El Exceso De Pensamientos y Caos Emocional
Vamos a hablar del exceso de
pensamientos y del caos emocional, ya que ambos se encuentran
estrechamente relacionados. A algunos de nosotros un trauma emocional
puede habernos dejado con el hábito de pensar en exceso, ya que cuando
nos sentimos desbordados en nuestros sistemas emocional y energético,
tendemos a llevar toda esa energía sobrante a la mente (describe un
círculo alrededor de la cabeza).
Piensa en tu mente como si se tratara de tu protector:
es la parte de nosotros que durante años ha creado una lista de
instrucciones para evitar el dolor. De la misma manera que si, por
ejemplo, tu padre te regañó una y otra vez cuando eras niño por ir a la
cocina y tomar cualquier cosa para comer, llegó un momento en que
creaste dentro de tí una orden que te repetía: “No debo ir a la cocina
para tomar algo de comer”.
Esta es una manera muy simplista de
identificar lo que nos ocurre a todos a lo largo de nuestra vida;
siempre que nos sentimos amenazados o acusados, bien por la energía
de alguien, forma de agresión o bien como reacción emocional, tendemos a
crear algo para evitar que esa amenaza vuelva a repetirse. Así es cómo
creamos “reglas de seguridad” en nuestra mente que nos impidan repetir
la misma acción.
Cuando se trata del exceso de
pensamientos y del caos emocional en general, ambos se encuentran
ligados ya que, cuando nuestro pensamiento está dando vueltas y vueltas
(traza un círculo alrededor de la cabeza), lo que debemos descubrir es qué emoción se encuentra detrás.
Por ejemplo, imaginemos que tuvimos una discusión con un amigo hace
unos días, que no podemos quitárnosla de la cabeza (dibuja de nuevo el
círculo) y se está convirtiendo en una obsesión. De ser así,
comprobaremos algunas cosas:
1.-Qué estamos comiendo, cómo es nuestra alimentación.
Se puede demostrar científicamente que si tomamos alimentos vivos y
orgánicos que sean favorables para nuestro organismo, nuestro sistema
energético permanecerá activo y vital, mientras que, por el contrario,
los alimentos “muertos”, procesados o a los que tengamos alergia,
harán que se vuelva más lento. De manera que, si notamos algunos
síntomas de exceso de pensamientos o de caos emocional, lo que vamos
comprobar en primer lugar es cómo estamos tratando nuestro cuerpo.
2.- Ejercicio físico.
Sé que este nombre desagrada a muchas personas, porque a menudo
se relaciona con agotarse físicamente en un gimnasio, pero no tiene por
qué ser así; puede tratarse, simplemente, de un paseo por nuestro
vecindario o de salir a la naturaleza. Así que, cuando notemos que
estamos pensando demasiado, antes de nada debemos darnos cuenta de que
estamos en un estado obsesivo y de que nuestro cuerpo necesita espacio,
y nos aseguraremos de hacer lo que está en nuestra mano para
proporcionarle lo que necesita.
3.-Nos preguntamos: ¿qué emoción se encuentra detrás de todo esto?
Porque nuestros pensamientos se encuentran en estrecha relación con
nuestro cuerpo emocional. Por ejemplo, si seguimos dando vueltas y
vueltas en nuestra mente a la discusión con ese amigo y estamos
enfadados o intentando justificar lo que ocurrió, es muy posible que
hayamos entrado en contacto con cierta tristeza acerca de lo que
ocurrió. Y también es muy probable que, dentro de nuestra sociedad
condicionada del siglo XXI, tengamos algunas dificultades para aceptar
nuestros sentimientos de vulnerabilidad. Así, si tenemos una discusión o
un desacuerdo con alguien, la tendencia programada en nosotros es la de
ponernos a la defensiva, bien hacia la otra persona, o bien hacia
nuestros propias emociones de tristeza y consternación al vernos
envueltos en un conflicto. Por lo tanto, si nos descubrimos atrapados en
pensamientos que no se detienen, debemos preguntarnos acerca de
la emoción que están escondiendo.
Podemos hacerlo simplemente sentándonos
en una silla durante cinco minutos y colocando las manos en la zona del
torso, lo que ya de por sí crea un espacio de conciencia para que
la energía descienda de la zona la cabeza. Podemos colocarlas en el
corazón (Lee se toca el pecho con las dos manos, el corazón, el estómago
y los costados), y en el vientre, que se encuentra directamente
vinculado con las relaciones, y preguntarnos: ¿cómo me siento?
