Curación y transmutación con la esencia
Dice B. A. Brenan que es evidente, dada
la importancia de la estrella del núcleo, como ella denomina a la mónada
o ser que somos por la forma que tiene visto con percepción
extrasensorial, que todas las terapias deberían incluir un cierto
trabajo para elevar la esencia interna a todos los niveles que hay sobre
ella. Todas las partes del nivel del hara, del campo aural y del cuerpo
físico con las que se haya trabajado en el transcurso de una sanación o
terapia energética deberían irrigarse con la esencia interna antes de
concluir el proceso curativo. Completamente de acuerdo, visto lo que
llevamos visto hasta ahora, porque el hecho que existan partes del
cuerpo físico, del campo aural o del nivel del hara que se hayan
distorsionado, bloqueado o des-armonizado, provocan que la esencia
interna se vea más imposibilitada de aparecer en todo su esplendor, al
nivel de poder llegar a gestionar todo el vehículo al que se enlaza y
conecta para cada experiencia física.
Por eso, para hacer este trabajo de
“liberación” del acceso al ser, se ha de determinar la condición y
estado energético de los niveles físico, aural y del hara, pues la
esencia propiamente dicha no presenta jamás ningún problema. Así, cuando
podemos, empezamos en una sesión terapeutica a trabajar por la parte
emocional y mental de la persona, luego nos metemos a nivel más físico y
de matriz etérea, y luego pasamos a la línea del hara. Finalizado todo
esto, el terapeuta descubre, y luego eleva, la esencia del paciente a
cada uno de los niveles que están sobre ella. Primero, se eleva la
esencia al nivel del hara, a continuación al aural, y finalmente se
lleva al cuerpo físico. Nosotros, si hacemos el papel de terapeuta, o si
nos lo hacemos a nosotros mismos, podemos dilatar la energía que
percibimos para que la esencia individual llene primero, con la
intención simplemente, el nivel del hara, luego trabaje por ejemplo en
la personalidad a nivel emocional y mental y luego por ejemplo también
se puede dirigir a cada célula del cuerpo físico.
Abriendo un canal al ser
Para aquellos que queréis hacer esto por
vuestra cuenta, probad este ejercicio que propone B. A. Brenan en sus
explicaciones e investigaciones terapéuticas con la energía del ser.
Basta con dedicar un rato diario a mover la conciencia hacia el punto
del cuerpo, por debajo del ombligo, donde podemos sentir con más fuerza
la energía de nuestra mónada. Normalmente lo más sencillo es sintonizar
primero con el nivel del hara, moviendo vuestra conciencia hacia esa
linea energética que “protege” la entrada a la dimensión del ser. Desde
dentro de la linea del hara, se entra a un nivel más profundo, en el
puro espacio de la “Creación”, y desde ahí, aparece vuestro ser o
mónada, que da la impresión de “venir” hacia “arriba” como si lo
estuviéramos atrayendo desde su punto de reposo hacia la dimensión mas
física por encima del ombligo. Reposad ahí vuestra concentración y
focalización, y tratad de sentir el calor, luz o energía que percibáis
en ese punto.
Recordad que el ser NO HACE, solo ES, y
por eso la sensación de que se ha conectado correctamente con la
partícula divina que somos, es decir, que nuestra conciencia se ha
dejado imbuir por nuestra esencia, es que no se tiene la necesidad de
hacer, decir o saber nada. Todo es reposo en una especie de estado de
paz profunda, de forma que, si realmente se produce esa conexión, se nos
tienen que ir todas la necesidades (temporalmente, claro), de tener,
hacer, querer, decir, saber, mostrar, actuar, etc., etc., etc. Aquí solo hay que estar, y nada más.
Y es que nuestra mónada es nuestra
fuente divina. Al abrir esta especie de pasillo interno a nuestro ser
nos conectamos automáticamente a la fuente externa de amor cuántico y
energía que nos rodea, y que es todo lo que “hay” en la Creación.
A partir de aquí, cuando la esencia
asciende desde su dimensión particular, aporta un gran placer, paz,
alegría, etc. Y cuando la esencia interna emerge en la dimensión del
hara de camino hacia nuestro mundo físico, asciende hacia el centro de
los tres puntos situados a lo largo de la línea del hara (por encima de
la cabeza, en el timo, y en el tantien inferior). Si los tres puntos
están alineados, habremos alineado nuestra intención con lo mejor que
hay en nosotros, y nos habremos sincronizado con la intención de nuestro
plan evolutivo, de nuestro Yo Superior, de nuestro SER con mayúsculas, o
como llamemos a aquello de donde provenimos o hemos sido creados.
La esencia en los niveles superiores
Si vamos un paso más adelante, cuando la
esencia asciende al nivel aural, accede al centro de los chakras y se
extiende para impregnar todo el campo áurico, lo que entonces nos
permite empezar a expresar nuestra esencia con nuestra personalidad.
Este es un paso que no tiene que venir acompañado de la des-conexión de
la esfera mental pre-consciente, son cosas separadas aunque puedan ir
juntas, el proceso de crecimiento interno y el de des-programación. La
esencia que somos puede tomar el mando de la personalidad poco a poco
aun sin desconectarnos de la malla de control, o puede hacer primero
todo el trabajo de des-programación y limpieza de las esferas mentales y
luego tratar de tomar el mando del programa ego, algo que tampoco es
fácil. En todo caso, esto es un proceso de crecimiento y arduo
trabajo personal, no lo puede hacer nadie por nosotros, ni en una ni en
mil sesiones de terapia energética.
Finalmente, cuando la esencia interna
asciende al nivel físico, también tiene el poder de acceder al núcleo de
cada célula, al ADN. Una experiencia con mis compañeras nos mostró como
hacer esto. En este caso, yo estaba en camilla y se dirigió la energía
de mi esencia hacia el nivel de mi ADN, intencionando que esta energía
se superpusiera en cada unas de mis células a las hebras de ADN
existente. Simplemente la sensación fue notar como esa energía entraba
en ellas, creaba una especie de hebra virtual energética, y se fundía
con la existente, evidentemente a nivel energético, no físico.
Hay que darse cuenta que, llegados a
este punto de tantos meses de trabajo personal, de luchas diarias por
eliminar miedos, transmutar esa “sombra”, sacar bloqueos de todos los
niveles, desprogramar las esferas mentales, reducir el miedo, eliminar
el deseo de querer cosas, unificar los yos, reducir el poder del ego,
etc., etc., no son más que pasos para que la esencia tome control del
vehículo físico que usa y lo mantenga controlado.
Si todo este trabajo se hace, y luego se
deja de trabajar conscientemente con nuestro ser, todo esto puede
llegar a revertirse. Una dura lección aprendida, ver aparecer nuevos
“yos” cuando los habías unificado (el programa ego no se puede desmontar
y una de sus funciones es siempre generar más sub-personalidades para
adaptarse al mundo), ver parte de la programación recrearse de nuevo por
que el mismo sistema de control tiene métodos para evitar que nadie se
le escape, y ver como nuevos miedos o bloqueos emocionales vuelven
aparecer si uno no mantiene constante la alerta, la auto observación y
el trabajo interior diario. Cosa que, como ya he dicho, nadie puede
hacer por nosotros, ni en una, ni en mil sesiones de terapia.
Fuente: Isis Alada
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