El Juego de las Polaridades en el Abrazo Tántrico

“El Camino del Éxtasis” indica ciertas vías para llegar a alcanzar una sexualidad en la cual los egos queden sobrepasados y se unan al final al cosmos.
Se podría decir que esta experiencia tiende a establecer un mundo sin fronteras donde la plenitud y el vacío se oponen, según el esquema de toda dialéctica. La plenitud del hombre es activa y, por lo tanto, se disuelve hasta llegar a ser pasiva, en tanto que, inversamente, el vacío de la mujer es pasivo, pero es también atractivo e incita a la actividad. El paso del uno al otro se produce justamente en su equilibrio inmóvil, pero animado subconscientemente por este doble intercambio bipolar, por el cual el activo satura
al pasivo que se transforma en activo, y el pasivo es saturado por el activo que pasa a ser pasivo.
La dinámica de estos intercambios se establece en relación inversa a los polos sexo-cerebro del hombre y de la mujer. En el concepto habitual, la polaridades sexuales de la díada se establecen así: el hombre es activo-pasivo, la mujer es pasiva-activa. El hombre es una plenitud que tiende a vaciarse, la mujer es una vacuidad que tiende a llenarse. El hombre actúa expulsivamente para penetrar, la mujer se somete atractivamente para absorber.
La visión transcendental presenta una relación diferente a nivel de las polaridades cerebrales. Aquí es la mujer quien es activa-pasiva y el hombre pasivo-activo. Siendo que precisamente era el hombre que infundía a la mujer, aquí es ella que se infunde en el hombre. Ella posee la intuición actuante y directa de la sophia, la sabiduría, en tanto que el hombre no posee más que la razón que analiza y recibe. El es una consciencia vacía que quiere llenarse; ella es un conocimiento pleno que quiere comunicarse.
A la luz de este análisis, es entonces posible simbolizar las relaciones: sexo de la mujer (SM), cerebro de la mujer (CM), y, por otra parte: sexo del hombre (SH), cerebro del hombre (CH) de la manera siguiente:
Mujer
CM + Cerebro Mujer activo
Intuición activa o lucidez de la conciencia separada
CM – Cerebro Mujer receptivo
Vacío mental
SM – Sexo Mujer receptivo SM + Sexo Mujer actuante
Hombre
CH – Cerebro Hombre
pasivo-receptivo
CH + Cerebro Hombre activo
consciencia lúcida o desdoblada
SH + Sexo Hombre
emisor activo
SH – Sexo Hombre
receptor pasivo (inmovilidad)
Al interior de cada uno de los participantes, los dos polos sexo-cerebro asumirán alternativamente los
roles pasivo-receptivo y activo-emisor, esto en una dinámica antagonista (inversa) en relación a los roles asumidos por estos dos polos en el otro participante en un momento dado.
Así, por ejemplo, cuando el sexo de la mujer (SM) sea receptivo-pasivo (durante los lapsos en el curso de los cuales ella absorbe la energía o simiente sutil del hombre), su cerebro (CM) asumirá el rol activo que mantendrá el desapego necesario a la orquestación consciente (control-relajación) de los pasajes sucesivos de la energía hacia los planos sutiles. Así la mujer coopera al proceso de fijación y de elevación del placer, evitando en el momento justo el abandonarse a una crisis paroxísmica, pues su claudicación (pérdida de consciencia, explosión orgásmica, movimiento brusco) podría interrumpir la fase de transmutación y precipitar la eyaculación en su compañero.
Se produce esta relación antagonista de los dos polos en la mujer, ya se trate del ejemplo citado ( SM – y CM + ) o de su inverso ( SM + y CM – ). En el segundo caso, ella se concentrará toda entera hacia el orgasmo, hasta alcanzarlo en el abandono de la consciencia. Esto permite el despertar de la Kundalini y su elevación, pero también el despertar del andrógino en la coincidencia activamente realizada del hombre y
de la mujer en ella.
Ocurre lo mismo en lo que concierne al hombre. Su sexo será a su turno pasivo-receptivo (en particular cuando él absorbe la simiente sutil de la mujer justo después del orgasmo de ella), en la inmovilidad de la postura, del aliento, de la mente, que facilita la activación de la lucidez de la que depende el control de sus reflejos (eyaculación); es decir, la interiorización de la consciencia y la inversión de la energía simiente. La relación sería entonces:(SH – CH +). Luego vendría la inversión cíclica: (SH + CH -) en el momento en que el hombre estimula a su compañera hacia un nuevo orgasmo, mientras su cerebro receptivo subordina la consciencia a las sensaciones de su cuerpo (identificación), y a la percepción de las de ella, hasta abandonarse juntos a la ola final del éxtasis. Así se produce el círculo por el juego de la dualidad asimétrica de las dos parejas del activo-pasivo y del pasivo-activo en estado eterno de permutación circular.
Entonces se produce una doble inversión cruzada, cuando la carga energética (la función) de los polos respectivos se invierte en cada uno en relación al polo correspondiente en la pareja.
Por ejemplo, en el caso de una unión ordinaria:
l.- El sexo del hombre toma posesión del sexo de la mujer.
2.- La consciencia femenina es activada.
3.- Ella recarga el cerebro del hombre que está receptivo (unificado).
4.- Activación más penetrante del sexo del hombre hasta la explosión orgásmica (implosión en la mujer).
Y en el caso del comienzo del abrazo inverso:
l.- El sexo de la mujer toma posesión del sexo del hombre. Ella es activa y móvil, él permanece inmóvil.
2.- Activación de la mente del hombre (visualización de la absorción de energías, control, lucidez).
3.- Sumergimiento de la consciencia femenina (unificada).
4.- Activación de su sexo (vibraciones uterinas).
Esta misma relación de antagonismo de polaridades se analiza a título de ejemplo:
SEXO DEL HOMBRE +
l.- Estimula activamente a la mujer (movimientos físicos)
2.- Ella recibe la energía y se abandona al deseo.
3.- Ella induce conscientemente las contracciones reflejas que llevan al orgasmo.
4.- Intensificación de la simiente sutil masculina (virya).
CEREBRO DEL HOMBRE -
Consciencia neutra, vitalizada.
———
Inversión de los roles:
SEXO DE LA MUJER +
l.- Estimula y emite energía.
SEXO DEL HOMBRE -
2.- Inmóvil absorbe.
CEREBRO DEL HOMBRE +
3.- Controla y retiene.
SEXO DE LA MUJER +
4.- Activación de las vibraciones sexuales.
——————–
CLIMAX DEL ORGASMO:
SM +
l.- Se abandona a la ola y se une al éxtasis del compañero.
2.- Absorbe y es recargada. Inducción de la simiente sutil (virya)..
3.- Ambos son un solo ser.
4.- Ella emite su energía sutil.
CM -
La importancia de esta visión reside en el hecho que el orgasmo es suscitado por la doble inversión cruzada de las polaridades, la sola capaz de exacerbar, por una parte, la presión casi insoportable de la energía en
el sentido de una explosión íntimamente deseada y atizada por la agitación de procesos psicológicos, y por otra parte, la contra-tensión psíquica que unifica los estados vibrantes de la energía en el sentido de una implosión, haciéndolos penetrar en la consciencia e interiorizándolos por una tensión unificada de toda la persona. Este retorno sobre sí, este “éntasis” (opuesto a éxtasis) es la experiencia cero que lleva al centro de un mandala.