Algunos de nosotros podemos hacer esto
durante varios minutos y no sentir nada, pero no debemos desanimarnos si
no oímos nada en nuestra mente: por el contrario, volveremos de nuevo a
la sensación de cómo nos sentimos. Este es un ejercicio que nos ayuda a ser más auténticos acerca de nuestros sentimientos,
con el fin de evitar que la mente continúe saltando de un pensamiento a
otro para llamar nuestra atención acerca de lo que no se está
expresando aquí (se toca el pecho). Simplemente nos preguntamos: ¿qué
estoy sintiendo?, Y otra vez, ¿qué estoy sintiendo? Quizá sintamos
algo, quizá sintamos deseos de llorar y llevaremos entonces la
conciencia al vientre (hace círculos con una mano en el vientre mientras
con la otra se toca el corazón). O, quizás, sintamos deseos de reír, y
eso es lo mejor, porque la risa es la mejor forma de llorar que
podemos tener. Cualquiera que sea la emoción que surja, repetiremos el
proceso de acariciar nuestro vientre en sentido circular mientras
continuamos preguntándonos: ¿qué estoy sintiendo? Nos será especialmente
útil a aquellos de nosotros para quienes resulte más sencillo saltar
a los pensamientos que conectar con los sentimientos.
El exceso de pensamientos se produce cuando el sistema nervioso está sobrecargado y a causa de emociones intensas,
de manera que sabemos que si estamos pensando sin cesar, lo que ocurre
en realidad es que nuestro cuerpo necesita espacio; la mitad inferior
del cuerpo, del cuello hacia abajo está gritando: “¡por favor, mírame,
siénteme! ¡Baja del piso de arriba! ¡La razón por la que subes ahí es
porque no quieres saber nada de lo que está pasando aquí abajo!”.
De manera que démonos el tiempo para sentarnos y permanecer en contacto con nuestras emociones. Deja salir todo lo que emerja a la superficie y deja que se libere. Al terminar el ejercicio, también puede
sernos de utilidad escribir o tomar algunas notas acerca de lo
que aparece en nuestra conciencia porque, cuando vuelvan los
pensamientos, siempre podremos leer esa página que dice:” Estoy
triste por lo que ha ocurrido con mi amigo”. Para los más sensitivos de
nosotros, puede que no necesitemos un catalizador de tercera dimensión
para llegar a sentir todo esto; es posible que ni siquiera haya una
razón específica de por qué estamos pensando en exceso o en un estado de
caos emocional. Sin embargo, sería válido el mismo ejercicio: sentarse
durante cinco minutos, darnos cuenta de que estamos intentando
acompasarnos con otras partes de nosotros en nuestra mente (se señala la
cabeza de nuevo). Respira, deja que la inhalación baje realmente al
vientre, porque en esos estados tendemos a respirar de forma superficial
y frota tu vientre en círculos como lo harías con un bebé. Esto
proporcionará el alivio que necesitamos en esos momentos de sobrecarga.
En el último lugar de la escala,
estaríamos los que aún no pudimos resolver algún tipo de trauma de mayor
o menor gravedad. Si los síntomas de excesos de pensamiento y
caos emocional son frecuentes e intensos, recomendaría acudir a un
psicoterapeuta o terapeuta energético, en la modalidad en la que cada
uno se sienta más cómodo. Si se trata de un patrón que ya nos está
creando dificultades y del que estamos cansados, démosle algún espacio
en nuestra vida para que pueda resolverse trabajando con el cuerpo
emocional y el campo energético.
En resumen: comprueba tu alimentación y
tu nivel de ejercicio físico, reconoce que tal vez necesites desaparecer
del lugar de estrés dónde estás durante 10 minutos, pon alguna música
que te inspire y baila por toda la casa o usa aceite esencial; lo que
sea que funcione para ti. ¿Qué te ayuda cuando te encuentras
sobrecargado/a?
En mi caso, sé que el aceite esencial me
va bien y el aroma me ayuda a calmarme: un poco debajo de la nariz, a
ambos lados de la nuca y las sienes. También los baños, las duchas,
el agua general, me ayudan a reequilibrar mi campo electromagnético y a
volver a mi centro. En tu caso ¿qué es lo que te ayuda a volver a ti
mismo/a? Porque cuando nos encontramos en estados de caos emocional y
con exceso de pensamientos significa que ya nos hemos salido de nuestro
centro.
Clave: Descubre qué te calma y te tranquiliza.
– Lista de auto-cuidados:
¿Qué estoy comiendo?
¿Estoy haciendo ejercicio físico?
¿Duermo lo suficiente?
¿Necesito más espacio?
¿Necesitó un nuevo límite?
– Lista de ajustes energéticos:
Acariciarse a uno mismo.
Paseos suaves, estar en la naturaleza.
Contacto con el agua (baños, duchas, nadar)
Aromaterapia (aceites esenciales, incienso)
Música, baile y otros movimientos fluidos.
Espero que les sirva de ayuda. Mi amor para todos.
Por Lee Harris
Video: https://www.youtube.com/watch?v=GLErCd5hVoI
© copyright 2015 –all rights reserved by Lee Harris Energy
© copyright 2015 –all rights reserved by Lee Harris Energy
Traducción del Video: Rosa García
Difusión: El Manantial del Caduceo
Difusión: El Manantial del Caduceo
http://shekinahmerkaba.ning.com
Fuente: Ashamel Lemagsa
Comentarios
Publicar un comentario