CREENCIAS EQUIVOCADAS DEL CAMINO ESPIRITUAL
ADVERTENCIA: Pido perdón si con este artículo se hiere la susceptibilidad de alguna persona, porque al principio suenan como duros los conceptos que en él se expresan, y resultan chocantes, esa fue también mi reacción al leerlo,pero viéndolo desde otra vertiente, si lo analizamos se llega a la conclusión que en el fondo es la realidad, compruébenlo por ustedes mismos.
Un abrazo.
Ana
Cuando comenzamos a transitar el camino espiritual, buscamos la perfección en nuestras vidas. Tratamos de mejorar nuestro carácter, costumbres, ideas, alimentación, y hasta la vida social. A veces, hacemos “SACRIFICIOS” con el fin de alcanzar una vida más plena y feliz; sin embargo, muchas veces no llegamos al estado de éxtasis o plenitud que anhelamos. La decepción puede llevarnos a rechazar la disciplina que habíamos emprendido, o en el peor de los casos, puede desmoralizarnos a tal punto de pensar que “Dios se ha olvidado de nosotros”. En realidad los errores como tales no existen, pues todo nos conduce a un necesario aprendizaje. Todo es un asunto de consciencia que solo puede expandirse a partir de las vivencias que nosotros mismos hemos invocado, sin juicio alguno si tales experiencias son “buenas” o “malas”.
El Universo funciona como una gran
computadora: hay que saber presionar las teclas adecuadas para obtener
lo que se desea. Cuando no lo estamos haciendo, la computadora se
detiene, espera fría y silenciosamente la señal eléctrica correcta. El
Universo tiene sus “teclas” y la metafísica nos las enseña. ¿Cuáles son?
Algunas escuelas esotéricas han tergiversado estas enseñanzas, quizá
sin ninguna mala intención, con lo que han llevado a muchas personas a
cometer “errores” y a frustrarse en sus expectativas.
Algunos de los “errores” más comunes son los siguientes:
1. ENVOLVERSE EN UNA BURBUJA DE
PROTECCIÓN, O EN UNA LUZ, O EN COLOR, O PEDIR A ÁNGELES, O CUALQUIER
OTRA FORMA QUE PROTEJA DE LOS PELIGROS QUE EXISTEN AFUERA
Lo único que logra este tipo de
ejercicio es fomentar la idea de que algo externo puede tener más poder
que nosotros. Nuestra mente percibe que hay algo allí afuera que puede,
por ejemplo, lastimarnos o hacernos daño. Pero, según las enseñanzas
espirituales, TODO ES DIOS; por lo tanto, nada puede hacernos daño.
En realidad, debería practicarse algún
tipo de ejercicio de reconocimiento de la seguridad personal. Este
ejercicio podría decir: “Vaya donde vaya, estoy siempre a salvo, estoy
rodeado de hermanos, vivo en el mundo que Dios ha creado y sólo veo amor
en todas partes”. En síntesis, al elegir qué ejercicio mental o
meditación hacer, se deberá buscar aquel que nos recuerde la naturaleza
divina de la vida y no el peligro que percibe nuestro ego.
Muchas personas creen que repitiendo
ciertas afirmaciones pueden transformar su situación personal, lo que
encierra un “error”. No son los pensamientos lo que determinan nuestra
realidad sino nuestras “creencias”. Solamente los pensamientos que hemos
interiorizado y tomado como nuestra verdad son los que se manifiestan.
Dicho de otra manera, aquello que sentimos internamente que es así, es
lo que toma forma en el mundo externo.
La mente humana produce un promedio de
60,000 pensamientos diarios, la mayoría de los cuales son negativos para
quienes se encuentran inmersos en los medios masivos de comunicación.
Las afirmaciones son necesarias para lograr implantar una creencia nueva
en nuestra mente subconsciente y la repetición de estas afirmaciones es
un procedimiento adecuado, pero hasta que no le agregamos la emoción o
sensación que acompaña a esa idea, no la interiorizamos como una verdad
dentro de nosotros.
