*EL VERDADERO CAMBIO
El mundo que vivimos no apoya la transformación
interior, el acceso a un estado vibratorio superior. La sociedad actual activa
nuestro aspecto emocional con todos los medios a su alcance, y tiende a bajar
nuestra frecuencia vibratoria.
Es muy importante saber permanecer en contacto
con la realidad del Ser, realizando un esfuerzo consciente y continuado para
salir de la hipnosis colectiva y elegir conscientemente los medios que iluminen
el alma, aunque vayan en contra de lo que se hace “habitualmente”. En efecto,
el alma no sólo ilumina la propia vida sino que, en realidad es la base de una
transformación colectiva.
¿Cómo integrar el cambio de consciencia personal en la realidad del
mundo actual?
Si todos los seres humanos vivieran en la
conciencia del Ser tendríamos el paraíso en la Tierra.
En la actualidad, hay mucho sufrimiento y reina
una gran confusión. Coexisten grandes avances científicos con terribles
situaciones de hambre, desempleo e injusticia; la mayor riqueza coexiste con la
mayor pobreza, un materialismo desacerbado coexiste con un renacer espiritual
acelerado…
Existen dos maneras de reaccionar ante la
situación que nos rodea:
Ante tanto sufrimiento e injusticia puede uno indignarse, caer en la agresividad
o censura, o en el pesimismo e impotencia, o en el cinismo y en la
inconsciencia. Nada de eso arregla la situación, todo lo contrario, supone un
caldo de cultivo que realimenta el circulo vicioso. El poder involucionador
genera condiciones de injusticia y sufrimiento que disminuyen nuestro nivel
vibratorio y nos hacen esclavos del materialismo y de los mecanismos del ego,
tanto personal como colectivamente.
En cambio, si uno percibe está realidad a
través de una conciencia más amplia, observa un proceso de transformación en la
humanidad, entonces aparecen claramente las causas reales de esa situación. El
ser humano debe vivir según la voluntad de su alma y no según su ego.
La humanidad afronta un cambio radical de
dirección. De la misma manera que eso se traduce en la vida personal con
crisis, tensiones internas y un intenso deseo de cambio, en la humanidad, considerada
globalmente, se traduce en grandes tensiones y crisis a nivel mundial.
Existen dos aspectos de la consciencia que se
ponen de manifiesto en todos los campos de actividad: finanzas, economía,
educación… Por una parte, la conciencia del alma se manifiesta a través de
personas generosas, íntegras, competentes, valientes y realmente al servicio de
los demás en su campo de acción; por otra, se pone de manifiesto la consciencia
inferior, con los abusos de poder y manipulaciones. Ese nivel inferior de
consciencia es el que genera el miedo, la violencia, la separatividad… en una
palabra, el que origina todos los sufrimientos y limitaciones procedentes de la
mente inferior.
Ninguna de las dificultades que tiene
actualmente la humanidad se debe a la falta de recursos o a otro factor
externo. Todas ellas se deben a la forma en la que la gente piensa y actúa. No
son las circunstancias externas las que determinan la condición humana actual,
sino su limitado nivel de consciencia.
Nuestras dificultades no son más que la expresión de nuestro nivel de consciencia, proviene del hecho de que no hay en el mundo suficiente luz del alma, y todavía demasiada voluntad del ego. Eso significa que para que las cosas cambien, tiene que cambiar el nivel de consciencia de la humanidad. Porque cuando la consciencia evoluciona, los comportamientos se modifican de un modo natural, dando lugar a un mundo más armonioso.
Nuestras dificultades no son más que la expresión de nuestro nivel de consciencia, proviene del hecho de que no hay en el mundo suficiente luz del alma, y todavía demasiada voluntad del ego. Eso significa que para que las cosas cambien, tiene que cambiar el nivel de consciencia de la humanidad. Porque cuando la consciencia evoluciona, los comportamientos se modifican de un modo natural, dando lugar a un mundo más armonioso.
Atribuimos a factores externos el origen de
nuestras calamidades: el gobierno, el capitalismo, los mercados…. Sí, todo eso
existe, pero ¿de dónde proviene? Proviene de los seres humanos y de su nivel de
consciencia inferior, así de sencillo. ¿No son acaso los seres humanos los que
crean las condiciones económicas? Los gobiernos son la imagen de quienes los
eligen. Es cierto que las fuerzas de involución actúan de forma intensa en el
mundo, tratando de mantener la consciencia en el nivel más bajo posible. Pero
eso está en el orden natural de las cosas; es el test que ha de pasar la
humanidad para encontrar su libertad de forma consciente y autónoma. No
olvidemos que si esas fuerzas tienen poder es porque nosotros se lo hemos
cedido. En cuanto una parte de la
población decida actuar a un nivel de consciencia más elevado, las técnicas de
manipulación serán ineficaces y las fuerzas de involución perderán su poder.
