El poder paranormal y místico de los gatos
Desde
tiempos remotos, los gatos, una de las mascotas más populares del mundo
actual, han sido asociados al mundo de la noche, a la muerte y a los
hechos paranormales e inexplicables. Y es que su naturaleza ha estado
desde siempre ensombrecida por una bruma de misterio, la misma que ha
llevado a que en diferentes culturas, tanto en el mundo antiguo como
moderno, se crea que estos altivos, independientes y ágiles felinos son
portadores de capacidades perceptivas extraordinarias de las que
carecemos los seres humanos.
La civilización egipcia,
la más esotérica de las culturas antiguas, sintió un respeto
reverencial por los gatos. Domesticados hacia el 2.800 AC, debido a su
gran habilidad para mantener los templos y hogares libres de roedores,
estos felinos fueron divinizados en una de las deidades más conocidas
del Egipto faraónico, la diosa Bastet, que era representada con cabeza
de gata y contaba con una ciudad propia, Bubastis, ubicada en el
delta del Nilo. Entre los atributos de la diosa gata estaba ser
guardiana de los hogares, defensora de los hijos y representante de la
dulzura maternal y de la abundancia. Los antiguos egipcios
sentían tal devoción hacia estos felinos que, si se producía un
incendio, lo primero que se debía poner a salvo eran los gatos del
hogar. Y cuando moría uno de ellos, la familia le dedicaba un duelo
especial, como si de un pariente querido se tratara (el historiador
griego Heródoto asegura que los moradores de la familia, principalmente
el cabeza de familia, se rapaban las cejas en señal de duelo, antes que
el animal fuera momificado y sepultado).
Los
comerciantes fenicios habrían sido los que introdujeron los primeros
gatos domésticos a Europa, aunque otros afirman que fueron los antiguos
griegos, que asimilaron a la diosa egipcia Bastet a su deidad Artemisa.
Los celtas, otro pueblo aficionado al mundo oculto, creía que los
misteriosos ojos de estos felinos eran la puerta que conducía al mundo
de las pequeñas criaturas –principalmente de las hadas- y que la
cercanía de los gatos podía ponerlos en contacto con seres del otro
mundo. En Japón, los gatos, llegados a las islas hacia el siglo X desde
China, vivían en el interior de pagodas y templos, ya que, además de ser
considerados animales de buen augurio y portadores de vibraciones
positivas, protegían los manuscritos sagrados de la voracidad de los
ratones. Se cuenta que Confucio tenía un enorme gato como animal de
compañía y en algunos países del Oriente se creía que poner una estatua
de porcelana de un gato en las puertas de las casas constituía un
símbolo protector. En la India se adoraba a una diosa-gata, que se
asociaba con la fertilidad, e incluso el profeta Mahoma, en pleno siglo
VII, poseía casi una decena de gatos y solía predicar con Muezza, su
gata favorita, entre los brazos.
De sagrados a perseguidos
Fue
a mediados del siglo XIII, en plena Edad Media, cuando, de ser
considerado un animal sagrado y protector, este astuto e independiente
animal pasó a ser visto como una criatura diabólica (en cualquier acto
que se considerara maléfico y demoníaco la iglesia detectaba la
presencia del gato y en algunos países eslavos y balcánicos se asociaba a
los gatos con los no-muertos, los temibles vampiros.). Así, comenzó una
verdadera masacre que estuvo a punto de provocar su extinción.
En
unas cuantas décadas fueron millones los gatos asesinados (los gatos de
color negro y pelaje corto eran los más temidos) y la mortandad alcanzó
tal nivel que entrado el siglo XIV apenas quedaban felinos en las
grandes ciudades y pueblos de la época. Esta situación, creada por la
proverbial y endémica estupidez del ser humano, provocó indirectamente
la peor pandemia de toda la Edad Media: la temida peste negra. En 1348,
supuestamente en la India, aparecieron los primeros brotes de la
enfermedad, pasando después a Crimea y, desde allí, a bordo de numerosas
naves genovesas cargadas de ratas, se extendieron primero a Italia y,
más tarde, a gran parte de Europa. El exterminio de los gatos europeos,
depredadores por excelencia de los roedores, pero considerados como
supuestos colaboradores del demonio y de las brujas, provocó que las
ratas pasearan a sus anchas por pueblos y ciudades, contagiando a todos
sus habitantes. La cifra aproximada de muertos ocasionada por la peste
negra, que se extendió entre 1348 y 1375, fue de 25 millones de
personas.