La repetición de palabras carentes de
emoción no es efectiva. Por lo tanto, si yo repito “Vaya donde vaya,
estoy siempre a salvo” pero no me siento realmente seguro, de nada me
servirá. Es necesario seleccionar ejercicios mentales, meditaciones o
visualizaciones que fomenten las creencias de: paz, armonía y
prosperidad.
2. ENVIAR LUZ A OTROS PARA QUE MEJOREN
Se puede enviar luz o energía a otras
personas para que se curen de cierta enfermedad, para que mejoren su
situación económica, su vida afectiva, y demás. Sin embargo, la mayoría
de estos ejercicios se parecen más a una forma de manipulación que a una
verdadera ayuda espiritual.
Primero y principal: si se va a ayudar a
otro, hay que asegurarse de que la persona lo pida y lo necesite. Si
esto no se da, tenemos que trabajar con lo que estamos percibiendo,
porque “el problema” es algo personal que nos atañe a nosotros mismos y
no a la persona que está sufriendo. Si la persona a ayudar esta
inaccesible o inconsciente, habrá que pedírsele permiso a su alma y
recibir confirmación de alguna manera antes de proceder.
La mayoría de los problemas o
enfermedades son sólo momentos de prueba que está viviendo un individuo;
son necesarios y muy útiles para el “despertar de su conciencia”. Nunca
sabemos en realidad desde afuera cuán importante puede ser para cada
persona la situación que está atravesando en determinado momento.
Podemos percibir esa situación como algo terrible, doloroso, injusto o
innecesario, pero cualquiera sea nuestra interpretación nunca será
correcta ni completa.
El enviar la luz a la persona podría
incluso hasta acelerar o entorpecer su ritmo personal. Nuestra
intervención es innecesaria y, la mayoría de las veces, no es más que un
deseo egoísta de que la persona resuelva rápido su problema porque éste
nos despierta angustia o dolor.
Personalmente, recuerdo que una vez se
acercó un amigo íntimo a decirme que estaba muy preocupado por mi
situación. Yo le respondí que su preocupación no me ayudaba, que si
realmente quería hacer algo bueno por mí, tenía que confiar en mí y
saber que mi Guía Interior me revelaría en el momento adecuado lo que yo
necesitaba hacer.
En lugar de enviar luz a otros cada vez
que veas una situación difícil, comienza por enviarte luz a ti mismo
para que tu Guía Interior te haga ver la Verdad que está operando en
dicha situación.
3. CREER QUE VAMOS HACIA DIOS, QUE EVOLUCIONAMOS ESPIRITUALMENTE
No vamos hacia Dios, YA ESTAMOS EN DIOS!
Todo lo que nos rodea forma parte del gran cuerpo universal de Dios. No
evolucionamos espiritualmente. Nuestro Espíritu es Perfecto y Completo;
no puede ni tiene que evolucionar. En realidad, es un problema
semántico, ya que la evolución espiritual no existe. Lo que queremos
significar con eso es el despertar de nuestra Conciencia a esa
perfección y cuanto más rápido lo hacemos, más plenos y felices vivimos.
Tal vez el “error” provenga de las
enseñanzas religiosas que nos dicen que Dios está “en el cielo”, como si
nosotros estuviéramos separados de Él. Nosotros y el “cielo” somos UNO,
y debemos aprender a reconocerlo y a vivenciarlo; en eso consiste
nuestra Evolución de Conciencia o Despertar Espiritual. Conócete a ti
mismo -profundamente- y despertarás de toda ilusión y engaño implantado
por agentes exteriores a ti.
4. ANGUSTIARSE O PREOCUPARSE CUANDO HAY UN FAMILIAR ENFERMO O ATRAVESANDO ALGÚN TIPO DE CRISIS
En nuestra cultura está bien visto que
uno se aflija o sufra a la par de sus seres queridos; sin embargo, eso
sólo aumenta el pesar. Si interpretamos nuestro pesar desde otro nivel,
esto significa que creemos más en el poder de la enfermedad o la crisis
que en la solución.
