La curación a tu alcance: dime que te duele y te diré por qué
Continuando con lo dicho en el articulo “Dime qué te duele, y te diré qué significa“, ahora nos extenderemos en la base fundamental del tema: el cerebro y sus emociones.
La salud perfecta y el pleno despertar
son, en realidad, lo mismo. La única curación auténtica es la
autocuración. El querer curarse sinceramente puede motivar a una persona
para que realice los cambios necesarios en aquellas actitudes,
sentimientos y emociones que son responsables de su sufrimiento.
La curación no ocurrirá con sólo conocer
su causa. Porque incluso cuando se ha solucionado un conflicto o se ha
liberado una emoción, el cuerpo puede necesitar un tiempo más o menos
largo para proceder a la reparación del tejido o del órgano afectado.
La curación no es más que volver al
estado de armonía y de equilibrio. Admitir una dificultad o una
debilidad es estar ya en el camino de superarla.
El hemisferio izquierdo de nuestro
cerebro asume las funciones de orden racional tales como leer, hablar,
contar, pensar, analizar una situación y establecer asociaciones; se
relaciona con el pensamiento lógico y corresponde a nuestro aspecto
emisor masculino o Yang;controla la parte derecha de nuestro cuerpo.
El hemisferio derecho gestiona las
informaciones afectivas y emocionales; nos permite reconocer globalmente
una situación y atribuirle un colorido emocional y sensitivo; se
relaciona con nuestra imaginación, nuestra intuición y participa en la
actividad onírica;corresponde a nuestra parte femenina o Yin; rige la
parte izquierda de nuestro cuerpo.
El intercambio de información entre los
dos hemisferios y la conclusión que de ello resulte,determinarán nuestra
forma de actuar. Sin embargo, la información que llega a nuestro
cerebro derecho es determinante. La memoria emocional del cerebro
límbico contiene la respuesta a muchas causas de malestares y
enfermedades (Ej. Hemisferio izquierdo: “Mi madre me ha dejado sola con
mi padre”. Hemisferio derecho: “Me siento abandonada”).
El papel principal del cerebro límbico
es garantizar nuestra supervivencia evitando hacernos revivir
experiencias consideradas desagradables y haciéndonos revivir las que se
consideran buenas y a repetir. El problema fundamental del cerebro
límbico es que no piensa, no diferencia entre lo real o imaginario sino
que sólo le importa lo que siente; no posee el discernimiento necesario
para ver qué experiencias a evitar que podrían ser favorables para
nosotros y cuáles a repetir pueden, sin embargo, repercutir
perjudicialmentesobre nuestra salud. El miedo a cualquier peligro hace
que se cierre automáticamente porque reacciona a todo lo que pueda
parecer una amenaza para nuestra supervivencia.
El inconsciente no diferencia entre una
imagen exterior o interior y el cerebro límbico reacciona a estas
imágenes clasificándolas como experiencias a renovar o a evitar. Esto
nos lleva de manera inevitable a protegernos continuamente. Como nos da
miedo a sufrir, cuando nos sentimos amenazados ponemos en marcha
mecanismos de protección.
El Hipotálamo
Es la voz del cuerpo en el cerebro
Rige las actividades del sistema
neurovegetativo que a su vez coordina las relaciones entre las vísceras y
garantiza la regulación de las funciones llamadas vegetativas o
automáticas, es decir, aquellas que son independientes de nuestra
voluntad consciente.
Para ello el sistema posee dos grandes circuitos: el simpático y el parasimpático.
El simpático estimula todo lo que está
biológicamente previsto para mantenernos en estado de alerta y de
potencial combatividad; predomina al estar despiertos y es el que
interviene en las situaciones estresantes. El parasimpático estimula
nuestras funciones de descanso y recuperación, predomina en nuestro
periodo de sueño. Si uno de los dos sistemas trabaja en exceso lo hará
en detrimento del otro.
El hipotálamo rige también el sistema
endocrino (glándulas endocrinas: tiroides, paratiroides,suprarrenales,
genitales y la hipófisis), asumiendo el papel ejecutor sin analizar ni
intentar saber si una orden es o no favorable.
