Los átomos poseen una inteligencia selectiva
FUENTE Angel Luis Fernández
La imaginación, los sueños y
las ilusiones no son negaciones dogmáticas y frías, pues desde ese
estado se puede ver con los ojos cerrados y, de hecho, se percibe un
mayor número de hechos reales
que cuando
estáis en vigilia. La imaginación es uno de los elementos más poderosos
de la naturaleza humana, el gran resorte de la actividad humana y el
principal origen del progreso humano; si destruís esa facultad, vuestro
estado natural quedará tan estacionario como el de los animales. Debéis
entender que es la mejor guía de vuestros sentidos ciegos, sin la cual
jamás podríais ser conducidos más allá de la materia y sus hologramas
ilusorios. Curiosamente, los mayores descubrimientos de la ciencia
moderna son debidos a la facultad imaginativa de los investigadores.
Toda vuestra ciencia moderna está formada por hipótesis “de trabajo”,
fruto de esa “imaginación científica”, de modo que ¿por qué habría de
rechazarse la idea de la existencia de conciencia en cada átomo del
universo, y la posibilidad para vosotros de un completo dominio sobre
las células y los átomos de vuestro cuerpo y considerarla un sueño por
no haber sido honrada hasta ahora con el beneplácito de los Papas de la
ciencia exacta? Cada átomo, es, en sí mismo, un pequeño universo; y cada
órgano y célula de vuestro cuerpo están dotados de un “cerebro” propio
con memoria, y por lo tanto, experiencia y poder de discernimiento. La
idea de la Vida Universal compuesta de vidas atómicas individuales, es
una de las doctrinas más antiguas de las filosofías esotéricas, y la muy
novedosa hipótesis de la ciencia moderna, la hipótesis de la vida
cristalina, es el primer rayo que, emanando del antiguo centro luminoso
de la sabiduría arcaica, ha llegado hasta vuestros sabios.
Si puede demostrarse que las plantas están dotadas de nervios, sensaciones e instinto (que no es sino otro nombre de la conciencia), ¿por qué habríais de negárselos a las células del cuerpo humano? La Ciencia divide a la materia en cuerpos orgánicos e inorgánicos, sólo porque rechaza la idea de la vida absoluta y la de un principio vital como entidad: de otro modo, sería la primera en ver que la vida absoluta no puede producir ni un punto geométrico, ni un átomo siquiera que sean inorgánicos en su esencia. Existe en cada organismo una fuerza vital particular, distinta, independiente de todo procedimiento físico o químico. Este es un golpe terrible dado al hinchado ego llamado materialismo, tan dilatado como vacío, pero poco a poco comenzáis a admitir la conciencia y el libre albedrío en los protoplasmas monádicos más simples, así como los casos de conciencia y discernimiento positivo, hasta de pensamiento en las Amebas, por ejemplo, formas de vida elementales protoplasmáticas y microscópicas, la célula elemental más simple, casi sin estructura; y que, sin embargo, revela en su modo de ser algo que tendrán que calificar vuestros zoólogos, si no lo llaman mente y poder de raciocinio, con otro término que habrán de crear.
Angel Luis Fernández.
Si puede demostrarse que las plantas están dotadas de nervios, sensaciones e instinto (que no es sino otro nombre de la conciencia), ¿por qué habríais de negárselos a las células del cuerpo humano? La Ciencia divide a la materia en cuerpos orgánicos e inorgánicos, sólo porque rechaza la idea de la vida absoluta y la de un principio vital como entidad: de otro modo, sería la primera en ver que la vida absoluta no puede producir ni un punto geométrico, ni un átomo siquiera que sean inorgánicos en su esencia. Existe en cada organismo una fuerza vital particular, distinta, independiente de todo procedimiento físico o químico. Este es un golpe terrible dado al hinchado ego llamado materialismo, tan dilatado como vacío, pero poco a poco comenzáis a admitir la conciencia y el libre albedrío en los protoplasmas monádicos más simples, así como los casos de conciencia y discernimiento positivo, hasta de pensamiento en las Amebas, por ejemplo, formas de vida elementales protoplasmáticas y microscópicas, la célula elemental más simple, casi sin estructura; y que, sin embargo, revela en su modo de ser algo que tendrán que calificar vuestros zoólogos, si no lo llaman mente y poder de raciocinio, con otro término que habrán de crear.
Angel Luis Fernández.
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