universo compararía la evolución de las partículas con el resto del
universo. En este caso, el observador interno vería un cambio y esta
diferencia en la evolución de las partículas entrelazadas comparada con
todo lo demás, constituye una importante medida del tiempo.
Ésta
es una elegante y potente idea. Sugiere que el tiempo es un fenómeno
emergente que se produce debido a la naturaleza del entrelazamiento. Y
existe sólo para los observadores dentro del universo. Cualquier
observador como un dios vería desde fuera un universo estático e
invariable, al igual que las ecuaciones de Wheeler-DeWitt predicen.
Por
supuesto, sin la verificación experimental, las ideas de Page y Wooter
no dejarían de ser meras ideas excepto por su curiosidad filosófica y
dado que no es posible poner un observador fuera del universo, es
altamente improbable comprobar la idea.
Hasta
ahora. Ekaterina Moreva y el Instituto Nacional de Investigación
Metrológica (INRIM) en Turín, Italia han desarrollado el primer
experimento que comprueba las ideas de Page y Wooters. Y el experimento
ha confirmado que el tiempo es de hecho un fenómeno emergente para los
observadores internos, pero inexistente para los observadores externos.
Para
ello han simulado la creación de un universo de juguete consistente en
un par de fotones entrelazados y un observador que pudiera medir su
estado de las dos maneras: El observador interno y el externo. En el
primer caso, el del observador interno, el observador mide la
polarización de un fotón, convirtiéndose así en enredado con él. A
continuación, compara esto con la polarización del segundo fotón. La
diferencia es una medida del tiempo.
En
la segunda configuración, los fotones de nuevo pasan a través de placas
birrefringentes que cambian sus polarizaciones. Sin embargo en este
caso, el observador sólo mide las propiedades globales de ambos fotones
comparadas con respecto a un reloj externo independiente.
En
este caso, el observador no puede detectar ninguna diferencia entre los
fotones sin estar entrelazado con uno o el otro. Por tanto, no existe
diferencia y el sistema aparece estático. Por tanto, el tiempo no
emerge.
Pueden
acceder al artículo y al estudio científico original en
arxiv.org/abs/1310.4691 :Time From Quantum Entanglement: An Experimental
Illustration.
La
implicación del descubrimiento es importantísima, ya que la validación
del principio implica entender que el tiempo es relativo y se mueve en
diferentes líneas, pero que como tal, simplemente es una consecuencia
del entrelazamiento cuántico.
Fuente: medium.com
Notas y Bibliografía.
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(1).-En
este sentido ver FET20120501 Entrelazamiento cuántico: Un grupo de
científicos logra por primera vez cambiar un evento en una de las líneas
del pasado.
(2).-En
este sentido ver FET20130601.Entrelazamiento cuántico:
por-vez-primera-varios-fisicos-crean-un-enlace-cuantico-entre-fotones-que-no-existen-al-mismo-tiempo/.
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