A
mediados del siglo XVII el gato recuperó progresivamente su lugar de
privilegio en nuestra sociedad, ya fuera como cazador de ratas o animal
de compañía (el rey francés Luis XIII, llamado “El Justo” y gran amante
de los animales, prohibió y castigó la matanza masiva de gatos,
iniciativa que se extendió a otros países europeos). Durante
esta misma época se comenzó a creer que enterrar el cadáver de un felino
durante la edificación de los edificios podía servir para combatir los
espíritus malignos y la mala suerte (en el subsuelo de
históricos edificios de Europa, como la Torre de Londres, por ejemplo,
se han encontrado numerosos restos de estos animales).
Increíble percepción extrasensorial
La
superstición más popular con respecto a los gatos afirma que estos
felinos de mirada fosforecente y de pupilas verticales que se ensanchan
en la oscuridad tienen siete vidas, aludiendo a su independencia y su
portentosa morfología que lo convierten en un superviviente nato, tal y
como lo demostró en las crueles masacres medievales y renacentistas.
Sin
embargo, son numerosos los autores, como el periodista británico Dennis
Bardens, autor del libro “Poderes secretos de los animales”, por
ejemplo, que afirman que el gato posee una desarrollada percepción
extrasensorial, que se manifestaría en cuatro habilidades: la
premonición o conocimiento anticipado de acontecimientos funestos;
orientación geográfica instintiva; telepatía o comunicación mente a
mente y la percepción de fantasmas y seres de otra dimensión.
Con
respecto a la precognición de accidentes, no son pocos los casos de
gatos que salvaron a sus dueños o a otros seres humanos de diferentes
situaciones de peligro, aún a costa de su propia seguridad. Un diario
alemán relataba, por ejemplo, que en plena Segunda Guerra
Mundial, en la ciudad de Magdeburgo un hombre que se encontraba
afeitándose en su casa escuchó un persistente maullido en las afueras.
Al
abrir la puerta encontró a uno de los gatos del barrio que comenzó a
tironearle los pantalones, como indicándole que lo siguiera. El hombre,
intrigado por el comportamiento del animal, que iba delante de él y lo
miraba continuamente hacia atrás, lo siguió por la calle. Al cabo de una
cuadra el gato se detuvo y en ese mismo instante, comenzaron a
escucharse los ruidos de los motores de decenas de aviones ingleses
Lancaster que surcaban los cielos de la ciudad para comenzar un
inclemente bombardeo. Una de las bombas, por cierto, arrasó con la casa
del hombre de la historia que, gracias al felino, salvó milagrosamente
con vida.
En plena década de los 80’,
los tabloides ingleses relataron la historia de tres familias del
barrio londinense de Balham que se salvaron milagrosamente de un
incendio. A las tres de la mañana, una dueña de casa fue despertada por
los arañazos que se sentían en su puerta. Al abrir, la mujer vio a un
gato que maullaba lastimeramente. Pensando que sólo quería comida, la
mujer le cerró la puerta, pero los maullidos persistieron con más
fuerza. Después de unos minutos y al abrir de nuevo la puerta, la mujer
vio con espanto que el pasillo estaba en llamas. La mujer alcanzó a
sacar a los miembros de su familia del edificio y a avisar del incendio a
las familias del piso de arriba y del sótano. Diez personas en total
salvaron la vida, aunque el heroico gato que dio la alarma pereció entre
las llamas.
En
la localidad norteamericana de Rhode Island, en tanto, fue célebre el
caso del gato Oscar, un felino que vivía en un centro de reposo para
ancianos. Los empleados del lugar aseguraban que el minino podía
predecir cuando a un residente le llegaba la hora de abandonar este
mundo. “Nadie moría en el centro sin que Oscar lo visitara y se
quedara con él un rato. En total predijo la muerte de más de veinticinco
residentes”, relataron.