Si los sistemas neurovegetativos y
endocrinos se encuentran ante la imposibilidad de ejecutar una acción
ordenada para adaptar el organismo, se podría desencadenar un desorden
que complicaría la salud.
Cuanta más emoción se sienta al recibir
una información más fuerte será la respuesta del hipotálamo porque la
acción dirige la energía de cada situación concreta.
Tenemos que aprender a cultivar nuestro
discernimiento si no queremos malgastar nuestra salud y nuestro
bienestar. El camino de la curación pasa por el proceso de buscar la
causa del malestar o de la enfermedad para llegar a conocer el remedio
adecuado. Y para usar el propio discernimiento no se necesita saber de
todo.
La única manera de liberarnos es volver a
vivir los acontecimientos que nos hicieron sufrir a fin de
desdramatizarlos y transformar nuestra comprensión sobre ellos. Al
revivir una situación puede resultar saludable expresar lo que en su
momento no se dijo, ya se trate de una necesidad, decepción, tristeza,
enfado,repugnancia u odio. El trabajo tiene como objetivo transformar
esas ecuaciones que nos son favorables en otras que sí lo serán.
Mientras permanezca el consuelo no
podremos liberarnos del sufrimiento que llevamos. Es preciso traer esos
recuerdos a la conciencia pues en esto reside la clave para curar muchas
enfermedades. Al querer huir de una situación que nos hace daño, huimos
también de lo que nos permite liberarnos de ella.
Todos los métodos son buenos siempre que
sean empleados con sentido común. Pensamientos (conciencia),
respiración (energía) y alimentación (materia) están interrelacionados.
Poco importa la vía que se elija, lo que cuenta es elevar la conciencia
para dejar de sufrir manifestaciones desagradables. Lo que se pretende
es responsabilizarnos de nuestra vida, ser felices y gozar de buena
salud.
Poseemos la capacidad de crear la enfermedad , también tenemos el potencial para liberarnos de ella.
Lo que más necesita una persona enferma
es que la tranquilicen y que después la guíen hacia un proceso de
auto-curación. Lo que no necesita en absoluto es asustarse y sentirse
condenada por pronósticos sombríos.
Pidamos a nuestra mente consciente que
rechace total e inmediatamente cualquier afirmación que haya oído y que
no sea totalmente favorable, y la sustituya entonces por lo que pueda
contribuir a nuestra felicidad y a nuestro bienestar. Pedir también
acoger las almas luminosas para guiarlas en nuestro camino si eso está
de acuerdo con nuestro plan evolutivo. Después entregarnos a la
Sabiduría divina para dejar que se manifieste la situación ideal.
Enfermarse, sentirse desgraciado o
encontrarse en una situación desagradable no es una cuestión de mala
suerte ni una casualidad o un castigo divino; no es más que el resultado
de sintonizarnos con determinada frecuencia. Solo hay que cambiar de
frecuencia negativa a una positiva para que el malestar, el dolor o la
enfermedad desaparezcan, para transformar una situación difícil o para
mejorar nuestra relación con los demás.
Las sugestiones mas arraigadas se
obtienen a fuerza de repetición; lo mismo ocurre con las frases o
expresiones que repetimos con frecuencia. Al tomar conciencia del efecto
de las repeticiones optaremos por las que nos son favorables y nos
apresuraremos a eliminar las desfavorables. Se sugiere entonces repetir
constantemente:
En cada momento creamos nuestra realidad
mediante los pensamientos que sintonizamos, las palabras que
pronunciamos y las elecciones que hacemos. Cuanto más ampliamos el campo
de nuestra conciencia, más podemos intervenir para transformar
favorablemente nuestro mundo y mejor podemos gobernar nuestra
vida.Ejemplos de palabras que crean nuestros problemas y por tanto
debemos anular y en su defecto utilizar otras nuevas: “siempre tengo que
contenerme” crea el síntoma de estreñimiento y se debe utilizar a
cambio “cada vez soy más yo misma”; “no puedo sentirlo” crea la
sinusitis y es preciso utilizar “aprendo a acogerlo”; “tengo la
impresión de estar estancado” crea dolor de pies y utilizar mejor “busco
el paso que tengo que dar”; “el agua me engorda” da por síntoma la
obesidad y en cambio hay que utilizar “el agua elimina mi exceso de
grasa”; y así sucesivamente.
