El Guerrero Espiritual
HONRANDO EL ESPÍRITU NATIVO QUE VIVE EN
MÍ…. Así como las hojas caen en otoño el miedo y la indecisión van
dejando el templo. La vida es magia y colores en una ola de energía
fluyendo, yendo y viniendo. Amor a todo, y lo eterno va dejando huellas
en el alma. El nuevo tiempo lo vivo en paz con lo viejo, en paz conmigo
mismo; paz-ciencia porque estoy seguro de lo que es y siempre será, y
ahí descansa mi Ser y lanza el puente arco-iris a los diferentes puntos
del vector Tiempo.
Lunes
Toda la energía que los otros consumen
en la auto importancia, la obsesión, la competencia, el afán de
aparentar y dominar, el apego y la aversión, toda esa energía el
guerrero la re-orienta hacia la evolución consciente.”
1.- LA CONQUISTA SOBRE UNO MISMO Y LA CONSECUCIÓN DE LA LIBERTAD INTERNA ES EL PROPÓSITO ESENCIAL DEL GUERRERO ESPIRITUAL.
Le proporciona así un especial
significado a la existencia, que comienza a contar y tener su propio
peso específico de segundo en segundo, de momento en momento.
2.- PARA ALCANZAR LA LIBERTAD INTERIOR Y COMPLETAR LA CONQUISTA DE UNO MISMO Y LA EVOLUCIÓN CONSCIENTE.
El guerrero espiritual instrumentaliza
toda actividad, circunstancia y situación para ser tocado por la
Sabiduría. Así da la bienvenida a todo lo que se presenta en su camino
existencial, por doloroso que resulte. Nada en sí mismo es un obstáculo
si se convierte en soporte de realización.
3.- CULTIVA SU TEMPLE.
Es a la vez recio y manso, controlado y
fluido. No descuida la actitud de coraje, enfrentando los miedos y
temores. Aprecia la destreza y bruñe su carácter de guerrero con la
meditación, la verdadera motivación y la apertura a la corriente de
energía despierta. Aprende a navegar en el nivel de lo cotidiano y en el
supra cotidiano.
4.- DESCONFIA DEL OCIO Y NO SE ENTREGA A LA INDOLENCIA.
Está presto. Se adiestra. Siempre
preparado para la auto conquista. Pero jamás es rígido ni compulsivo.
Jamás es más indulgente consigo mismo que con los otros. Él es su propio
desafío y su propio reto. La apatía no tiene hueco en su ánimo. No cede
a los achaques de la negligencia. Preserva el filo del discernimiento y
sabe que la Sabiduría se gana y no se adquiere gratuitamente. Así no
deja que su voluntad se agriete.
5.- SI ALGO VALORA, POR ENCIMA DE TODO, EL GUERRERO ESPIRITUAL ES LA PAZ INTERIOR.
Nada es superior a un destello de
auténtica paz. Nada es comparable. Pero esa paz es el resultado de una
lucha sin tregua contra su propio ego. Se gana con dolor y con tesón. Es
el oasis al final del desierto. No es el patrimonio de los débiles, y
por eso aún en su propia debilidad, encuentra fortaleza. No se permite
pretextarse en su debilidad, sino que al contrario incluso a la
debilidad se le extrae la fuerza para continuar caminando. Se obtiene
ventaja incluso de lo más desventajoso.
6.- EL ÁNIMO SIEMPRE VIVO.
El ánimo renovado. Aunque las heridas
sean profundas y largas como río, el ánimo inquebrantable. Tal es el
ánimo del guerrero. Del fracaso se hace una enseñanza; de la derrota:
una victoria; de la perdida, una lección de ecuanimidad. Un ánimo vital,
pero sosegado. Un ánimo que previene contra las vacilaciones inútiles y
que permite encarar las circunstancias adversas de la existencia sin
ansiedad. Un ánimo que se mantiene incluso ante la muerte y permite
reconciliarse con ella con elegancia y lucidez. Ese es el ánimo que
permite superar la angustia que atenaza a todo ser humano ante las
situaciones especialmente difíciles. El guerrero espiritual procede como
si esa angustia no se presentase… aunque se presente.
