¡Es Tiempo de Erguirse y Brillar!, por Maryann Rada
Ríndanse al pensamiento de que ustedes no se están
arriesgando a perder su sanidad por pensar que hay vida en otros lados
del Universo, y tal vez tengan que entretener otro pensamiento: ¿hay vida de otros lados aquí con nosotros ahora?
Muchos
de ustedes han explorado dichos pensamientos y llegado a la conclusión
de que no es sano ni razonable pensar de otro modo, de que hay tal abundancia de vida en el Universo en el que ustedes habitan.
Aquellos de ustedes que han batallado con tales pensamientos o quienes
han sabido siempre que es así, son quienes van a tener que explicar en
un pronóstico a corto plazo cuando la realidad de la situación irrumpa
en esas mentes que no se han imaginado todavía el extraño nexo en ese
punto en particular.
Nosotros
tenemos práctica en el arte de explicarnos y hemos compartido bastante
nuestras perspicacias acerca de nuestra realidad con ustedes a lo largo
de muchos años que hemos estado comunicándonos con ustedes a través de
esta canal. Ahora va a ser su turno de pasar lejos esta información
cuando llegue el tiempo de contar la historia a quienes no han aceptado
todavía el pensamiento con el que ustedes se han familiarizado que les
viene a la mente.
No
les estamos diciendo que tengan que diseminar la información o empezar
un blog, ni cualquiera de ese tipo de cosas. Les estamos sugiriendo
meramente que estén disponibles a
aquellos que hagan preguntas inquisitivas sobre la moralidad de la
existencia humana extraterrestre o las implicaciones de la gente de
otros mundos en la tela de la habilidad de la población planetaria para
sobrevivir como un organismo unitario.
De hecho,
para avanzar tal vez deseen empezar a entretener algunas preguntas
nuevas en su mente, tales como el si la existencia de la especie humana
fuera de los confines de la Tierra impacta la tela del concepto del yo
terrestre de la humanidad. ¿Cómo se sentirían
si fueran relegados a un lejano puesto en un lejano lugar y nadie
escuchara sus historias de la belleza y amorosa naturaleza de la vida en
otros sitios? ¿qué tal si nadie los viera aunque ustedes los amaran intensamente y los vieran sufriendo en los moribundos días de un mundo en transición y tuvieran palabras de esperanza a las que no se habían sintonizado para escuchar?
Ustedes tienen la experiencia de ser alguien que está ahora despierto en la Tierra que hemos descrito, y no obstante, ésa es también nuestra experiencia. Miren, ¡tenemos mucho en común ya! Ustedes son quienes traerán nuestra vibración a su mundo, no a través de generalizaciones de la nueva era o persuadiendo a los sordos a que decidan escuchar. Ustedes son la personificación
de una Divinidad que nosotros compartimos, que vemos en ustedes y que
ustedes sienten en nosotros. Simplemente tomando conciencia de esto es
suficiente para empezar el movimiento del pensamiento hacia un despertar global a gran escala. Si ustedes no lo creen, permítannos contarles una historia para poner nuestra sugerencia en perspectiva.
Había una vez hace mucho tiempo un gentil granjero que atendía sus cosechas durante el día y descansaba en la cuna de la naturaleza por la noche. Él no conocía
ni la soledad ni la pena pues siempre estaba sumergido en la naturaleza
de la Naturaleza, y la vibración de la vida llenaba cada partícula de
su Ser. Él notaba cómo la vida llenaba la tierra, cómo vertía a través de la luz del Sol y la luvia. La veía
moverse en sus campos y crecer en sus cosechas, y en todos lados había
equilibrio entre las venidas y las idas de la vida, como el flujo y
reflujo de la marea de un mar.
Un
día, llegó un vecino que había sido conducido al campo de este hombre
por instinto, pues el campo no era visible desde el mundo de los
habitantes de la ciudad. Su visitante le preguntó cómo es que su huerta
crecía tan abundante cuando ni una otra granja en el condado era verde
ni productiva. El granjero hizo una pausa de su comunión con sus campos y
permaneció en silencio por un momento, sintonizándose con los campos de alrededor de su propia tierra.
