La “individualización” del ser: cuerpo, mente, espíritu y alma – David Topí
A medida que uno profundiza en el estudio
de diferentes escuelas y enseñanzas místicas, empieza a tener que pasar
más y más tiempo rompiéndose los cuernos para reconciliar ciertas ideas
y conocimientos de forma que tengan sentido y encajen con lo que uno
sabe ya proveniente de otras líneas y otras teorías. En realidad, sucede
pocas veces que dos enseñanzas que hablan de lo mismo sean radicalmente
opuestas la una a la otra, lo que sucede casi siempre, al menos lo que
me he ido encontrando a lo largo de los años, es que el concepto
original es común para varias de esas enseñanzas y luego se han ido
distorsionando a medida que el tiempo hacia de las suyas y el
vocabulario iba transformándose, cambiando a veces el significado de
unas palabras por otras. Eso es una de las cosas que suceden por ejemplo
cuando hablamos del alma vs el espíritu.
Los cuatro componentes del ser humano
Los antiguos egipcios describían la
existencia de cuatro componentes en el ser humano: el cuerpo físico, la
mente, el Ánima, y el Espíritu. También las enseñanzas herméticas, la
teosofía, la alquimia, entre otras, hablan de un espíritu y de un alma
como cosas separadas, así que ¿que significa esto?, ¿Cuál es la
diferencia entre alma y espíritu según estas tradiciones? Para
entenderlo debemos examinar un poco más a fondo como “funciona” el
proceso de creación y consolidación del ser humano según estos
conocimientos ancestrales.
Básicamente tenemos que investigar como
se “genera” la porción de nuestro ser que empieza a tener
autoconsciencia de sí mismo en lo que llamamos la tercera densidad, es
decir, vamos a ver de dónde “sale” lo que llamamos alma.
Primera densidad – nace la parte “mental”
Tomando como origen de toda existencia el
nivel evolutivo que llamamos primera densidad, hemos de imaginarnos que
todos nosotros partimos de una especie de macro piscina energética que
forma parte de la energía del planeta de la cual no somos, ni de lejos,
conscientes como entidades individuales. La existencia en la primera
densidad es difícil de describir, son formas elementales de conciencia,
somos parte de los elementos de la naturaleza, somos roca, somos tierra,
somos fuego, somos aire, somos agua. Somos porciones de las energías
que vibran dentro de los minerales y las piedras. En este momento
decimos que solo tenemos formado el complejo “mental” o de conciencia de
nuestro ser. En este caso, tampoco es totalmente correcto hablar de que
sea “nuestro” ser, sino que simplemente es el conglomerado de energías
que conforman el primer nivel evolutivo, y del cual, aun no hemos
“nacido” de forma individual.
Segunda densidad- el componente “cuerpo”
Las energías que se “gradúan” o
evolucionan de un nivel al siguiente, pasando de la primera a la segunda
densidad, adquieren el segundo componente principal del ser: el cuerpo.
El uso de la flora y la fauna como vehículo evolutivo proporciona el
catalizador necesario para nuevas experiencias, a través de la mente
grupal de la raza animal o floral a la cual se está unido. De nuevo, a
nivel de supra-alma (el conjunto de nuestra existencia simultánea en
todos los niveles evolutivos), tenemos porciones de nosotros encarnadas
en todo tipo de árboles, plantas y animales, simultáneamente, sin
conciencia individual, formando parte del campo mórfico genérico de esa
raza animal. Seguimos sin haber “nacido” todavía como la entidad que
somos a nivel 3D, simplemente, hay partes de nuestra supra Alma en todo
el conjunto de la vida orgánica representado por la flora y la fauna en
nuestro planeta.