Cuando te afliges por la enfermedad de
un ser querido, agravas esa enfermedad, le das más fuerza y poder,
alimentando a la víctima en su propia victimización. La solución es
hacer un esfuerzo personal y reconocer que, más allá de nuestro
entendimiento, hay una Inteligencia Superior que está actuando y que
tiene el poder de restaurar completamente a nuestro ser querido, si así
lo desea dicha persona. Lo mismo ocurre con cualquier tipo de problema o
crisis. Si nos afligimos, es porque nuestro ego ha aceptado que hay una
fuerza más potente que el Poder Divino.
5. CREER QUE UNO HA SIDO “ELEGIDO” POR DIOS
Muchas personas que estudian en escuelas
esotéricas se sienten especiales y evolucionadas. Sienten que Dios los
ha conducido al lugar adecuado para su crecimiento y evolución; que la
información que va a recibir es muy importante y no puede divulgarse a
personas que no están tan evolucionadas, porque no tienen la capacidad
para entenderla o para darle un buen uso. Esta presunción se convierte
en una forma de arrogancia, nada espiritual, que nos hace pensar que
somos privilegiados, especiales, elegidos, y que los demás están
descarriados o perdidos en la vida.
Esta forma de arrogancia también se ve
en las religiones que se sienten propietarias de Dios. Si uno no sigue
su culto, está perdido. En el Universo existe un solo Dios y es el mismo
para Todos. Los humanos inventan diferentes maneras de rendirle culto,
crean dogmas y doctrinas, pero, en esencia, todos adoramos al mismo
Dios.
Todos somos iguales ante los “ojos” de
Dios. En realidad no existe tal Dios como lo que está pintado en las
imágenes de la mayoría de las religiones estructuradas. Solo hay
Existencia, el poder de la Vida, en sus multidimensionales e infinitas
manifestaciones. Para La Existencia nadie está más adelante ni más
atrás. Nadie vale más ni menos. Cualquier interpretación y clasificación
como ser especial corresponde al terreno del ego humano y no al terreno
de lo existencial.
6. SACRIFICARSE POR OTROS
No hay nada más inútil e insatisfactorio
que sacrificarse por los demás. Las tareas que se hagan por los demás
deberán hacerse con amor o, de lo contrario, evitarse. Todo lo que se
hace con amor es placentero; por lo tanto, no pesa ni molesta. Por el
contrario, todo lo que se hace con sacrificio genera presión interna,
rencor, enojo, molestia y, a veces, hasta odio.
El sacrificio por los demás está
aprobado socialmente y es muy bien visto. Uno puede sacrificarse, por
ejemplo, por los hijos, por los padres, por la pareja, por la profesión,
por los niños desamparados, por alguien enfermo, por la institución
religiosa a la que pertenece, por la empresa que da trabajo. La lista
podría ser interminable y no es más que un muestrario de la acción
equivocada de nuestro ego.
El sacrificio va muy de la mano con la
manipulación. Por ejemplo, una madre que ha dejado su vida de lado por
los hijos, tarde o temprano, usará su postura como válida para exigir
algo de ellos; el novio o novia que cambia su rutina y deja de hacer
ciertas actividades por el otro tratará después de exigir lo mismo.
La próxima vez que vayas a sacrificarte
por alguien, pregúntate primero si ese alguien te lo pidió. La actitud
de mártir no lleva hacia Dios como muchos creen, sólo el camino del
amor. Haz las cosas con amor o no las hagas.
7. DEPENDER DE AMULETOS, ESTAMPAS RELIGIOSAS, CRISTALES, VELAS, IMÁGENES, O CUALQUIER OTRO TIPO DE ELEMENTO
Es cierto que los materiales tienen su
propia energía y que el contacto con ellos (en especial, con ciertos
cristales cuarzos) producen cambios en nuestra vibración personal y
ayudarnos en el proceso curativo. También es cierto que algunas figuras,
imágenes y colores producen reacciones psicológicas que nos estimulan; a
veces “para bien”, otras “para mal”.
Las estampas religiosas y otros objetos,
tales como cadenas con cruces, estrellas de David y demás nos recuerdan
nuestras posturas espirituales. El problema es que la mayoría de estos
elementos se convierten en amuletos y les damos más poder del que en
realidad tienen. Hay personas que se sienten indefensas sin su cruz, la
estampita de su santo protector, su cristal preferido o cualquier otro
amuleto de su preferencia. El amuleto pasa a ser Dios. Vivir pendiente
de un objeto es limitar la Presencia Divina a ese objeto. Dios es
Omnipresente: está aquí, allá y en todas partes.
