ESENIOS...UN LEGADO DE LUZ
FUENTE http://veritas-boss.blogspot.com.es
Desde
el descubrimiento arqueológico de los Rollos del Mar Muerto en 1946, la
palabra “esenio” ha dado la vuelta al mundo, haciendo surgir con
frecuencia muchas preguntas.
Muchas personas se han mostrado asombradas al descubrir que hace dos mil
años, una fraternidad de hombres y mujeres santos vivían juntos en una
comunidad y portaban las semillas de la cristiandad y la futura
civilización occidental.Esta hermandad –que era más o menos perseguida y
mantenida en el ostracismo– daría personas que cambiarían la faz del
mundo y el curso de la historia.
Sin duda, casi todos los principales fundadores de lo que luego se
denominó la cristiandad fueron esenios: Santa Ana, José y María, Juan el
Bautista, Jesús, Juan el Evangelista, etc.Los esenios se consideraban
separados a sí mismos, no por causas externas, como el color de la piel,
el pelo, etc., sino porque la iluminación de su vida interna y su
conocimiento de los ocultos misterios de la naturaleza eran desconocidos
para otros hombres.
También se consideraban un grupo en el centro de todos, porque
cualquiera podía formar parte de su Fraternidad tan pronto pasaran con
éxito las pruebas selectivas.
Ellos pensaban, con muy buenas razones para ello, que eran herededos de
los antiguos hijos e hijas de Dios, herededos de su antigua y gran
civilización.
Poseían avanzados conocimientos y trabajaban arduamente en secreto por
el triunfo de la luz sobre las tinieblas en la mente humana.Sentían que
les había sido confiada una misión, que eventualmente sería la fundación
del cristianismo y la civilización occidental, y estaban apoyados en
este esfuerzo por seres altamente evolucionados que dirigían la
fraternidad. Eran verdaderos santos, Maestros de sabiduría, hierofantes
de las antiguas artes maestras.
Los esenios no se limitaban a una sola religión, sino que estudiaban
todas para poder extraer de ellas los grandes principios científicos.
Consideraban que cada religión era un estado diferente de una misma
manifestación. Le daban gran importancia a las enseñanzas de los
antiguos caldeos, de Zoroastro, de Hermes Trismegistos, a las secretas
instrucciones de Moisés y de uno de los fundadores de su orden, que
había trasmitido técnicas similares a las del budismo, así como a las
revelaciones de Enoc.
Poseían la ciencia viviente de estas revelaciones y, de este modo,
sabían cómo comunicarse con los seres angélicos y habían resuelto la
pregunta del origen del mal en la tierra.Una de sus más grandes
preocupaciones era protegerse de cualquier contacto con espíritus del
mal, para poder preservar la pureza de sus almas. Sabían que estarían en
la tierra durante un corto período de tiempo y no querían prostituir
sus almas eternas. Fue esta actitud, esta estricta disciplina, esta
absoluta negativa a mentir o a comprometerse, lo que les hizo objeto de
muchísimas persecuciones a través del tiempo.
Los esenios se consideraban guardianes de las Divinas Enseñanzas.
Poseían un gran número de manuscritos muy antiguos, algunos de los
cuales databan del inicio de los tiempos. Una gran parte de los miembros
de la Escuela pasaban el tiempo descifrando sus códigos, traduciéndolos
a varias lenguas, reproduciéndolos para perpetuar y preservar este
avanzado conocimiento, y consideraban este trabajo como una tarea
sagrada.
Los esenios consideraban su Fraternidad, compuesta de hombres y mujeres,
como la presencia en la tierra de las enseñanzas de los hijos y las
hijas de Dios. Ellos eran la luz que brilla en las tinieblas, que invita
a la oscuridad a convertirse en luz. Así, para ellos, cuando un
candidado solicitaba ser admitido en la Escuela, ello significaba que
dentro de él se había puesto en marcha un completo proceso del despertar
del alma. Un alma así, estaba lista para ascender las escaleras del
sagrado templo de la humanidad.
Los esenios sabían diferenciar entre las almas que aún estaban dormidas,
las que estaban sólo medio despiertas, y las despiertas. Su tarea era
ayudar, consolar y aliviar a las almas dormidas, tratar de despertar a
las que estaban a medias, y dar la bienvenida y guiar a las almas
despiertas. Sólo las almas que se consideraban despiertas podrían
recibir la iniciación en los misterios de la Fraternidad esenia,
integrada por hombres y mujeres. Entonces comenzaba para ellos el
sendero de evolución, que ya no se detiene más a través del ciclo de sus
encarnaciones.
Todos conocían a “los hermanos y hermanas vestidos de blanco”. Los
hebreos los llamaban”La Escuela de los Profetas”; para los egipcios,
ellos eran “los Sanadores, los Médicos”. Tenían propiedades en casi
todas las grandes ciudades, y en Jerusalén había incluso una puerta que
llevaba su nombre: La Puerta de los Esenios. También eran grandes
defensores de la vida animal, demostrando así su gran inteligencia y
corazón.
A pesar de algunos temores y bromas, debido principalmente al rechazo a
aquello que se desconoce, las personas sentían en general respeto y
estimación por los esenios, por su honestidad, su pacifismo, su bondad,
su discreción, y su talento como sanadores, dedicados tanto a los pobres
como a los ricos. Las gentes sabían que muchos grandes profetas hebreos
provenían del linaje de la Escuela esenia.
Es más, aún cuando la Fraternidad era muy estricta sobre las leyes
secretas en relación con su doctrina interna, cultivaban muchos puntos
de contacto con las personas, principalmente a través de los sitios
donde daban alojamiento a peregrinos de todo horizonte, proporciondo
ayuda en los períodos difíciles, y especialmente a través de la sanación
de los enfermos. Estos sitios donde se impartían las enseñanzas básicas
y se practicaba la sanación estaban localizados en lugares que tuvieran
acceso público para que todas las personas pudieran acudir.
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