.7.- ES LA CONQUISTA DE UNO MISMO LA MÁS ELEVADA Y LA MÁS NOBLE.
Así lo sabe el guerrero y así se sirve
de todos sus recursos para irla haciendo posible. Invoca a la Shakti
(Madre Divina) haciendo uso de todas sus potencias. Así es que el
guerrero se abandona, pero no se abandona. Del mismo modo que espera sin
esperar. De igual forma que cree en todo sin creer en nada. Es una
paradoja viviente, porque la vida es en sí mismo la gran paradoja por la
que peregrinas. Asume, pero no desfallece. Se emplea a fondo cuando es
necesario: se retira a su intimidad abismal cuando las circunstancias lo
requieren. A veces es asaltado por la inmensa soledad propia de todo
guerrero. Pero esa es la batalla que mejor sabe librar. Soledad sí, pero
no desvalimiento. Hay un sabor de plenitud e infinidad en la
desenfrenada soledad del ser humano. El guerrero se alimenta con ese
sabor.
8.- EL GUERRERO ES UN EXPLOTADOR DE TODA POSIBILIDAD, DE TODA EXPERIENCIA, DE TODO ITINERARIO.
Su curiosidad es muy viva, aunque no
compulsiva. Todo lo mira, de todo aprende, a todo le saca la
inspiración. De ahí que nunca haya lugar para el aburrimiento; mucho
menos para la timidez o el ánimo timorato. En su explorar consume mucha
energía, pero debe aprender a renovarla. Sabe acumular energías y hacer
uso de todos sus recursos.
Cuando se siente débil se conecta con la
Fuente Primordial. De ella tomo su fuerza, su coraje sereno, su
intrepidez para penetrar en universos vedados para el ser humano común.
Él es instrumento de esa Fuente Primordial. Es humilde pensando que solo
es una mota en los vastos universos. Pero se tonifica sintiendo que esa
mota forma parte de la unidad de la Fuente Primordial. Sabiéndose el
instrumento de un poder más alto, no se identifica con la acción ni
mucho menos con los resultados de la misma.
Pero procede con destreza y hace lo
mejor que puede en cualquier momento. Hace sin hacer, participa sin
participar. No se entrega a desconcertantes aprensiones; no se deja
desbordar por la inquietud. No se lamenta, no se auto compadece. No abre
los portones de la duda por la duda. Confía en su energía de criatura
viviente. Si sus fuerzas están al punto de agotarse, se refugia en la
cueva de su corazón y escucha la voz de la Amada que le infunde nuevos
ánimos. Recupera así el espíritu del guerrero, que es su mayor tesoro,
su más espléndida riqueza.
9.- EL GUERRERO ESPIRITUAL TOMA LA VIDA COMO UN MAESTRO.
Se acepta en principio como es y desde
esa aceptación comienza su sendero de autodesarrollo, no al margen de la
vida, sino en roce continuo con la vida. Jamás acepta la injusticia,
cultiva el sentido del servicio, hace la paz interior para compartirla,
permanece en conexión con la más íntima realidad de iluminación y al
tener que enfrentar las situaciones ordinarias de la vida, lo hace desde
la simplicidad que permite aprender.
No gusta del artificio ni de la
presuntuosidad. Refina sus relaciones con los otros y consigo mismo y
apela a la bondad que reside dentro de sí mismo y de los demás. Habla de
corazón a corazón, y sabe que tiene en común con todos los seres del
mundo la Sabiduría que surge de la Fuente Primordial, de lo
Incondicionado e Inefable. Es el conocimiento que guía al guerrero
espiritual y que está en simiente en todos los seres.
10.- EL GUERRERO ESPIRITUAL APRECIA SU CUERPO, LO ATIENDE, LO DISPONE, LO PREPARA.
