MEDITACIONES GUIADAS. LA RELAJACION

 
  Vamos a aprender a relajarnos al máximo para que nuestra meditación sea lo más provechosa posible. No olvides que puedes utilizar esta relajación, también para deshacerte de tu estrés cuan-  do quieras, no sólo antes de meditar.

  Una vez que ya hayas encontrado la postura adecuada o que más te gusta tendremos que afrontar  ahora una buena relajación, pues el cuerpo, aunque muchas veces no seamos conscientes de ello,  suele estar en tensión, especialmente en la zona del cuello y los hombros. La vida estresada  que llevamos, las malas posturas, demasiado tiempo ante el ordenador, etc. hacen que nuestra  salud salga bastante perjudicada, por eso es vital tomarse un respiro de vez en cuando.  Hay que decir que también es un estupendo ejercicio para ayudarse a dormir profundamente y alcanzar estados muy interiores.

  Bien, para comenzar el ejercicio, tras situarnos ya en la postura que hemos escogido, vamos a  cerrar los ojos y respirar profundamente tres o siete veces.  Lo ideal sería poder hacerlo como en el ejercicio controlando la respiración.  Pero si todavía no lo dominas, basta con que inspires lo más profundamente posible que puedas,  sin forzar, por la nariz; y espires lo más lento posible por la boca.

  Una vez que ya hemos respirado las tres o siete veces, seguiremos el siguiente proceso tomándote todo el tiempo que desees para cada paso:

  1. Vamos a llevar nuestra consciencia, es decir, toda nuestra atención a nuestros pies. Vamos a  intentar visualizarlos y sentiremos como PESAN y se RELAJAN, PESAN y se RELAJAN.

  2. Cuando por fin sintamos que nuestros pies ya están relajados seguiremos el proceso subiendo  por los tobillos, tibia y peroné, hasta las rodillas. Así centraremos nuestra atención en estas  partes de nuestro cuerpo y las uniremos a los pies en un PESAN y se RELAJAN, PESAN y se RELA-  JAN.

  3. Cuando ya estés relajado desde las rodillas hasta los pies, sigue llevando tu consciencia  hacia arriba, por tus pantorrillas, muslos, genitales, glúteos y cintura. Después comienza a  sentir como se unen a las anteriores en un PESAN y se RELAJAN, PESAN y se RELAJAN.

  4. Después de conseguir relajar ya hasta la cintura, seguiremos subiendo, llevando nuestra  consciencia hacia arriba por el abdomen, la zona lumbar, la espalda y el pecho. Entonces comienza a sentir cómo esa nueva parte de tu cuerpo se une a la anterior en un PESAN y se RELA-  JAN, PESAN y se RELAJAN.

  5. Después extiende tu consciencia o atención sobre tus hombros, brazos, manos y dedos. Entonces, siguiendo el proceso que venimos haciendo, siente como esa parte de tu cuerpo se une a la  anterior en un PESA y se RELAJA, PESA y se RELAJA.

  6. Cuando ya tengas relajado tu cuerpo desde tus hombros hacia abajo, sigue subiendo, llevando  tu consciencia a través del cuello, músculos de la cara (labios, mofletes, párpados, frente,  etc.,), cuello cabelludo y pelo. Cuando ya tengas la atención en estas partes de tu cuerpo,  siente como se unen a las anteriores en un PESAN y se RELAJA, PESAN y se RELAJAN.

  7. Y ya por último, lleva tu consciencia a tu mente, y una vez allí, observa cómo se une al  resto de tu cuerpo en un TODO que PESA y se RELAJA, PESA y se RELAJA...

  Cuando hayas terminado el proceso sentirás una inmensa relajación, entonces ya estarás prepara-  do para comenzar a meditar.

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