ACERCA DE LA MEDITACION
Y de nuevo se plantea la cuestión.
¡Cuánto se ha escrito sobre la teoría y la práctica de la meditación!
Cuántas clases de meditación han sido expuestas para resultados
inmediatos…Pero no parecen haber ayudado mucho a los presupuestos
entusiastas. Casi a diario alguien se presenta para preguntar cómo
meditar. Y hay una gran cantidad de personas que preguntan por algo tan
ambiguo como, qué es la meditación. El otro día un visitante inteligente
mencionó que un amigo suyo había dedicado años a la práctica de la
meditación y sin embargo no había conseguido nada. ¿Existe alguna ayuda
para esas personas frustradas?
La dificultad para contestar tales
cuestiones es que la mayoría tienen ideas preconcebidas sobre lo que es
la meditación, o lo que debería ser. Piensan en términos de “cursillos”;
algunos incluso en cursillos acelerados. Les toma tiempo comprender que
no hay un proceso de meditación, sino cientos. El sistema de meditación
indicado para ti, depende de la finalidad que persigas. Aunque desde
luego hay ciertos aspectos que son comunes a todos.
Para empezar, sentarse simplemente con
los ojos entornados no es meditación. Te sientas en esta postura y dejas
que las cosas ocurran. Los pensamientos se precipitan, dan vueltas
porque la mente no tiene otra cosa en qué ocuparse. Puedes estar sentado
durante horas, pero no es probable que nada vaya a ocurrir. Tienes que
tener un objetivo. Por ejemplo: Paz, Silencio, Dios, Shiva o Krishna, tu
Maestro o cualquier tema de tu predilección. Es fácil empezar con este
enfoque. Pero muy pronto pensamientos confusos y perturbadores parecen
interferir y sales por la tangente…Necesitas regresar a tu centro. Esto
requiere práctica. Debes poner en práctica el sentarte a meditar a horas
regulares. En lugar de sentarte varias horas a la vez, es aconsejable
hacerlo por breves periodos de tiempo varias veces al día. Esto ayuda a
acostumbrar al organismo a la práctica de la meditación. Sri Aurobindo
dice que más horas de meditación no implican más progreso. Lo importante
es lo que sucede durante las sesiones de meditación. ¿Es lo que la
Madre llama una meditación estancada o es una meditación dinámica?
Meditación estancada es en la que dejas
que las cosas sucedan. Lo que es preponderante en tu naturaleza, en esos
momentos se apodera de ti y te domina. Estás pasivo. Si quieres obtener
algún provecho, la meditación ha de ser activa. Debes estar atento para
rechazar movimientos irrelevantes y promover los que sustentan tu
aspiración. Ahora bien, el objetivo de una meditación sincera es
alejarte de la barahúnda de la vida diaria y entrar en un estado de
consciencia que te aleje de las presiones de la naturaleza –por lo menos
de momento- y te confiera sosiego y receptividad para que pueda
establecerse la paz y la calma en tu ser. Aprenderás a sintonizarte con
una consciencia más elevada y profunda. Cada sesión te ayudará a forjar
esta unión una y otra vez, hasta que se vuelva natural.
Al principio tal vez te duermas. Es
normal. Porque cuando el cuerpo no está en movimiento y los sentidos
están desconectados de sus objetivos exteriores, la primera reacción es
caer en la inercia, dormir. Pero esto es solo temporal. Incluso cuando
el estado de sueño ocupa la superficie del ser, alguna actividad está en
movimiento interiormente. Este sueño no es el mismo que el sueño
nocturno en la cama.
En conexión con esto la postura resulta
importante. Es aconsejable sentarse erecto: el pecho, el cuello y la
cabeza deben estar en línea recta. Esto garantiza la rectitud de la
columna vertebral y en consecuencia la libre circulación de energías en
el cuerpo. Si la postura es incorrecta o inclinada, hay una evidente
obstrucción. Está por demás indicar que la posición horizontal es
totalmente inadecuada porque invita al sueño.