Sin apego, sin obsesión. También cuida
su mente, la cultiva con esmero. Impone una dignidad a su carácter y
examina su conducta. Mediante la meditación recobra su armonía básica.
La postura meditacional es símbolo del talante del guerrero. Desde la
Tierra quiere proyectarse hacia la Totalidad. La meditación le permite
potenciar su elemento vigílico, poner en orden su mente, abrir su
corazón, sincronizar todas sus energías. Todos los guerreros
espirituales se sirven de la meditación, pero cada uno a su manera.
11.- LA INTREPIDEZ DEL GUERRERO ESPIRITUAL CONSISTE EN ABRIRSE, NO EN PARAPETARSE NI MUCHO MENOS ATRINCHERARSE.
Asume ese riesgo y espera lo que ocurre
sin dejarse tomar por frustraciones del pasado o expectativas del
futuro. Procede con precisión según las circunstancias lo requieren. Es a
la vez recio y manso. Vigila su pensamiento y su conducta. Aprecia en
grado sumo la relación humana. Sabe que no hay peor enemigo que un ego
que se desborda y que nada debilita tanto como la infatuación y la auto
importancia. Utiliza el discernimiento para abrirse camino aún en la
confusión; apela el entendimiento que le proporciona la Enseñanza para
arrojar luz a través de la ofuscación. No ahoga jamás sus pasiones; las
orienta. Aprovecha todo momento para estimular el proceso del
autoconocimiento.
12.- NO CREA RESISTENCIAS.
Está. De nada sirve parchear ni perderse
en componendas. Se enfrenta y asume el riesgo de rodar por el campo de
batalla. Pero sin resistencias, los sucesos son tal como son y sin ser
distorsionados por la alucinación del pensamiento desordenado. El
guerrero se adiestra en ver las cosas como son, para extraerles toda su
sabiduría. No deja que su psicología se superponga a los acontecimientos
y los falsee. Por eso no gusta de escapismos, subterfugios,
autoengaños. No es negando el mundo fenoménico (samsara) que éste se
supera, sino penetrándolo con la atención muy despierta y ecuánime.
13.- NO HAY PEOR BRUMA QUE EL AUTOENGAÑO.
El autoengaño adquiere caracteres de
mayor gravedad en la senda del guerrero, porque no hay que imaginar que
se está caminando si no se está avanzando ni una sola pulgada. La
honestidad es el antídoto contra el autoengaño.
Un guerrero espiritual puede dejar de
ser todo, menos honesto. Mejor es apartarse de la Enseñanza que estar en
al Enseñanza sin comprometerse rigurosamente con ella. El guerrero
espiritual desarrolla un gran sentido del humor, pero no juega con la
Enseñanza.
14.- EL GUERRERO ESPIRITUAL SE MIRA A SÍ MISMO SIN SUBTERFUGIOS.
Es doloroso ponerse al descubierto,
examinar las propias mezquindades, miedos, actitudes egocéntricas,
tendencias neurológicas. Abre su psiquis en canal ante sí mismo. Se
desgarra ante la propia visión de su interioridad y ahí halla toda su
fuerza para emerger hacia una dimensión de veracidad. Se encara a todos
sus fantasmas internos. No alivia ni amortigua sus miedos. Los
instrumentaliza. Pone fin a las componendas. No se refugia en su torre
de marfil psicológica, sino que emerge rompiendo las corazas que lo
aprisionan y ahogan. Mira su mente, sus surcos repetitivos de
consciencia, sin infinitos hábitos auto protectores, su impresionante
urdimbre de autoengaños sutilmente tejidos.
Reconoce su enrarecida atmósfera interna
de miedos, resquemores, ansiedades, pretensiones falaces y egoísmos.
Porque es un guerrero se enfrenta con sus deficiencias. No desfallece.
No se conforma. Contempla la necesidad de cambiar y comenzar a
modificarse. Esa es su contienda. Conquistar el mundo no es nada al lado
de lo que representa la conquista de uno mismo. Recurre al poder de la
mente y al corazón. Aprende a pensar y dejar de pensar; a amar y ser
compasivo. Recurre a su intuición de buscador.
