SOIS UN SONIDO. SOIS MÚSICA.


SOIS UN SONIDO. SOIS MÚSICA.
En el principio era el sonido; fue y es un sonido el que activa el primer “ovillo” de energía, convirtiéndolo en la primera y más elemental de las partículas que, más tarde, dará lugar a una creación diferenciad
a. Es precisamente ese sonido el que constituirá la verdadera e inconfundible identidad de cada ser creado.

El sonido puede abrir las puertas a otras realidades y trasladar energías de un sistema a otro.

Así pues, dentro de los infinitos haces de energía que interpenetran los universos, cada vez que se produce una diferenciación, una individualización, al condensarse la energía tras una alteración de la inercia adquirida por la longitud de onda de la frecuencia original, se va perfilando una partícula elemental que posteriormente, y merced a las fuerzas de atracción y repulsión, se conectará a otros elementos que vibran en su misma frecuencia y que conformarán la estructura atómica básica del nuevo ser. Será un sonido, el verbo, el que active definitivamente esa conciencia y dé lugar a una nueva voluntad diferenciada, en definitiva, a una nueva criatura que, junto con una luz y una nota musical, llevará el nombre del sonido que la creó, a modo de distintivo especial y único que la identificará en adelante.

El nuevo ser responderá, por tanto, a una nota musical dentro de una escala cromática cuyos acordes armónicos generarán un equilibrio sinfónico que permitirá la resonancia perfecta de todos los componentes estructurales de su esencia y que permitirá su relación con todo lo que le rodea.

De este modo, sus centros de energía quedarán activados por todos los armónicos que corresponden al acorde de referencia, y habrán de ser distintos para cada ser, al contrario de lo que hasta el momento se piensa desde ciertas corrientes de las psicociencias en Nungimecha. Cada ser humano es en esencia una nota musical distinta, con sus correspondientes variaciones, a modo de acordes; su signo musical es único e inalterable, interactuando con los demás hasta formar una genuina sinfonía con la música de los otros seres, de la naturaleza y de la esfera.

Es importante destacar que la gama de frecuencias y espacios entre las notas musicales es infinita, al igual que los armónicos que se desprenden de sus variaciones, por lo que no existen dos seres humanos en ningún lugar en el cosmos que compartan la misma identidad acústico-lumínica, ni dos criaturas, por tanto, que reciban el mismo nombre o sonido original que los creó.

Asimismo, esta gama de sonidos lleva asignada una frecuencia lumínica determinada dentro de unos espectros que tienen relación con el estado mental y de ánimo en los cuerpos físicos, mentales y emocionales de cada ser, siendo ambos el sonido y la luz perfectamente definitorios de la naturaleza del ser, además de constituir sus señas de identidad irrepetibles.

Los saltos evolutivos dimensionales se producen en cada esfera y humanidad cuando se alcanza una sintonía perfecta entre las notas y acordes musicales de todas las criaturas, sincopadas y armonizadas con el tono natural identificador de la esfera y con la franja de luz que le es propia.

La luz y el sonido viajan juntos, en el mismo haz y se encuentran por tanto íntimamente relacionados, hasta el punto de que no podrían existir la una sin el otro.
En consecuencia, cada ser humano viene definido por un determinado tono musical que le identifica siempre frente a los demás. Existen sonidos que pueden provocar un deterioro o una regeneración de los órganos y sistemas funcionales del cuerpo y, del mismo modo, existen sonidos (acordes mayores) que conducen a una liberación de la felicidad o bien otros que sumen a los seres en la depresión y la tristeza (acordes menores); ¿no habría llegado, por tanto, el tiempo de ir incorporando estos sonidos de acordes mayores a vuestra diaria rutina?

Al final, no resulta complicado imaginar a todos los seres humanos como una gran orquesta sinfónica que habrá triunfado en su conjunto si su concierto se ha producido en total sincopado y armonía, sin alteraciones malsonantes o desafines. Será ese sonido y ese tono creado el que, en resonancia con la propia esfera provoque finalmente el salto dimensional.

Del mismo modo, es importante acercarse al mundo del silencio, escapar de la contaminación acústica a la que los residentes de las ciudades están expuestos constantemente y que minan su progreso hacia la espiritualidad; en este sentido hay que decir cuán equivocados están los autoproclamados predicadores de las distintas religiones, cuando utilizan indiscriminadamente su máximo potencial de voz para intentar comunicar unos pretendidos preceptos para llegar a los máximos niveles del plano espiritual y, en definitiva, llegar a Dios. En realidad, consiguen exactamente el efecto contrario, pues el aumento de volumen embrutece, mientras que lo contrario enaltece. No ha habido un solo maestro de paso por Nungimecha que se dirigiese a sus audiencias mediante el grito o el volumen desordenado. No obstante, llegará un tiempo en el que todos los habitantes de la esfera logren producir sonidos silenciosos y unan sus mentes para interpretar majestuosas sinfonías en otras dimensiones de la existencia, creando armonías que servirán de escudos de luz a toda la esfera. Una vez lograda esa entonación silenciosa, se producirán creaciones geométricas que serán tomadas como estructuras base de nuevas creaciones.

Angel Luis Fernández.


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