Entre el 21 y el 23 de diciembre de 2012. EMILIO CARRILLO


Foto: Escrito por EMILIO CARRILLO


Entre el 21 y el 23 de diciembre de 2012


En este magno escenario, habrá seres humanos que sientan la necesidad interior de experienciar un periodo de recogimiento, silencio, meditación,… (cada cual lo vivirá a su manera y en función de sus propias circunstancias) que durará tres días (72 horas), del 21 al 23 de diciembre.

Buscado un ejemplo en la Naturaleza, hay que volver a retomar el ejemplo de la oruga, que se introduce en la oscuridad de la crisálida para mutar su ADN, activando componentes durmientes del mismo, y transformarse en mariposa. Es lo que algunos llaman “tres días de oscuridad”. Pero no será en el exterior, sino un recogimiento interior: una experiencia interior (no exterior) y evolutiva (no traumática). Que nadie se encarcele consciencialmente a si mismo esperando fenómenos cataclísmicos exteriores.

Y en estos tres días de recogimiento, acontecerá la citada conexión ionogenomática del ADN de los seres humanos que lo vivan a través de las secuencias fractales en él existentes. Este hecho puede ser descrito como la “distensión” de sus hebras, como cuando se abre una flor, lo que acelerará la activación de los componentes durmientes del ADN, preparándolos para experienciar la Metamorfosis. La distensión se deberá tanto a la llegada de energía exterior como a la Armonía y la Quietud interior que experimentarán los seres humanos que, recibiéndola, interactúen con ella desde su propio proceso consciencial. Y permitirá que se liberen componentes del ADN que hasta ahora se hallaban aprisionados y tensos (coloquialmente, “estresados”), produciéndose la aceleración de su activación. En este magno escenario, habrá seres humanos que sientan la necesidad interior de experienciar un periodo de recogimiento, silencio, meditación,… (cada cual lo vivirá a su manera y en función de sus propias circunstancias) que durará tres días (72 horas), del 21 al 23 de diciembre.

Buscado un ejemplo en la Naturaleza, hay que volver a retomar el ejemplo de la oruga, que se introduce en la oscuridad de l

a crisálida para mutar su ADN, activando componentes durmientes del mismo, y transformarse en mariposa. Es lo que algunos llaman “tres días de oscuridad”. Pero no será en el exterior, sino un recogimiento interior: una experiencia interior (no exterior) y evolutiva (no traumática). Que nadie se encarcele consciencialmente a si mismo esperando fenómenos cataclísmicos exteriores.
Y en estos tres días de recogimiento, acontecerá la citada conexión ionogenomática del ADN de los seres humanos que lo vivan a través de las secuencias fractales en él existentes. Este hecho puede ser descrito como la “distensión” de sus hebras, como cuando se abre una flor, lo que acelerará la activación de los componentes durmientes del ADN, preparándolos para experienciar la Metamorfosis. La distensión se deberá tanto a la llegada de energía exterior como a la Armonía y la Quietud interior que experimentarán los seres humanos que, recibiéndola, interactúen con ella desde su propio proceso consciencial. Y permitirá que se liberen componentes del ADN que hasta ahora se hallaban aprisionados y tensos (coloquialmente, “estresados”), produciéndose la aceleración de su activación.

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