Lo peor sucede cuando una persona
extravía su amuleto o éste se le rompe. La mayoría de las veces esto se
interpreta como un presagio de que algo malo va a suceder. Esta idea es
producto de creer que la persona se encuentra sin su protección y que,
en consecuencia, las energías negativas pueden afectarla. De esta forma
co-crean su propio infortunio pues vivimos en un Universo Mental.
“Todo lo que Creemos se hace Realidad“.
¿Por qué no creer entonces que el mejor amuleto con el que cuento es mi
Naturaleza Divina? Nadie ni nada puede despojarnos de lo que somos
realmente. Pero para ello primero hay que concerse a si mismo. Solo así
podras amarte a ti mismo, que es el primer requisito para poder amar a
otro.
8. CREER QUE UNO PUEDE GUIAR A OTROS O QUE PUEDE SER GUIADO
Sentir que gracias a uno otras personas
se iluminan o, al revés, que la presencia de otros nos devuelve la luz
es pura ilusión del ego. La verdadera Guía es Interna, es tu Intuición,
la Voz de tu Espíritu. Muchas veces esa voz coincidirá con lo que
escuchas de afuera y pensarás que alguien te está guiando. Pero, apenas
aceptes a alguien como tu ídolo, comenzarás a fabricar tu propia
decepción. Ocurre lo mismo si alguien te ha entronizado y te ha tomado
como líder; en algún momento los problemas de tu vida personal lo
decepcionarán.
Todos aprendemos y enseñamos al mismo
tiempo. Por tal motivo, es conveniente mantener una actitud receptiva
hacia las señales que recibimos de nuestro entorno y ver qué resonancia
producen en nuestro interior. No eres el salvador ni la guía de nadie.
Ninguna vida depende de tus conocimientos ni de tus esfuerzos. Esto es
cierto también al revés. Nadie te rescatará ni te salvará, excepto tú
mismo.
El mejor Guía con que contamos está
dentro de Nosotros. Nos habla con voz suave y paciente, sin obligarnos a
nada; nos indica siempre el camino más corto y más feliz, nos da la
idea más adecuada y la respuesta que racionalmente no podemos encontrar.
Por eso, es conveniente practicar meditación y ejercicios de relajación
para poder escuchar esa voz. Si vives de prisa, tenso, angustiado y con
un ritmo acelerado, seguramente no oirás la “voz de tu intuición” y
buscarás guías externas.
Hay personas que son muy positivas y
estimulantes, y podrán ayudarte en un principio. Pero evita idolatrarlas
y evita también ser idolatrado. Recuerda siempre que la “Guía más
válida y acertada está siempre dentro de ti”.
9. CREER QUE LOS MAESTROS ESPIRITUALES SON AQUELLOS QUE NOS PROVEEN DE LA INFORMACIÓN TEÓRICA
Tendemos a caer muy fácilmente en la
creencia de que las personas que nos enseñan son adelantadas y que ya
han superado muchas pruebas en su vida. En algunos casos, esto es
totalmente cierto; en otros, no. El hecho de que una persona transmita
una determinada información no la coloca en un grado superior. Debes
recordar que cualquier forma de idealización o selectividad corresponde
al terreno del ego. De hecho son escepcionalmente pocos quienes viven
autenticamente lo que predican.
Los verdaderos maestros espirituales son
aquellos que nos ponen a prueba y vienen “disfrazados” de hijos,
padres, jefes, amigos, enemigos, animales, plantas y demás. Son aquellos
que nos traen problemas. Ellos son los que realmente nos enseñan las
lecciones que tenemos que aprender porque nos ponen a prueba.