El juego antagónico y complementario de los cuatro polos de la cruz produce una circulación de energía en espiral que gira en ambos sentidos. Se puede imaginar los cuatro brazos de la cruz girando sobre sí mismos como los ejes de una rueda (lo que ocurre exactamente con los chakras), a fin de producir la espiral energética que conducirá a la explosión o implosión orgásmica (punto cero). Esta “transfusión” final estabiliza el movimiento y produce este salto en el vacío del cero central donde los polos se fusionan y las polaridades se anulan.
El juego tántrico propone entonces pasar de una lectura horizontal (orgasmo eyaculatorio percibido en el cuerpo y de corta duración) a una lectura vertical (dinamización vertical de las relaciones sexo-cerebro, orgasmo no eyaculatorio, fuera del tiempo y del cuerpo, éxtasis sentido más al nivel del cerebro que de las zonas genitales).
Se trata, entonces, para cada uno de los participantes:
l.- Asumir fácilmente la alternancia receptiva/emisora hombre/mujer. La mujer inicia el rito sexual siendo activa al comienzo.
2.- Saber controlar la eyaculación en el hombre y el orgasmo de tipo explosivo en la mujer. Este control debe ser adquirido por ciertas prácticas para permitir el abandono más allá del esfuerzo voluntario, siempre continuando la retención, hacia un orgasmo de tipo implosivo.
El “punto cero” es el justo equilibrio de donde puede brotar la consciencia andrógina. Siendo ella en su realización a la vez hombre y mujer, no es ni el uno y la otra sino que los transciende a ambos. Se podría entonces simbolizar su manifestación progresiva por el juego de relaciones del hombre exterior con su mujer interior, y de la mujer exterior con su hombre interior. Esto permite clarificar las relaciones en la pareja. Cuál es, por ejemplo, la relación del hombre interior de la mujer con el hombre exterior?
Si estos dos polos están activos, las energías se contraponen. Hay una pugna por quién dominará al otro… Lo que quiere decir que, en la visión transcendente, los semejantes se rechazan, en tanto que los contrarios se atraen. Entonces estas cuatro polaridades se funden en una imanencia común.
El orgasmo puede ser, por lo tanto, simbolizado por ese “punto cero” en el centro de una cruz en la cual se equilibran la horizontal y la vertical. Es el paso de la consciencia espacio-temporal del yo a la supra-consciencia (fuera del tiempo y del espacio) del Ser. Ultima y paradojal alquimia donde el otro (la puerta y el camino) desaparece, donde el ser (cuerpo-consciencia) se aniquila en el éxtasis de su desintegración. Llegando a ser Nada, él deviene el Todo. Esta “muerte de la muerte” es la resurrección de aquel que se concibe siendo concebido.
Margot Naslednikov
Traducido y extractado por Farid Azael de
Question de, N 42
Editions Retz
París

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