Rutinas egóicas de generación de sucesos futuros en la mente
El trabajo de comprensión de la psique humana, via la
constante autoobservación, pareciera no tener fin. A cada programa,
rutina egoica o patrón desmontado en las esferas mentales, otras cosas
cobran fuerza haciendose notar, dejándonos ver partes ya existentes,
pero, de algún modo, aun funcionando de forma automática e inconsciente
hasta que las percibes mediante ese “Yo del Ser” o ese “Yo Observador”.
Así, otra de las funciones del programa ego de gestión de nuestra
psique, partiendo de la concepción de la realidad que tenga cada uno, y
de cómo interpretamos los sucesos propios de la vida y experiencias
recibidas, es la simulación de futuros probables, en nuestra mente,
creando escenarios dónde nos montamos decenas de películas sobre qué
puede pasar, como pueden pasar las cosas, como lo solucionaríamos,
etc., todo sin que, realmente, externamente, nos preguntemos si tiene
sentido o no, es necesario o no, el desgaste energético y psíquico tan
grande que realizamos para ello.
¿Por qué tenemos unas rutinas de generación mental de
hipotéticos futuros? Tiene que ver con los conceptos básicos del
programa ego que hemos visto en otras ocasiones, y que pasan, en su raíz
inicial, por la supervivencia del vehículo que intenta gestionar, y la
adaptación a cualquier situación en la que nos podamos encontrar, de
forma que siempre podamos tener a mano, o crear, si fuera necesario, un
nuevo “Yo”, por anticipado, ante una eventual situación en la que no
sabemos que nos puede suceder.
Analizando datos y creando soluciones
Para ello, usando los programas de las esferas mentales y la memoria y datos del cuerpo mental,
analizamos nuestros opciones con personas y eventos, y simulamos el
futuro con ellos enlazando múltiples relaciones hasta formar un “árbol
causal” (—> si pasa esto implica lo otro, si hago esto me lleva a lo
de más allá, etc.) que nos dé una serie de situaciones y desenlaces, los
cuales, muchas veces, reproducimos como si proyectáramos una película
en nuestra pantalla mental.
Esto a veces sucede normalmente por la noche, o
cuando estamos analizando los sucesos del día sin darnos cuenta, y nos
planteamos como repercutirán en los sucesos de la jornada siguiente,
pero también lo hacemos en “tiempo real”, quizás inconscientemente. Por
ejemplo, cuando llegas a una fiesta o a una reunión, y empiezas a ver
caras de gente por el lugar, nuestro programa ego empieza a examinar y
discernir las relaciones potenciales con ellas, y se hace preguntas de
“¿quién de estas personas me interesa abordar/hablar/relacionarme ahora”?, o, por ejemplo, “¿quién de estas personas es un enemigo potencial?”
(en cualquier sentido y ámbito de vida). Supongamos que acabamos de
perder nuestro trabajo y estamos buscando otro. Mientras hablamos con
aquellos que han asistido a esa reunión, nuestro programa ego se plantea
opciones de futuro en plan a lo que sabe de cada una de esas personas,
para el objetivo a conseguir: un nuevo trabajo. De ahí, ejecuta
diferentes alternativas que pasan por nuestra psique como “opciones”:
hablar con tal, impresionar a tal otro, insistir en mi conversación con
este o aquel… Que nos demos cuenta consciente o no es otra cosa, que la
mente funciona a tope en todo momento cuando el programa ego ejecuta sus
funciones de simulación es incluso posible de demostrar.