Cuando se quiere huir de una situación
que conlleva a una importante lección para nuestra evolución,la
enfermedad puede obligarnos a afrontarla. Podemos tratar de huir de
nosotros mismos anestesiándonos,desvaneciéndonos, paralizándonos o
angustiándonos. Pero huir no es la solución porque aquello que nos da
miedo y de lo que queremos escapar nos persigue constantemente.
Hay que acoger a las emociones y no
enfrentarse a ellas o provocarlas: no hacemos que las flores crezcan
tirando de ellas. Hay que intentar encontrar la emoción o sentimiento en
la cual nos hemos quedado atascados: duda, abandono, desvalorización,
etc. o una mezcla de varios de ellos. El ser responsables significa
reconocer que somos los creadores de lo que vivimos. Esto supone aceptar
y reconocer que nuestros pensamientos, sentimientos, actitudes o las
lecciones que debemos integrar en nuestro camino evolutivo,han dado a
lugar a las situaciones felices o desdichadas que hemos encontrado en
nuestra vida o que vivimos actualmente.
Cualquier cosa que hayamos vivido,
cualquiera que sea la enfermedad que nos afecta o el trágico suceso que
hayamos sufrido, lo necesitábamos para asimilar lecciones esenciales
para nuestra evolución.
Reconocer que todo es perfecto no
significa abdicar, abandonarse o no reaccionar; al contrario, es
actuar con responsabilidad en lugar de elegir la vía de la rebelión o de
la abdicación.
Con la ley de la responsabilidad ya no
hay víctimas ni verdugos. No se puede acusar a los demás de lo que se
vive porque hay algo que nos hace reaccionar de esa manera o lleva al
otro al tratarnos así.
El otro no es más que un espejo en el
que nos miramos. Uno puede rechazar su furia y otro expresarla
con violencia: ambos están presos en ella.
Desde nuestra más tierna infancia hemos
estado sometidos a diversas influencias; las que más nos han marcado son
aquellas que recibimos de las personas en quienes más confiábamos.
Repetiremos los mismos guiones hasta que alcancemos la suficiente
madurez afectiva para dejar de amar como un niño (a) que depende de su
mamá (papá).
Revisemos nuestras programaciones.
Podemos haber programado “tener más de los demás = Injusto”, y entonces
desearemos tener cosas bonitas o tener éxito, pero atraeremos las
circunstancias adecuadas para romper nuestras cosas bonitas o sabotear
nuestro éxito y nuestras posibilidades.
Una persona puede ser más sensible a
determinadas vibraciones que otra, dependiendo de lo que tenga en su
memoria emocional o de las lecciones que deba asimilar.
Pero por sobre todo debemos hacer cosas
que nos aporten alegría y con las que pensamos empleamos bien la vida;
prestar atención a nuestras necesidades y a nosotros mismos; dejar que
se vayan todas las emociones negativas que podamos encontrar en nuestro
interior; cultivar imágenes positivas en nuestra mente; proponernos
objetivos entusiastas; descubrir lo que realmente queremos hacer;
encontrar maneras de expresar el amor; amarnos y amar a los demás; crear
relaciones en las que se tenga cabida el juego,la diversión y el amor;
curar todas las relaciones traumáticas de nuestro pasado, especialmente
las tenidas con los padres y familiares; decidirnos a consagrarnos al
bienestar y a la felicidad; aceptarnos y aceptar todo lo que hay en
nuestra vida como una oportunidad para crecer y progresar; aprender a
sacar lo que se puede de cada experiencia; y avanzar con sentido del
humor.
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by Jonathan Kremisisky
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Fuente: Ashamel Lemagsa
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