Las acciones procedentes de buenas ideas, por
hermosas que sean, dan resultados muy limitados y están abocadas al fracaso,
sino tienen el sólido apoyo de un estado de consciencia avanzado. Muchos
movimientos pacifistas, ecologistas, humanitarios… desean ardientemente cambiar
las cosas y actúan con valentía para hacerlo. Todo es excelente, pero para que
puedan llevarse cambios concretos es indispensable que se eleve la consciencia
media de los individuos, al menos en cierta medida.
Medios para cambiar el mundo
1º. Acción interna:
Si cambiar nuestro propio nivel de conciencia
no es fácil, cambiar el nivel de consciencia de miles de individuos parecería
una empresa sin esperanza. El miedo, el egoísmo, la búsqueda de poder parece
anclado en el inconsciente colectivo con demasiada profundidad como para que
pueda transformarse con facilidad y sin embargo, nunca antes se habían dado
condiciones tan favorables como ahora, sólo hay que echar un vistazo a nuestro
alrededor…
Esto podría cristalizar gracias un fenómeno
conocido como el de los campos morfogenéticos de información. El principio de
este fenómeno es el siguiente: si en una especie dada, un número suficiente de
individuos adquiere un conocimiento específico mediante un aprendizaje
concreto, el resto de la especie se hace receptivo a ese mensaje, la
información se transmite a través de este campo. El fenómeno ha sido comprobado,
no sólo en el experimento del centésimo mono, sino en innumerables pruebas
realizadas con minerales, plantas, animales y humanos.
Aplicado a nuestro propósito, ese fenómeno
haría que no fuese necesario que los miles de millones de individuos cambiaran
de consciencia para que se elevara el nivel de consciencia de la humanidad.
Simplemente sería necesario un número suficiente de personas para realizar el
cambio, las suficientes para crear lo que se llama una “masa crítica”. En
cuanto se alcance esa masa crítica puede producirse un vuelco en la consciencia
de toda la humanidad en unos años o décadas.
Cada vez que alguien sana las memorias del
pasado, como su sanación tiene eco en el inconsciente colectivo, más fácil les
resulta a otros seres sanar de las suyas. Muchas personas que, sin estar
enmarcadas en un sistema espiritual concreto, manifiestan naturalmente esos
valores de servicio, superación, de don de sí, etc, hacen más por la liberación
de la humanidad que los que conocen muchas cosas pero son incapaces de dominar
su ego en la vida diaria.
Así pues, elevando nuestra propia consciencia
contribuimos al bienestar de la humanidad mucho más de lo que pudiéramos
imaginar. Y está al alcance de cualquiera. Lo que ocurre es que eso es mucho
más exigente para el ego que andar echando las culpas a los demás. Por lo tanto
es un medio efectivo para contribuir a que en la Tierra se instale una nueva
consciencia.
2ª. Acción externa:
Se debe de poner en práctica en la vida de uno
mismo, el propio cambio de consciencia. Pero las acciones sólo serán eficaces
si la motivación que subyace en ellas procede del alma y no del ego.
Si la acción procede del ego, tarde o temprano
producirá sufrimiento; en cambio, si procede de un ámbito de amor, de servicio,
de desprendimiento y, en definitiva, de las cualidades del alma, los resultados
serán siempre beneficiosos para uno mismo y para los demás.
El verdadero proceso de transformación de la
consciencia no tiene lugar fuera del mundo, sino a través de las acciones de la
vida diaria. A través de los acontecimientos cotidianos es como uno aprende de
sus errores y se esfuerza por adquirir dominio de sí mismo. Es una actitud de
responsabilidad constante de las acciones y de sus resultados. Es una actitud
inteligente y consciente que hace que uno actúe por el bien de todos, con los
recursos de que dispone, aceptando sus límites y trabajando para superarlos.
En la acción concreta hay dos tipos de
acciones. Las primeras consisten en la retirada de las viejas organizaciones e
instituciones procedentes de la consciencia inferior, a fin de quitarles poder.
Simplemente hay que renunciar a ellas, acabar progresivamente con la
dependencia que nos generan, en una palabra: vivir de espaldas a ellas. Están
basadas en la competición, la autoridad, la ignorancia, potencian la
dependencia, el sufrimiento y la insatisfacción del ser humano.
Las segundas están enfocadas a la creación de
nuevas formas de vivir donde se primen la colaboración, la sabiduría, la
autonomía, el amor, la fraternidad poniendo de manifiesto, cada vez con mayor
intensidad la Luz del alma. Para que un sistema así pueda existir, es preciso
que las personas se hayan desecho de suficientes mecanismos inconscientes como
para ser capaces de vivir, al menos en cierta medida, desde una consciencia
superior. Por eso, un cambio semejante no puede llevarse a cabo mediante una
revolución externa. La evolución debe ser interna, y el cambio tendrá lugar
mediante el poder de la inteligencia, de la buena voluntad y del amor, que se
pondrán de manifiesto en la acción.
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Fuente: unaredhumana
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Fuente: unaredhumana
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