Estar atentos a la Sincronicidad
Nuestro desafío personal consiste en
superar el condicionamiento cultural que nos lleva a reducir la vida a
lo ordinario, al lugar común y a lo carente de misterio. La mayoría de
nosotros hemos aprendido a ir por la vida solo con nuestro ego y pensar
que debemos tener un control total sobre nuestra vida. Creamos listas
mentales inflexibles de proyectos que pensamos llevar a cabo y
perseguimos esos fines con una especie de visión de túnel. Sin embargo,
el misterio sigue estando, bailando en las orillas de nuestra vida,
dándonos visiones fugaces de posibilidades. Debemos tomar la decisión de
desacelerarnos y modificar nuestro punto de atención, y empezar a
actuar de acuerdo con las oportunidades que se presentan en nuestro
camino.
Es casi imposible que, al mirar hacia
atrás no veamos un esquema de sincronicidad en los hechos misteriosos
que pasaron para hacernos llegar a lo que ahora tenemos. Mucho más
difícil es la percepción de esos hechos tan importantes en la vida del
presente, cuando ocurren. Las coincidencias pueden ser impactantes, pero
también muy sutiles y fugaces y por lo tanto fácilmente pasadas por
alto, como si fueran obra del azar o simple casualidad.
Cómo llega la información es siempre un
misterio, pero siempre es la perspectiva, la investigación o la idea de
un ser humano sobre el mundo que nos llega justo en el momento indicado
para ampliar nuestra conciencia. Nuestra sensación de que la información
nos está llegando quizá derive de que estamos integrando todos los
pasos de crecimiento necesarios para establecer nuestra aptitud al
siguiente capítulo en la historia de nuestra vida. La sincronicidad, al
igual que la nueva conciencia espiritual que estamos construyendo, es
apenas la concientización de la forma en que lo divino obra en nuestras
vidas, la percepción o la experiencia de nuestra conexión con esta
fuerza divina.
Tal vez el mayor desafío para los que
empezamos a vivir la nueva conciencia espiritual sea relacionarnos con
los escépticos. Debemos recordar que un grado de escepticismo es, de
hecho, importante. No hay que tomar una idea de moda al pie de la letra,
y todos debemos contemplar con ojo crítico cualquier afirmación sobre
la naturaleza de la realidad, sin olvidar mantener la mente lo bastante
abierta.
Hemos llegado por fin a un punto en que
la idea de una experiencia personal trascendente forma parte de nuestra
nueva conciencia espiritual. Lo importante es la percepción mística
aumentada que expande nuestra conciencia y nos baña en una sensación de
seguridad, bienestar y claridad nunca antes soñada. Cuando la
sincronicidad nos lleva a dar el siguiente paso a la experiencia mística
directa, todos superamos la tentación de simplemente intelectualizar
este pasaje. Todos debemos encontrar esa experiencia espiritual que
expande nuestro sentido del yo desde el interior, que transforma nuestra
comprensión respecto de quiénes somos y nos abre a la inteligencia que
hay detrás del universo.
Al alcanzar lo trascendente nos sentimos
más vigorosos, como si un canal de energía espiritual hubiera empezado a
inflarnos desde adentro; experimentamos una sensación de unidad con
todas las cosas. Al mirar nuestro medio mientras estamos en este nivel
de conciencia, todo lo que percibimos nos parece parte de nosotros
mismos, sentir que todo lo que nos rodea es parte de nuestro yo cósmico
más amplio que ahora está viendo a través de nuestros ojos.
Al abrirnos a la energía interior
divina, tenemos la certeza de que la vida es eterna y espiritual,
formamos parte de l gran orden del universo. No solo somos eternos sino
que estamos protegidos, incluidos, colaboramos incluso en el gran pan
que es la vida en la Tierra. Y, si estamos atentos al sentido de
bienestar y seguridad que penetra en nosotros, podemos ver que nos
sentimos a salvo, porque estamos llenos de una fuerte emoción que
impulsa todas las otras emociones: estamos imbuidos de un gran sentido
de amor, que existe sin un punto de atención pensado y en una constante
penetrante que mantiene a todas las demás emociones en su contexto. La
constancia del amor evita que las emociones negativas invadan nuestra
mente, quedan dentro de un contexto razonable en el cual podemos
sentirlas y dejarlas ir, concentrándonos en el amor penetrante que
energiza nuestro ser.
Podemos descubrir quiénes somos en
realidad, y cuando la sincronicidad continúe y la inspiración aumente,
nuestros cuerpos alcanzarán niveles de energía cada vez más altos hasta
convertirnos en seres espirituales de luz.
James Redfield – La Nueva Visión Espiritual
Fuente: Manulondra-Reflexiones
Comentarios
Publicar un comentario