Todas las religiones del mundo enseñan
que Dios es Amor, que vivir con Dios significa expresar Amor a los
demás. Algunas personas asisten a templos, iglesias, o escuelas
esotéricas, donde reciben esta información, pero luego van a sus casas y
se pelean con sus familiares, critican a sus vecinos, odian a sus
jefes, a los políticos, a los animales, a individuos de otras razas o
culturas. Ellos todavía no han aprendido la lección y la vida los
llevará a enfrentarse una y otra vez con la misma situación o persona…
hasta que aprendan a mostrar amor.
Haciendo una comparación con la
enseñanza tradicional, los líderes espirituales o religiosos son los
“libros” que nos dan la información; las personas que nos traen
problemas son los maestros que “nos toman el examen” para ver si pasamos
la prueba o no. Existe una Ley en el Universo: Todo lo que nos molesta,
complica, enreda, o todo lo que odiamos, se nos “pega”. Esto ocurre
hasta que aprendemos a amar la situación. Entonces, ese problema o esa
persona se convierten en el maestro espiritual de ese momento.
10. CREER QUE UNO NO PUEDE ENOJARSE, TEMER, O SENTIR CUALQUIER OTRA EMOCIÓN NEGATIVA POR ESTAR EN EL CAMINO ESPIRITUAL
Esta creencia nos lleva a una gran
represión de la ira y de los enojos, que hacen su reaparición más tarde
bajo la forma de rencor, crítica o rechazo. Mientras estamos en el plano
terrenal, vivimos las sensaciones y las emociones de este plano.
Algunas de ellas son muy placenteras, otras no. El tener un conocimiento
intelectual acerca de la acción destructiva de ciertas emociones no las
hace desaparecer.
Uno puede saber lo malo que es el enojo
y, sin embargo, no puede evitar enojarse. En realidad, uno sí puede
evitar enojarse, o asustarse o angustiarse, pero eso exige un
entrenamiento. Durante dicho entrenamiento, hay momentos en que podemos
dominar la rabia y la ansiedad, y otros en los que nada puede calmarnos.
Una vez que aparece el enojo, lo mejor es descargarlo de la manera más
positiva posible. Es mucho peor reprimirse e intentar decir: “Todo está
bien en mi mundo”, cuando uno internamente está sintiendo el deseo
primitivo de querer atacar a alguien.
La mayoría de las personas que transitan
el terreno espiritual son muy exigentes consigo mismas y pretenden
erradicar completamente de sus vidas este tipo de reacciones. Esto no
resulta desacertado pero se logra a través de un proceso. Sé amable
contigo mismo y, de vez en cuando, date el permiso necesario para
maldecir, golpear un almohadón, gritar, llorar y expresar, como mejor te
resulte, todas las emociones negativas que te toca vivir, evitando
arrojar tu malestar sobre otros. Todo lo que hagas hacia otro te será
devuelto con creces, al margen de que sea “bueno” o “malo” lo que hayas
vertido.
Conclusión:
La mayoría de las creencias aquí
enunciadas están generados por la actitud crítica de nuestro propio ego.
El ego no puede desaparecer porque necesitamos de él para actuar en
este plano. La “solución” es ponerlo alineado con nuestro Espíritu.
Amablemente, le podemos decir al ego que: “A partir de ahora, deberá
seguir las indicaciones de un nuevo Maestro amoroso, amable, paciente y
permanente, que nunca juzga y que sabe que siempre estamos haciendo lo
mejor que podemos”. Si seguimos las indicaciones de nuestro Maestro
Interno, nunca podemos fallar.
APRENDE A CONOCERLO EN LA QUIETUD DE TU SILENCIO INTERIOR
Autor Desconocido
Completamente de acuerdo contigo. Muy bueno tu articulo. Muchas gracias por compartirlo.
ResponderEliminarGustavo
Gracias, por éste muy buen articulo. me deja mucha enseñanza, ignoraba todo esto. bendiciones.
ResponderEliminarMe ha encantado.
ResponderEliminarAinhoa
El autor se llama Horacio Valsecia...ya esta fallecido, pero sus libros y enseñanzas son oro molido.... este articulo es de su autoria y se encuentra en "Los siete principios o leyes universales"... Buscalo en Formarse.ar, y para mi humilde opinion es el mejor y mas facil de entender.. Saludos.. Martin sanches desde Guadalajara Mexico.
ResponderEliminar