15.- EL GUERRERO ESPIRITUAL ALTERNA EN SÍ MISMO SENSIBILIDAD Y CORAJE.
Con sensibilidad vive todas las
situaciones; con coraje supera las circunstancias adversas. Porque es un
observador diligente, aprende de cualquier circunstancia. Porque no se
permite mantener su mente embotada, sabe en todo momento cual es su meta
y conque medios cuenta para caminar hacia ella. Porque mantiene muy
viva la motivación de libertad interior, supera las fascinaciones de la
vida cotidiana, acopia fuerzas y sigue caminando hacia la Realización.
16.- EL GUERRERO ESPIRITUAL TRATA DE MANTENER SU MENTE LIMPIA.
Nada de dogmas, ni de ideologías, ni de
obsesiones. Todo ello le roba su brillo, su fuerza, su talante. Nada de
prejuicios ni adoctrinamientos. Todo ello le roba su frescura, su
destreza. Confía en la observación penetrativa, más allá de filtros y
acumulaciones. Sabe que el mejor consejero es la misma armonía interior y
la mejor lámpara la comprensión lúcida. Se apoya en la disciplina y el
esfuerzo no coercitivo ni compulsivo.
17.- EL GUERRERO PONE LOS MEDIOS PARA GANAR UNA DIMENSIÓN DE CONSCIENCIA NO CONTAMINADA POR EL APEGO Y LA AVERSIÓN.
En esa dimensión de consciencia no hay
angustia y por tanto uno se puede relacionar con la vida y con las otras
criaturas desde la cordura que proporciona la serenidad interior. Desde
esta dimensión de consciencia, que no se pierde en ensoñaciones ni
obsesiones, es posible acoplarse a la situación tal cual es y sacarle
toda su inspiración y enseñanza. Cuando se procede así, todo se torna un
acto meditacional. Hay un mensaje a cada instante y sobreviene una
nueva espontaneidad que nada tiene que ver con el instintivismo ni la
mendicidad. Hay una refrescante adaptabilidad. Se adentra uno con
destreza en el laberinto de lo fenoménico.
No hay aferramiento; no hay
resentimiento. Las cosas se viven con frescura, sin desgarramiento
interior. Se sufre, se goza, desde la ecuanimidad y confiando en la
propia energía y calidad de ser humano. Se es a pesar de todos los
condicionamientos; permanece uno conectado con su naturaleza real, a
pesar de todas las circunstancias. Cada situación adquiere relevancia,
más allá de la rutina y el aburrimiento.
18.- EL GUERRERO ESPIRITUAL VALORA MUCHO LA INTELIGENCIA PURA, NO LOS CONCEPTOS NI EL PENSAMIENTO ORDINARIO.
La inteligencia pura es el arte de ver
con claridad, de comprender con lucidez, de penetrar los fenómenos tal
cual son. Esa inteligencia da por resultado el verdadero amor, el
comportamiento honesto, la óptima relación con nosotros mismos y con los
demás. Esa inteligencia permite que aflore una disciplina espontánea y
natural, una mansedumbre no fingida ni artificial, una fluidez
contagiosa y saludable. Esa inteligencia es la visión cabal, aquella que
penetra y esclarece.
El guerrero espiritual se ejercita en
cualquier modo de meditación para estimularla. Esa inteligencia pone el
descubierto la realidad tal cual es y permite desplazarse hacia lo
incondicionado. Desmantela el ego, disuelve el apego, quema los falsos
ropajes y disfraces. Con esa inteligencia, la mente no se cree sus
propias proyecciones, no hay posibilidad de infatuación, se deja confiar
para siempre en la agresividad o el afán de poder. Una inteligencia
tal, purifica; hace la actitud amorosa, pone armonía y orden dentro de
uno mismo.