Puede suceder, en algunos casos, que
cuando uno se va interiorizando, el cuerpo adopte posturas
involuntarias. Puede empezar a temblar o a balancearse. Esto indica una
cierta falta de equilibrio en el organismo; el cuerpo es incapaz de
resistir y mantener el flujo de energías y trata de ajustarse con tales
movimientos. Mientras estos movimientos –algunos sumamente torpes- son
encomiados como signos de actividad yóguica en algunas escuelas, no son
aconsejables en el Purna Yoga (Yoga Integral).Todo movimiento
inconsciente debe detenerse y mantenerlo bajo control. Algunas de las
asanas del Hatha Yoga ayudan a estabilizar el cuerpo y desarrollan la
resistencia del organismo ante las irrupciones de Fuerza que tienen
lugar en el Yoga.
Hablamos de meditación activa,
entendiendo con esto una práctica que garantice el recto movimiento de
la consciencia. La aspiración debe mantenerse viva. En los primeros
pasos se necesita encender la llama una y otra vez. Uno de los problemas
a que se enfrenta el aspirante es la invasión de pensamientos. De los
varios sistemas a disposición del practicante, el mejor es el de no
pelear con los pensamientos. Se deben ignorar, centrando la atención en
el propósito de la meditación. Los pensamientos podrán moverse en las
periferias de la mente. En ausencia de participación de la mente, se
debilitan y no presentan mayores problemas.
Algunos tienden a entrar en estado de
semiconsciencia. Pero hay que tener cuidado de no estancarse en ellos.
Antes de empezar la meditación se debe fijar una fuerte voluntad de no
dejarse arrastrar hacia la inconsciencia, y desarrollar también una
aspiración creciente hacia una más alta y más profunda consciencia. Una y
otra vez debemos recordarnos a nosotros mismos esta necesidad de cruzar
el umbral.
Es muy desconcertante que uno se
encuentre ultra sensitivo a los impactos externos durante los ejercicios
de meditación. Se puede estar en un agradable estado de paz durante la
meditación, pero saliendo de ella la más ligera alteración provoca una
reacción desproporcionada de cólera, de enfado. Puede ser cosa de un
segundo, pero el mal ya está hecho. Esto es debido a la falta de armonía
entre la parte que participa en la meditación y el vital que está
normalmente dejado de lado. Se resiente de estar pospuesto y arma un
alboroto a la primera oportunidad. Es por consiguiente aconsejable tener
un extraordinario cuidado después de la meditación para no caer en
manos de elementos negativos. De paso hemos de advertir que esta
precaución es necesaria cuando se produce cualquier clase de progreso
espiritual. Las fuerzas de la naturaleza están al acecho para hundirte
en el momento que te sientes satisfecho de tu progreso y realización.
Naturalmente, lo primero que hay que
hacer es recogerse interiormente. En general, se está tan disperso en
pensamientos, sentimientos e impulsos que se necesita un cierto esfuerzo
para desconectar todo nuestro ser de ese influjo exterior. Pero, ¿dónde
podemos replegarnos? Existen dos centros –o tres- que pueden sugerirse.
Uno de estos centros puede ser la región del corazón Anahata Chakra. O
bien el centro situado entre las cejas Ajna Chakra. O, también, encima
de la cabeza Sahasrara Chakra, o detrás de ella. Gradualmente uno va
restringiendo las áreas de percepción y se recoge en cualquiera de estos
centros. ¿Cómo decidir cuál escoger? En general, la propia naturaleza
te indica el lugar más apropiado. Uno se inclina naturalmente hacia el
centro que la propia naturaleza le ha dispuesto. No es fácil apartarse
de todas las preocupaciones por este sistema. Invertir la tendencia de
la propia naturaleza es una tarea que reclama una gran fuerza de
voluntad. Unas cuantas respiraciones profundas pueden ser muy eficaces
en esta etapa para sosegar los múltiples movimientos de la naturaleza y
controlar la mente. No hablamos aquí de Pranayama, que es una ciencia en
sí mismo, aplicable a otros propósitos. Haced una respiración más
lenta, observadla y descubriréis cómo os vais sosegando. Es fácil
entonces situarse de un modo estable en el centro escogido.
