Viaje del alma a través de los tiempos

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De donde viene nuestra alma? Todos provenimos de La Fuente y hemos hecho el mismo viaje desde los tiempos de los tiempos.
Como nunca me he sentido identificada en ningún grupo religioso ni de creencias o costumbres, me identifico con ese nombre plenamente: La Fuente.
Es un cuerpo de energía sin principio ni final, vigente, dinámico y lúcido. A través de los tiempos muchos sabios han determinado que al principio sólo existía esa energía y en un momento dado decidió multiplicarse en millones de partículas de Luz, para vivir y aprender las experiencias que cada parte haría por separado.
Al terminar ese proceso de aprendizaje, cada partícula vuelve a su origen para su aprovechamiento mutuo a través de cada una de las experiencias compartidas. Por lo tanto La Fuente es un aglutinado enorme lleno de experiencias que la dotan de sabiduría y amor. Se sustenta a si misma a través de esas partículas de Luz y de la suya propia.
Digamos entonces que cada partícula es un alma con la misma base de donde proviene pero con su propio camino para su evolución a través de la experiencias que ha decidido tener basándose ante todo en su libre albedrío.
Hay grupos de almas que deciden experimentar juntas. Componen un grupo álmico y unidos experimentarán todas las vidas indispensables en todas las dimensiones de espacios y tiempos necesarios para su evolución personal y colectiva. Por eso muchas veces acabamos de conocer a alguien y nos parece que ya la hemos visto en algún sitio . Es un sentimiento fuerte ese reconocimiento y totalmente real ya que pertenece a nuestro grupo de almas y efectivamente ya nos hemos encontrado en otro tiempo-lugar. Es lo mismo que cuando decimos que hemos tenido un déjà vu.
Para poder llevar a cabo esta tarea, este grupo de almas iban a necesitar un sitio o un planeta donde poder experimentar en los diferentes Universos.
En nuestro planeta Tierra estamos dotados de un maravilloso don que nos rige: El libre albedrío del que cada uno disponemos como un hermoso regalo, aunque no siempre lo utilizamos adecuadamente es el que va creando nuestras experiencias en cada reencarnación una y otra vez hasta que aprendemos a vibrar en el Amor Puro.
Por lo tanto nada de lo que hacemos es bueno o malo, solo es lo que necesitamos experimentar en ese instante para nuestra evolución. Cada uno hace, lo que puede en cada momento.
En el mismo momento que un alma decreta reencarnar se reparte en dos:
– El alma encarnada o Yo Interior
– El alma superior o Yo Superior
El alma Superior vibra a una frecuencia muy elevada y para poder conectarse con este plano, el físico precisa de su Yo Interior. Por lo tanto ambas son una extensión de si mismas. Pasa que el alma encarnada al olvidar su origen cuando viene a experimentar en los planos físicos poco a poco corta su comunicación con el Yo Superior olvidando de donde procede.
Por otro lado como también nos borran la memoria de otras vidas con el nacimiento por nuestro bien ya que hemos podido ser o hacer de todo en otras existencias y sería mucho dolor para nosotros vivir con ese peso ya que experimentar en este planeta ya de por sí no es nada fácil a veces.
Según vamos evolucionando en la vibración del Amor iremos teniendo la capacidad de ir recordando otras vidas ya que cuando nos vamos curtiendo a base de superar experiencias podemos asimilar y comprender todo lo acontecido en las vidas pasadas con templanza.
Todas las noches cuando dormimos nuestra alma encarnada sale del cuerpo físico para reencontrarse con su verdadero lugar y así, recuerda su origen. Entonces el olvido se ausenta y conecta con su Yo Superior estrechamente aunque no se recuerde al despertar.
Cuando practicas esta conexión mediante meditación a través del silencio te escuchas y vas entendiendo la verdad de tu camino. Aceptando tu destino con dicha al comprender que todo es por algo.
Por el bien de nuestra evolución y todos nuestros semejantes.

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