19.- CUANDO EL GUERRERO SE
SIENTE O SE SABE SOLO, SE CONECTA CON EL LINAJE DE LOS GUERREROS
ESPIRITUALES, SE SIENTE UNO DENTRO DEL CIRCULO INTERNO DE LA HUMANIDAD,
TOMA INSPIRACIÓN Y FORTALEZA DE AQUELLOS QUE SE DESPERTARON Y REALIZARON
SU HEROICIDAD ESPIRITUAL.
Entonces el guerrero recobra su
valentía, su intrepidez, hasta su osadía. Los retrocesos en la búsqueda
sólo son aparentes. La consistencia es lo que cuenta.
Toda la energía que los otros consumen
en la auto importancia, la obsesión, la competencia, el afán de
aparentar y dominar, el apego y la aversión, toda esa energía el
guerrero la reorienta hacia la evolución consciente.
Ese rico caudal de energía interior
permite la conexión con la energía de todos los seres vivientes y así
nunca se agota, sino que se renueva e intensifica. Ampliando la
consciencia de todo lo que ésta a su alcance, el guerrero descubre la
afabilidad, el sentido de una brizna de hierba, la plenitud de lo
impersonal y no referencial, la lucidez de la vigilia atenta y ecuánime,
la sensación de libertad de la apertura sin barreras, el sabor
reconfortable de enfrentar los hechos como son, sin subterfugios; el
placer que proporciona la capacidad de explorar todo lo fenoménico, sin
dejarse contaminar, empañar o seducir por los fenómenos y sin perder la
conexión con el ángulo de quietud y cordura.
Aún los acontecimientos más triviales le
sirven al guerrero para retomar el hilo de la consciencia. Al vaciarse
de todo se llena de su propia realidad existencial. Al no tener la
compulsiva necesidad de demostrar nada, todo sucede por sí mismo.
Controla y fluye. Es de todos y de nadie demasiado. Está sin estar.
Desarrolla una visión plena, no fragmentada. Confiando en su intuición
primordial no necesita blindajes psíquicos.
Muchas veces le asaltan los pensamientos
neuróticos que forman las milenarias memorias de todo ser humano, pero
aprende a manejarse con ellos. La meditación les capacita para no
dejarse tomar y encarcelar por las imágenes mentales.
20.- BUENA PARTE DEL SUFRIMIENTO ESTA EN LA MENTE.
Así lo sabe el guerrero, y sabe que en
la mente hay que resolverlo. De tanto mirar el pasado y el futuro, el
ser humano no se dispone sagazmente para el presente. Habitando en la
ofuscación e insatisfactoriedad de la mente, no puede haber comunión ni
con uno mismo ni con los demás. El guerrero espiritual enfrenta su
mente, se encara a lo conceptual, enfrenta la compulsividad del
pensamiento reactivo, aplica la ecuanimidad a sus viejos impulsos,
comprende que la mejor defensa es no alimentar neuróticas autodefensas,
se entrena en dinamitar los fundamentos del ego: identificación con la
forma, el nombre, la imagen idealizada y la autoestima, la infatuación,
los condicionamientos y adoctrinamientos, las reacciones y hábitos
mentales, y otros.
El guerrero aprende a estar en sí mismo,
desde la serenidad. Si no aprendemos a estar con uno mismo, ¿dónde
podremos ir que nos sintamos bien? El guerrero espiritual se desnuda
psicológicamente para ir más allá del tardo de su psicología. Sabe que
no hay proceso sin sufrimiento, pero no genera sufrimiento sobre el
sufrimiento. No cede a las fantasías, construcciones y coleccionismos
del ego. Sabe que para ser hay que no ser.
21.- LAS DIFICULTADES SON LA OPORTUNIDAD DE ORO PARA EL GUERRERO ESPIRITUAL.
Le estimulan a ser distinto, superar los
temores, confiar en su energía para relacionarse sabiamente con la
situación, apelar a su resistencia, paciencia y ecuanimidad. Las
dificultades le entonan, le robustecen, le evitan que el ánimo se
enmohezca, le brindan la oportunidad de poner a prueba si realmente está
evolucionando.
