El gran misterio, por Jordi Morella
Nos
encontramos en tiempos donde se nos facilita que la oscuridad
desaparezca y nos muestre todo su contenido ante todo aquel que se
predisponga a saber de él mismo.
Grandes
puertas, hasta ahora cerradas para la mayoría de los seres humanos, se
han entreabierto para cruzar su umbral y pasar al espacio de la Luz, donde toda pregunta obtiene su respuesta, y donde la existencia tiene un sentido bien definido según cada uno.
Puertas
de un gran acontecimiento planetario y universal son abiertas para que
la ignorancia dé paso al conocimiento y éste pueda llevar al individuo a
la sabiduría.
Ahora
son instantes únicos en la evolución del firmamento, con nuestro
despertar como vida elegida para un libre albedrío y una consciencia
bendecida por la Gran Voluntad Divina, nuestra Fuente existencial.
Parte
de la humanidad ha despertado, acudiendo a esta llamada realizada desde
las más altas esferas celestiales. Parte de los seres con condición
humana han decidido aceptar este reto y adentrarse en el camino de la
Luz para saber y recordar quién es. Esta aceptación hace que cada uno de
los predispuestos sienta un impulso que le lleve a indagar sobre lo que
hasta ahora ha sido un misterio de nuestra existencia: nuestra
procedencia y quienes somos.
Multitudes
han despertado siendo atraídos por las buenas nuevas que se le han
presentado debido a los tiempos que vivimos, mostrando el fruto de otros
que, en un pasado, dieron los primeros pasos hacia la liberación del
alma y la comprensión de nuestra existencia en este plano dimensional.
Fueron los precursores de este movimiento de despertar y luz que ahora
vivimos.
El
somnoliento ser que ha empezado a despertar y a dar los primeros pasos,
busca en su entorno donde ver más luz y dirigirse a ella.
Precursores de antaño, con energía chamánica, abren sus puertas y su
camino para todos aquellos que sientan también este camino. Numerosas
propuestas destinadas a este fin llaman a la puerta de nuestro
despertar.
El ser busca y
busca para llenar esta inquietud de saber y conocimiento. Da pasos hacia
la materialización del bienestar interior. Sin darnos cuenta nos
abrimos a la búsqueda de aquello que, de algún modo, resuena en nuestro
interior. ¿Cómo podemos encontrar algo fuera de nosotros si lo que
sentimos se encuentra dentro de cada uno? Buscamos en la dirección
equivocada. Queremos Luz y nos olvidamos que esta Luz está en nosotros.
Continuamos buscando más allá de nuestro interior, aquello que ya se
encuentra en nosotros. Podemos encontrar puertas dispuestas a mostrarnos
el camino en nuestro entorno, pero tengamos presente que solo son
indicios para llegar a nosotros mismos.
Imaginaos
alguien que quiere saber cómo se construye una casa. Siente la
necesidad de saber cómo hacerse él mismo un hogar confortable, duradero y
seguro. Imaginaos que para esto, empieza a hacer cursos de cómo se hace
un altillo, desván o tejado. Para él esto es lo más importante en estos
momentos. Es lo primero que ha encontrado en su camino. Es un primer
paso, cierto, pero para la construcción de un hogar se necesitan unos
buenos cimientos y un buen material. En vez de empezar por aquí, se
adentra en el tipo de tejados y en cómo decorar su casa futura: muebles,
cortinas, tipos de cocinas,….
Este
ser está perdiéndose en su camino de despertar. Está valorando aspectos
que son posteriores a la esencia de una buena construcción e
ingeniería.
De alguna
manera, esto está sucediendo en los tiempos actuales. Cierto es que son
pasos que nos pueden llevar a la totalidad de la comprensión de un
cálido y reconfortante hogar, pero antes, uno debe de aprender a cómo
crear unos buenos pilares para que sostenga todo lo demás.
El
misterio continúa sin aclararse del todo. Nos centramos en aspectos, a
veces complementarios sin tener en cuenta lo que en verdad es
primordial, y éste, eres tú.
¿Por qué no empezamos por el qué sentimos cuando estamos en silencio?