Las facultades así recogidas necesitan
un foco, o punto en el que concentrarse, para estabilizarse. Aquí
comienza la etapa de la concentración, que tan a menudo se confunde con
la meditación. En la concentración, fijas tu atención en algo. Puede ser
una imagen, una llama, o una efigie de la Deidad (lo que te hayan
indicado), o de tu Gurú; puede ser un sonido, un mantra dado por el
Gurú. O puede ser también una Idea; por ejemplo: Dios como Amor, como
Belleza, como Paz, como Shakti, etc. Debes detenerte, concentrarte
fijamente en ello. Aunque el fluir de los pensamientos te distraiga,
debes retornar inmediatamente a tu tema de concentración cada vez que te
das cuenta de ello. Se sobreentiende que esta clase de concentración no
puede ser una operación prolongada. Es menester dejar que la
consciencia fluya por el tema elegido, que se introduzca en él y lo
desarrolle de diversos modos. Ese proceso de introducirse y de fluir de
la consciencia en un movimiento centralizado en un objetivo o tema
central es lo que constituye la meditación Dhyana. Tu mente, entonces,
se puede decir que fluye como el aceite en la mecha de una lámpara, de
un modo estable y continuo.
Sucede algunas veces que en el
transcurso de este ejercicio, cuando estás sumergido en el proceso de la
meditación, todo en tu cuerpo adquiere un ritmo más lento. La
circulación de la sangre, el ritmo cardíaco, el pulso, van cada vez más
despacio hasta el punto en que llegas a temer el paro total. Surge
incluso el temor de que pueda producirse la muerte. Es una experiencia
enervante que muchos han tenido, y algunos han huido de ella con
verdadero pánico. Pero es sólo una reacción nerviosa. Aunque la
respiración física por su lentitud llegase a un punto de cesación,
existe una respiración sutil que te mantendría con vida. El temor, pues,
es injustificado. Sri Aurobindo asevera que es el miedo del ego ante la
perspectiva de ser absorbido por el Infinito. Ten esto en cuenta, y
podrás sonreír si ese temor se origina en ti durante la meditación.
En el curso de la sesión, puedes tener
visiones. Pueden referirse a posibles acontecimientos o a
configuraciones visuales de tus íntimos deseos o temores; pueden ser
imágenes o colores, la mayoría de carácter simbólico. Aunque existen
significados tradicionales concernientes a estas formas simbólicas, el
significado exacto tiene mucho que ver con la propensión de tu
naturaleza e incluso de tu entorno. No te precipites en querer
interpretar estas visiones. La mayoría acontecen en el plano vital; no
son necesariamente espirituales. Igualmente puedes oír diversos tipos de
sonidos El Yoga-Shastra habla de diez clases de sonidos: notas de
flauta, címbalos, sonidos de criquet, el rugir del mar, etc. No los
sobrestimes, tampoco. En general, ambas cosas, visiones y sonidos son
señales indicativas de que tus sentidos sutiles se han abierto y se han
tornado activos en los planos sutiles de tu ser. Percibe todo esto con
espíritu desapegado. Si los sonidos persisten, incluso en otras horas,
cuando estás ocupado en otros asuntos, ignóralos. Todo volverá a
normalizarse al cabo de un cierto tiempo.
Lee cuidadosamente lo que ha dicho Sri
Aurobindo sobre lo que él llama la Zona Intermedia, donde se presentan
brillantes experiencias que captan tu atención. Generalmente se dirigen a
tu ego e intentan desviarte de tu objetivo. Por supuesto, no todos
deben pasar por esa Zona. No todos tienen las visiones, o las
experiencias de sonidos que acabamos de señalar. Mas, por esa razón no
pienses que no estás progresando en la sadhana. Lo que realmente importa
es el crecimiento de la consciencia, no el tener o no tener esas
experiencias.
Y el crecimiento de la consciencia
espiritual se deja sentir de una manera inconfundible. Dejas de estar
inquieto; hay más calma y serenidad en tu persona. No te contrarías
fácilmente por lo que pueda suceder; hay un desasimiento creciente, una
mayor ecuanimidad. Desarrollas una confianza inquebrantable en la Gracia
Divina, desaparece el miedo. Podrás comprobar fácilmente si hay o no
hay progreso en ti a través de tus propias reacciones y respuestas a los
aconteceres de la vida diaria.
La Meditación sus fundamentos y su proceso de M.P.PanditFUENTE http://www.lasegundafundacion.com
Excelente post! Gracias por compartirlo con nosotros!
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