Lo que mis ojos no ven - David Topí
davidtopi.com
Continuando con la introducción respecto a los otros sentidos que poseemos
pero que no están activos, hemos de añadir y recalcar que, simplemente,
en la mayoría de los casos, es por falta de energía, de la calidad y
octanaje adecuado, que su puesta en marcha se hace tan difícil, amén de
otros bloqueos y restricciones impuestas bien por uno mismo (miedos a
ver, a percibir, a sentir, a lo desconocido, etc.), bien externamente
(programas, patrones inducidos, fantasías respecto a lo que son
provenientes de la educación y la sociedad, etc.)
La
parte de bloqueos y restricciones se puede eliminar con trabajo
interior, a través de las diferentes técnicas de sanación energética que
tenemos disponibles, la parte de tener energía suficiente para poder
activarlos es ya un trabajo más complejo de aprender de forma detallada
el funcionamiento de todo el conjunto del sistema energético, y de cómo
usarlo correctamente. Combinando ambas funciones, y con constancia y
paciencia, todo el mundo puede ver resultados a la hora de poner a
funcionar las seis marchas del coche en vez de seguir siempre
conduciendo en primera.
La percepción de lo que no se ve
De una de esas marchas hablaremos hoy, que no es otra que aquella que nos permite percibir (que es diferente a “ver”)
lo que los ojos no captan. Se puede percibir con la piel, se puede
percibir con la mente, se pueden percibir con las manos, ya que el
“percibir”, es un concepto muy amplio que significa que podemos captar
una serie de frecuencias, que no forman parte del rango visible del
espectro lumínico, y dirigiéndolas hacia la pantalla mental (que es una
herramienta interna presente en todos nosotros, y controlada por la
glándula pituitaria), uno puede tener imagen mental de decenas de cosas
del entorno que no son percibidas por la vista ordinaria.
Y es que, de este sentido, la visión “extra-ocular”, derivan cosas tales como la visión remota
o la clarividencia, a partir de la cual uno puede entender lo que se
mueve alrededor suyo, sin que por ello deje de ver el mismo mundo de
mesas, coches y arboles físicos que ven el resto de seres humanos. En
este aspecto, el principal problema es el miedo que subyace,
especialmente en capas profundas del subconsciente, y en el cuerpo
mental normalmente, a captar y ver algo que sabemos que existe pero que
entra en conflicto con lo que nos han dicho que existe, o mejor dicho,
que todos hemos podido ver algo alguna vez, sea de pequeños, sea en
sueños, sea en otras encarnaciones donde esta facultad estuvo activa,
que ahora mismo genera tal contradicción con la programación natural e
implantada por los sistemas de control y gestión de la humanidad que
hay, literalmente hablando, un conflicto de intereses entre lo que
sabemos que está “más allá de nuestros sentidos” (lo saben otras partes
de nosotros que no permiten o tienen acceso a la mente lógica y
racional) y lo que esa misma programación y sistema de creencias
racional admite.
Así pues, en un amplio número de
situaciones sociales, puedes percibir que hay cierto tipo de entidades
no físicas alrededor de la gente, puedes percibir desencarnados, puedes
percibir que estás sintiendo un cierto tipo de energías, pero quizás no
puedes admitirlo delante de los demás. Para muchas personas, el entrar a
un sitio y largarse inmediatamente porque está lleno de “cosas” que no
te gustan, pero que no puedes explicar, porque no es aceptado como algo
“natural”, causa tantos conflictos en el inconsciente humano, colectivo e
individual, que llega a extrañar que no se nos crucen los cables y nos
cortocircuitemos más a menudo.
Una activación paulatina
Para
poder activar ciertos sentidos extrasensoriales, hay que superar el
miedo a lo que hay más allá de lo que actualmente vemos. No tenemos la
culpa en cierto sentido ninguno de nosotros de poseer esos miedos, ya
que han formado parte siempre de los procesos de indoctrinación que
están en marcha para mantener siempre a la población confinada en unos
parámetros adecuados para su gestión, lo que sucede es que es necesario
hablar abiertamente de ello, porque millones de personas, por los
cambios energéticos del planeta, van a abrirse, lo quieran o no, a otra
realidad, a la percepción de otras realidades, por las razones que
explicamos en el artículo sobre los picos en la resonancia de Schumann,
y, si esta apertura se hace sin preparación intelectual previa, el
resultado será muy contraproducente incluso para la propia salud mental
de la persona.