¿Por qué no nos quedamos unos instantes sintiendo aquello que nos
inquieta? ¿Por qué nos sentimos removidos ante tal persona o situación?
¿Por qué me siento impotente en momentos determinados? ¿Por qué nos
alteramos cuando nos encontramos ante alguien en concreto o una
situación cotidiana? ¿Seguro que tenemos una buena base en nuestro ser?
¿Qué tal si empezamos por aposentar estos pilares internos para no
zozobrar cuando aparezca la mínima brisa en nuestro entorno?
El misterio continúa sin ser revelado la esencia de quienes somos. Buscamos de dónde venimos, técnicas con etiquetas diferentes,
siendo casi lo mismo que otras, potaje de actividades clasificadas para
el “buen desarrollo de la persona”, en cambio, continuamos sin mantener
del todo la estabilidad interior. Sentimos el vacío, a menudo, al no
llegar a percibir ni sentir la llave y la fuerza que hay en mí, en cada
uno, para transmutar toda situación de malestar en nosotros.
Muchas
veces empezamos por el tejado nuestro nuevo hogar. Vemos que estamos
dando pasos, pero no acabamos de sentirnos realizados, ni amados ni
comprendidos por los ambientes donde habitamos. ¿Por qué?
Es
bueno saber cómo realizar un tejado o un desván, pero de nada sirve, a
nivel de la practicidad de nuestro proceso si antes no anclamos unos
buenos cimientos para sostener todo lo que queramos construir después.
¿Un tejado encima de unos pilares desencajados y agrietados? Como en el
cuento de los tres cerditos, a la primera tempestad nos venimos abajo.
¿De qué ha servido hacer esta construcción si no ha habido una solidez y
firmeza en nuestro espíritu?
Nadie
nos dijo al venir, que sería todo fácil, porque el camino de ir
recordando y descubriendo el verdadero camino sería lo que nos
permitiría ir aposentando las bases seguras de nuestra dirección.
Vivimos
tiempos donde la experiencia de algunos les ha llevado a estar en un
lugar visible para muchos y orientar a las almas en proceso de descubrir
el verdadero camino. Hay luz en ellos y una sabiduría obtenida a través
de su propio proceso para llegar a uno mismo. Ahora es tiempo donde el
corazón empieza a tomar el papel que le corresponde. Empiezan a emerger
voces de diferentes corazones a lo largo de nuestro amado mundo
indicando el camino a seguir para la realización de sus respectivas
almas, y así, el ser de este corazón y alma, pueda discernir qué es lo
que más le hace vibrar para dar los nuevos pasos. Dejaos llevar por él.
El proceso es el mismo para todos, no así las experiencias vividas en
él. Tu corazón te hablará claro y alto.
Empezar
por el tejado o por complementos de nuestro proceso nos puede hacer
distraer de lo verdaderamente importante para nosotros. Para que la
divinidad en cada uno pueda llegar a manifestarse, se necesita Amor, y
es desde el Amor, que llegaremos a nosotros.
A
veces solo se necesita estar solo para abrir la puerta de nuestro
bienestar y aposentamiento en el camino adecuado para nuestra alma. La
fase de la crisálida espiritual es importante para discernir, ver la luz
del camino y sentir, que aquello que buscamos ya se encuentra en
nuestro interior. Podemos necesitar una guía, pero no confundir la guía
como la fuente de vuestro bienestar.
Conocer
tu potencial, tus herramientas y tu capacidad de amar, te permitirá ir
más allá de tus limitaciones actuales. No hay tales cuando sientes el
verdadero ser que eres. No eres un complemento de la casa, eres el
propio hogar en la materia. Buscar en la azotea solo puede distraerte en
tu camino. Reforzar tus pilares y reconstruirlos te permitirá elevarte
más allá de lo humano para llegar a tu divinidad.
Cuando
encontramos las respuestas de nuestro interior, entendemos y
comprendemos nuestro exterior; entonces el misterio será desvelado.
Llegaremos
a la plenitud cuando sintamos en nuestro interior la fortaleza de
quiénes somos y el amor de nuestra verdadera esencia:
Dios en mí, Yo Soy.
Que el Amor y la Paz sean en todos vosotros.
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