Con
respecto a las otras cualidades paranormales atribuidas a los gatos, se
cree que los gatos son capaces de desarrollar un fuerte lazo mental con
sus propietarios y pueden anticipar cuando sus amos están a punto de
llegar a la vivienda y predecir sucesos funestos que puedan afectarlos. Los
gatos también muchas veces se comportan de forma aparentemente extraña o
se quedan mirando fijamente la nada, totalmente concentrados, aunque
esto se debería a su capacidad de ver seres y objetos de otras
dimensiones, que no serían perceptibles para la mayoría de
personas. Por ello, algunos médiums los consideran en extremo útiles
para percibir entes y espíritus y ser una especie de nexos entre el
mundo de los vivos y el de los muertos, sin mencionar que también tienen
un talento natural para captar diferencias en los campos magnéticos y
detectar alteraciones eléctricas.
Se
dice también que los gatos son capaces de reciclar energías negativas
en los hogares. A ello se debería que acostumbran sentarse y descansar
en determinados lugares de la casa, donde captan estas impregnaciones
negativas, transformándolas y eliminándolas finalmente de las casas.
Algunos autores postulan que nuestros problemas y estrés diario son
absorbidos por el gato (por ello, cuando el lugar está muy cargado de
energía negativa, no es raro que el gato se enferme). Estos
mismos autores aconsejan también estar muy atento a la forma como los
gatos reaccionan a las visitas en las casas, ya que muchas veces ellos
están intentando proteger a sus dueños de un campo energético negativo o
pesado.
Las
creencias sobre las propiedades de los gatos cambian en cada país. Pese
a su relación directa con la brujería, en el Reino Unido los gatos
negros son considerados desde hace siglos portadores de buena suerte,
todo lo contrario de lo que sucede en España, Italia, Portugal, sur de Estados Unidos y algunos países iberoamericanos.
En el mundo rural se cree que si un gato nos precede en el paso es
augurio de buena suerte, pero si se nos cruza por delante simboliza lo
contrario (si se cruza de derecha a izquierda, es mucho peor que si lo
hace de izquierda a derecha). Y en los países sajones y los germánicos
se cree que si el gato es de color negro, pero tiene alguna mancha
blanca sobre su pelaje, es portador de buena suerte y se convierte en
amuleto protector.
Asombroso poder terapéutico
Algunos
estudios científicos postulan el poder terapéutico y sanador de los
gatos, afirmando que el simple hecho de acariciar a un gato eliminaría
el estrés y la negatividad, aportando calma y quietud, mejorando el
nivel cardíaco y contribuyendo a la salud física y psíquica del ser
humano.
Con
respecto al inconfundible sonido del ronroneo de estos animales, que
indica que el gato está en un estado de placidez (aunque también puede
indicar angustia, aflicción o dolor) se cree que es el resultado de
impulsos rítmicos hacia su laringe. Y la frecuencia en la
vibración producida por el ronroneo fomentaría la curación de los huesos
y de los órganos del animal, explicando por qué ronronean cuando están
heridos. Lo increíble de todo esto es que muchos sostienen que
los gatos son capaces de traspasar esta asombrosa capacidad curativa a
los seres humanos que tienen cerca (por ejemplo, cuando ronronean en el
regazo de sus dueños).
Elizabeth Von Muggenthaler,
especialista en bioacústica, por ejemplo, asegura que “hay un viejo
adagio entre los veterinarios que afirman que si pones a un gato
ronroneando en una pieza llena de huesos rotos, los huesos se curan. He
escuchado relatos de personas que, supuestamente gracias a sus gatos
ronroneando cerca de ellos, curaron lesiones de sus huesos, tendones y
ligamentos. Los mismos dueños de gatos pueden atestiguar que cuando
estas personas no se sienten bien o sienten un dolor específico, los
gatos a menudo se arriman a la parte de su cuerpo que está dolorida y
empiezan a amasar con sus patas, ronroneando y lanzando una mirada
meditativa en sus ojos. Y yo no tengo ninguna duda de que están tratando
de ayudar a sus propietarios”.
AUTOR: Héctor Fuentes
VISTO EN: https://compartiendoluzconsol.wordpress.com/2015/08/12/el-poder-paranormal-y-mistico-de-los-gatos/
TOMADO DE https://hermandadblanca.org
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