Tercera densidad – el alma se individualiza
Finalmente, la aparición de lo que
llamamos alma se produce cuando la conciencia de segunda densidad que se
ha sustraído de una de las últimas experiencias como animal pasa como
energía o conciencia hacia la tercera densidad y toma forma, se
individualiza, se separa de la mente grupal de la raza animal a la que
estaba conectado, y se activa el tercer componente del ser humano: lo
que podríamos llamar el “alma”, que no es otra cosa que la conciencia
individualizada que existe en todos los seres humanos cuando alcanzan la
tercera densidad, y que es, simplemente, la porción de conciencia 2D
que existía como parte de un campo mórfico animal, evolucionada,
graduada y con autoconciencia de si misma.
Así, un ser de tercera densidad, es la
suma de mente + cuerpo + alma (siendo este “alma” la propiedad o energía
que nos da acceso a los planos superiores, que hace de conexión entre
la parte terrenal y la parte no física de nuestra tercera densidad),
propiedades que se han ido desarrollando desde los niveles inferiores a
medida que diferentes encarnaciones iban sustrayéndose de su propios
campos mórficos y moviéndose fluidamente hacia las densidades
superiores.
Incorporación del espíritu al ser 3D
Aquí es cuando podemos empezar a hablar
del cuarto componente, el espíritu. El espíritu, según varias
tradiciones, es un componente externo a este proceso de crecimiento
orgánico y natural que ha sucedido en ese ser que empezó en la primera
densidad y ha terminado en un cuerpo humano en la tercera. Así, el
espíritu es esa “chispa” de energía EXTERNA (externa al planeta de donde
surgió el ser mente+cuerpo+alma) proveniente directamente de la Fuente
que se acopla al ser humano en la tercera densidad y lo “anima”,
integrándose con el alma. El espíritu ha existido desde siempre, pero
solo “aparece y encarna” cuando un ser ha completado el paso por las dos
primeras densidades, y cuando inicia su camino en el nivel evolutivo
que estamos ahora creando una clasificación tal como la siguiente
respecto a las diferentes formas de vida orgánica existente en el
planeta:
1. Cuerpo con Mente (vida 2D animal)
2. Cuerpo con Mente y Alma, sin espíritu (portales orgánicos)
3. Cuerpo con Mente, Alma y Espíritu (raza adámica)
Diferencia entre alma y espíritu
Es un problema de terminología el uso de
las palabras alma y espíritu para describir dos de los conceptos más
importantes del ser humano. En cierta literatura, se habla del alma como
el principio divino que procede de la Fuente como la energía que
“anima” el cuerpo humano, compuesto de la parte mental, la parte
corporal o física y la parte de “espíritu” o energía individualizada a
partir de la tercera densidad.
En otra literatura el uso de la palabra
espíritu es al contrario, para esa energía divina, y la palabra alma se
usa para el componente del ser humano que procede de la evolución de las
densidades inferiores. Por un lado, hay una conciencia que inicio su
camino en la primera densidad, paso a la segunda, y se convirtió en un
ser individual en la tercera, y por otro lado, hay una energía, una
“chispa”, una matriz de luz que proviene de la Fuente, del Absoluto, que
se une, en la tercera densidad, al ser ya formado e individualizado,
compuesto por ese cuerpo, esa mente y ese alma.
Personalmente prefiero seguir la línea de las escuelas de misterio egipcias, y la filosofía Hermética que lo nombraban así:
Ser humano: Mente + Cuerpo + Alma, como
componentes “internos” & Espíritu (componente externo, “chispa”
proveniente de la Fuente)
Ahora, al menos, cuando vuelvo a estudiar
enseñanzas de este tipo, metafísicas, ocultistas, esotéricas o
místicas, trato de mantener en mente esta definición para mantener una
coherencia con los conceptos transmitidos, a pesar de que alma y
espíritu están completamente intercambiados en ambos sentidos según el
libro que leas. Probablemente tampoco es lo más importante, teniendo
claro que existen dos componentes similares, y que el ser humano es un
bien preciado en el universo por tenerlos todos.
un abrazo!
David
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