Escaneando el cerebro
Según el físico Michiu Kaku, imágenes cerebrales
recientes han arrojado luz sobre la manera en la que el cerebro y sus
componentes se estimulan y activan cuando nuestro programa ego está
ejecutando rutinas de simulación de futuros alternativos. Estas
simulaciones activan principalmente neuronas en la corteza dorso lateral
prefrontal del neocórtex, donde se activan también las neuronas que
enlazan a todo el banco de datos que tenemos sobre ese evento, situación
y personas involucradas (recordemos que la información no está
almacenada en las neuronas, sino en el cuerpo mental, siendo las
neuronas solo el lugar donde se guarda, químicamente, la posición
energética del dato concreto en las capas del cuerpo mental que forman
el conjunto de la memoria). Cuando las simulaciones de futuro producen
resultados placenteros, deseables y agradables, se activan también los
centros de placer del cerebro, en el llamado núcleo accumbens
y en el hipotálamo. Pero cuando estas simulaciones de futuro son
negativas o desagradables, entra en acción la activación de otros
programas en la mente, asociados con la corteza orbito frontal, para
poner en marcha procedimientos de protección ante posibles peligros
(imaginados, pues estamos lidiando solo con cosas que reproducimos en
nuestra mente y buscamos formas de estar preparados ante todas las
posibles eventualidades).
Diferentes soluciones y reacciones previstas de antemano
Es aquí, cuando, entonces, aparecen en nuestra
película mental diferentes soluciones, nos imaginamos como vamos a
reaccionar, que haremos, que no haremos, etc., y, si es necesario, ya
inmediatamente se fragmenta un poco más la personalidad virtual creando
un nuevo “Yo” que tendrá las características necesarias para lidiar con
esa situación, que ya se ha previsto por el programa ego, aunque no haya
ni siquiera sucedido en el mundo real (ni vaya a suceder).
Un arma de doble cara
Esta capacidad de simular futuros probables
analizando el árbol causal de todas las posibles ramificaciones de un
evento, puede ser una gran herramienta, o un gran lastre. Gastamos
tantísima energía y, en muchos casos, generamos tanta preocupación y
estrés por algo que solo está en nuestra cabeza, que se nos va parte de
la “carga energética” que nuestro centro intelectual inferior usa, y
posee, solo para lidiar con opciones que calmen el miedo que genera el
programa ego a no ser capaz de encarar adecuadamente una situación
determinada.
Si recordáis el artículo de los centros de control
y de cómo se cargan y descargan de energía, al gastar tantos recursos
en darle tantas vueltas a las cosas (hay quien más y hay quien menos,
obviamente), luego no es de extrañar que uno termine agotado solo de
pensar constantemente (y automáticamente, en muchos casos) en lo que le
puede o no pasar.
Por otro lado, evidentemente, sin esta capacidad no
seríamos seres con capacidad de autocrecimiento, auto-evaluación de
opciones y cierto libre albedrio para decidir entre un (limitado)
abanico de opciones, cual es la más adecuada y cómo lidiar con ella. Es,
parece, en el fondo, cuestión de cómo se use. Si uno, a partir del
hábito de la autobservación, se descubre a si mismo constantemente
enfrascado en simulaciones de futuros para estar siempre “preparado”,
hay que pararlo, con voluntad y con determinación. Al fin y al cabo,
¿quién manda en nuestra psique? ¿nuestro programa ego o nuestra
consciencia real?
El gran trabajo es domar a la mente dual que controla toda historia. Estas mentes separadas imaginariamente y por programacion requieren de la disciplina, constancia y ejercicio creativo en accion para el trabajo en conjunto. El arte con ciencia es la solucion, porque crea el sentimiento creativo especifico como base dinamica para cualquier tipo de accion en la realidad.
ResponderEliminarLos impulsos atraidos por las probabilidades negativas son adictivas y deben tratarse como tal. Se puede hacer un salto creando posibilidades-soluciones en cualquier momento, no importa que tan locas o increibles sean, las imagenes crean la quimica emocional y se debe recurrir con la fuerza de esa voluntad para ir apasiguando a la descarriada mente negativa ficticia que es parte fundadora de formas de ser que en la sociedad solo entregan lo que que tienen de base, que es la obtencion de separacion y estados distorsionados emocionales.
La memoria de los puntos historicos positivos que se han quedado guardados, pueden aflorar en cualquier momento para ayudar a la quimica necesaria del estado de solucion correcto. Hay que tener en cuenta que los traumas reales o ficticios son los origenes e impulsadores de una forma de crear la historia.