El visitante pensó que lo había malinterpretado y se había quedado dormido, pero entonces el granjero abrió los ojos y le habló directamente: “Yo no conozco ni la hambruna ni la sequía como las energías
sustentadoras de la vida en la Tierra. Yo sólo conozco la ausencia de
confusión y pestilencia en el campo que cuido pues no les permito la
entrada en la fórmula que aplico a mis cosechas. Y ella, mi amable señor,
es que la vida conoce el vivir, y la ausencia de la vida se conoce
cuando se renuncia al vivir. Mis campos son abundantes no porque yo crea
que lo son, sino porque yo no creo en nada. Mi trabajo no se basa en
las probabilidades de la extinción, sino en el conocimiento de que la vida sobrevive. Yo me salgo del paso simplemente y permito que corra a través de los campos, viniendo de cualquier fuente que venga, del suelo, del Sol, y de mi sentimiento interno de conexión
con la vida misma. Ella es meramente una extensión de mi propia
experiencia de vida como alguien no separado de ninguna de estas cosas,
ni en mi cuerpo ni mis pensamientos ni mi conciencia de la vida viviendo
en mí.”
Esta respuesta no es la que el visitante se esperaba, pero la recibió y se la agradeció al granjero, y luego prosiguió su camino con las palabras y comportamiento del hombre reverberando por todo su cuerpo, sintiéndose desplazado de su rutina normal. Nunca había visto tal poder en la gentileza, ni tal gentil verdad en manos de ninguna persona que había encontrado antes. Pensó y soñó
y se encontró a sí mismo actuando de maneras a las que no estaba
acostumbrado, motivado por las palabras que el granjero había dejado en
sus hastiadas pero receptivas orejas. No lo había esperado, es verdad,
pero se sentía como si hubiera obtenido una pieza del gran rompecabezas
que había estado tratando largo tiempo de hacer de una manera diferente.
Se dió cuenta de que no faltaba pieza alguna, ni tampoco había nada que
buscar. La vida es vivir, y ella asume la forma que elige
sabiamente para servir al sustento de la existencia misma.
Estamos aquí en grandes números,
tanto alrededor como dentro de su mundo, interactuando con ustedes de
diversas maneras, tanto exteriores como interiores. Lo están viendo de maneras cada vez más osadas. Es para deleite suyo, pero consideren esto: ¿Pudiera esto ser el temor de otro? ¿confunden estas cosas que se están volviendo aparentes para otros? Hemos estado interactuando con la humanidad por eones de su tiempo según
sus estimaciones, al igual que lo han hecho otros cadres de
extraterrestres con diversas intenciones y niveles de interceder en el
desarrollo natural de su mundo. No hemos atraído su atención hacia nosotros para decirles que somos algo más para ustedes que familia y amigos que los aman, que aman su mundo, que aman la vida y que aman verla expresarse a sí misma en tal belleza y diversidad como lo hace en la biosfera de la Tierra, sino que estamos aquí para permitir que las estructuras de la opresión
caigan y permitan que la naturaleza salvaje de la vida fije su mundo en
curso para que florezca la vida de manera que los deje pasmados de su
belleza pura sin adulterar. Ustedes se están agitando, gente de la Tierra, y están abriendo sus ojos por grados. A medida que se encuentran con compañeros recién despiertos en el planeta, recuerden las preguntas que tuvieron ustedes al principio, y recuerden los escenarios de los que hemos elaborado aquí. Ustedes están listos para decir su verdad de nuevas maneras y para que nuevos oídos la oigan. Sus compañeros trabajadores de la Luz están brillando, y juntos ustedes resplandecen por todo el planeta, viéndolos
desde nuestro punto de vista a distancia. Sepan que quienes han rehuido
sus historias de su trayectoria que han seguido pronto vendrán a
ustedes en busca de consejo. Sean gentiles con ellos como nosotros lo
hemos sido con ustedes, insistiendo en expresar nuestro Amor y respeto
por ustedes y alentándolos para que liberen esas estructuras de
creencias que han servido su propósito y ya no se necesitan más. Enseñen sobre la Luz siendo la Luz queridos míos, pues su tiempo ha llegado y estará pronto sobre ustedes. Estamos con ustedes como apoyo y guía siempre. Búsquennos en su corazón y sepan que estamos allí, alentándolos silenciosamente, amándolos y deseándoles la gracia en todas las cosas.
En paz, decimos, las estrellas brillan dentro de cada uno de ustedes ahora. ¡Permitan que su resplandor interior sea mostrado!
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