Con esto quiero decir que el hecho
que ahora nos esté dando en el blog por escribir de temas que en el
mundo occidental muchos millones de personas consideran fantasía, es por
la necesidad de que imbuyamos en nosotros la idea de que quizás, solo
quizás, a medida que el entorno en el que nos movemos cambia, nuestro
sistema energético cambia, y si este cambia, cambiará la forma en la que
vemos la realidad. No hace mucho, en una incursión para lidiar con un
problema, un ente me emitió, literalmente el mensaje: “otro humano que puede vernos y oírnos”,
y si esta frase, generada con una energía de desprecio brutal, que se
produjo haciendo una sanación a una persona, no vino como si fuera la
primera vez que le pasaba, significa que estamos ante una situación
donde el ser humano ha de ser consciente de que, en cualquier momento,
puede empezar a percibir muchas cosas que pueden causar quizás algo de
aprensión al principio, pero que no puede ser parado ni frenado, ya que,
en una parte sí que depende de nosotros y de lo que nos trabajemos,
pero, por otro lado, simplemente es consecuencia de los cambios
planetarios que estamos viviendo y de los que no podemos escapar.
Una realidad más expandida
¿Qué
es lo que empezaremos a percibir entonces? Nada que no veamos ya desde
otras partes de nosotros mismos, pero que nunca llegan a la mente
consciente en la mayoría de los casos. Veremos un poco más de la
realidad como la realidad es, en diferentes niveles de su estructura
multifrecuencial, y veremos o percibiremos, pues este último verbo
realmente es más exacto, parte de la vida consciente que existe fuera de
los tres niveles que estrictamente componen la materia visible en el
plano físico (sólido, líquido y gas), pues también existen otros cuatro
niveles de vibración, en este mismo plano que nuestros ojos ya no suelen
captar, y que se suelen llamar los niveles etéricos, superetéricos,
sub-atómicos y atómicos, como una forma de delinear el estado
vibracional de la materia en esas frecuencias.
El principal reto para nuestra sociedad, es pasar de los sistemas de creencias de “si no lo veo no lo creo” a “estoy empezando a ver cosas en las que no creía”,
y dejar de auto bloquearnos por ello. Necesitamos, como raza, formarnos
en todo lo que existe más allá del mero plano físico en el que nos han
confinado para poder tomar con naturalidad lo que existe fuera del
mismo, y necesitamos dejar de ridiculizar y tomar como algo fuera de lo
normal que este tipo de cosas puedan ser percibidas.
Dudas activadas y autogeneradas
El
mensaje, en todo caso, es que lo que mis ojos no ven, pero que mi
visión mental sí que empieza a percibir, es tan real como lo otro. ¿Por
qué dudamos? Dudamos porque tenemos muchas interferencias que, sea a
propósito (dirigidas específicamente contra alguno de nosotros) o
simplemente porque forman parte de los campos electromagnéticos entre
los que vivimos, activan bloqueos en la psique, en las esferas mentales,
que ponen en marcha programas de protección de los arquetipos y del
sistema de creencias que tenemos. Esto es difícil de explicar si uno no
ha estudiado e investigado a fondo el funcionamiento de las esferas
mentales, pero hay programas y filtros que literalmente protegen,
bloquean e impiden que algo que va muy en contra del sistema de
creencias que cada uno tiene pueda desmontarlo, así que, para que
alguien pueda cambiar su visión de la realidad, y acepte lo que quizás
antes no aceptaba, ha de recibir lo que solemos llamar “choques de
consciencia”, que permitan, tal y como explicaba en el artículo sobre el embudo de la percepción humana,
eliminar alguno de los filtros que tamizan el contenido de lo que
recogemos del exterior, para adecuarlo a lo que cada uno lleva a
cuestas.
Hay momentos qué, por cambios brutales o
radicales, y rápidos, en la estructura energética que nos compone, que
estos programas de protección saltan por los aires, y entonces la
persona tiene o bien un “despertar” brutal, al cambiar rápidamente la
forma en la que ve el mundo, actualizando rápidamente su sistema de
creencias a una nueva versión más expandida y amplia, o se tienen crisis
existenciales muy profundas, si uno no deja ir, y se mantiene agarrado a
las estructuras antiguas que nos daban un sentido a la realidad cuando todo se pone patas arriba.
De
ahí la importancia del conocimiento intelectual, aunque sea puramente
informativo sobre todos estos temas, pues todo lo que ya está presente
en nuestra mente, aunque no esté plenamente aceptado o integrado,
disminuye la posibilidad de un shock a la hora de darte cuenta que la
realidad y lo que vive y existe en ella es mucho más amplio, en ambas
polaridades y en todo tipo de niveles de vibración, de lo que uno ve, y
así se prepara el terreno para una actualización paulatina y suave hacia
el uso normalizado del resto de sentidos extrasensoriales que, como
hemos, dicho, todos tenemos por defecto, y están activándose en algunas
personas, poco a poco, ya de forma natural.
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