22.- LA MENTE HACE CONFUSIÓN Y OFUSCACIÓN COMO LA HUMEDAD RECREA EL MUSGO.
Por eso el guerrero espiritual entra en
su mente para en ella resolver la oscuridad y hacer la lucidez de la
consciencia. Según la condición de la mente, lo que a unos ata a otros
libera. La actitud de la mente es esencial. El guerrero la cuida como a
una orquídea única e irrepetible. Meditar es resolver los problemas en
la mente y descubrir toda la sutil estructura del ego para habitar más
allá de sus reacciones y sus paranoias.
Es el ego el que persigue y huye. Es el
ego el que se aferra a los logros y se frustra; se sacia y se aburre.
Pero cuando el guerrero se sitúa más allá de su ego y aprende a estar,
descubre la inmensidad sin orillas que todo lo penetra.
23.- EL GUERRERO ALIMENTA UN SENTIDO DE PROFUNDO RESPETO POR SI MISMO Y POR LOS DEMAS.
No hay verdadero amor sin respeto.
Respetar es no dañar, no exigir, no obligar, no agredir ni siquiera en
la forma más sutil. Respetar es no manipular, no ser ladino, no servirse
de artimañas ni subterfugios para explotar material o psicológicamente a
los otros.
Respeta una piedra, una flor, un
riachuelo o una criatura sintiente. Su actitud de respeto exhala su
fragancia incesantemente. Es por esa inquebrantable actitud de respeto
que el guerrero jamás se muestra arrogante ni mezquino, ni se ampara en
falaces remordimientos no culpabilizaciones. Porque se respeta, es
responsable y no se lamenta sin sentido. Porque se respeta se compromete
a modificarse y pone realmente los medios para la mutación interior. El
guerrero que no se respeta está al margen del arte de la guerrería
espiritual.
24.- EL GUERRERO ESPIRITUAL
MEDITA EN LA MUERTE COMO INEVITABLE, IMPREVISTA, DEFINITIVA E
IRREPARABLE, PORQUE ASI POTENCIA CADA SEGUNDO DE SU VIDA Y LO PONE AL
SERVICIO DE LA BÚSQUEDA.
No hay tiempo que perder. Inspirándose
en el mensajero divino de la muerte el guerrero fortalece su propósito,
pule su actitud, no busca consuelos inútiles ni se deja seducir por los
fenómenos, no se pierde en banalidades, cultiva una conducta adecuada,
no enreda con mezquindades, no cultiva emociones negativas,
instrumentaliza todo para hallar el Conocimiento liberador, mejora sus
relaciones, no pierde su tiempo en recuerdos o fantasías mecánicas, está
siempre presto a la conquista de si mismo, se cree ante la adversidad,
fomenta sin tregua la atención y estimula la consciencia. Sabe que
cuando logre morir a sus condicionamientos y a su ego, incluso el miedo a
la muerte habrá desaparecido.
25.- EL GUERRERO ESPIRITUAL DOMINA EL ARTE DEL MIRAR INAFECTADO.
Manteniéndose en la energía del
observador, desidentificado, es libre. Esa libertad es su ganancia, es
su logro, es su enjundia. En el mirar inafectado, en el atestiguar
desidentificado, no hay conflicto, no hay tensión. Sólo hay la voluntad
de ser. Esa energía del observador adquiere toda su potencia cuando la
mente aprende a silenciarse.
Si cesa el charloteo de la mente y la
atención se intensifica hasta su límite, el guerrero alcanza con su
visión más allá de esas apariencias que a los otros detiene. En esa
mente tan abismalmente silenciosa, tan inmensamente atenta, brota una
energía transpersonal que acrecienta la consciencia y ensancha la
comprensión. Lo inefable, lo incondicionado toma al guerrero.
El fuego interior se despliega y quema
las impurezas de la mente, deflagrando los hábitos coagulados y
permitiendo que surja una implosión de comprensión que proporciona un
giro a la mente y una manera hasta entonces insospechada de ver.
Gracias!! Sherieh Serrano Valdez
Fuente: Sincro Destino 2012
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