Mindfulness: Incrementar la atención en el momento presente



La praxis de mindfulness comprende métodos para incrementar la atención en el momento presente, cultivar una actitud de apertura ante sentimientos, pensamientos y sensaciones, desarrollar una metacognición sostenible y crear una relación sintónica con la experiencia. Se profundizará en dos ejercicios, a través de los cuales se podrá experimentar mindfulness: la práctica de la atención plena en la respiración y el cuerpo. Las instrucciones básicas del ejercicio son permanecer en una y otra propuesta con plena consciencia del fenómeno en sí, es decir, las sensaciones del cuerpo y la respiración, sin juzgar el estado del cuerpo o la respiración, permaneciendo en plena atención a lo que es y cultivando la aceptación ante toda experiencia que se pudiera originar. El método propone desarrollar un estado en el cual, no hay una identificación con el drama personal, por el contrario, los pensamientos y sentimientos se observan como eventos transitorios en la mente, sin dar por asentado una realidad implícita y sin reaccionar por ende, con el patrón habitual que suscitan. “Desarrollar” implica recorrer un camino, que comienza por advertir la constante actividad de la mente, la reactividad tan arraigada en nuestro comportamiento y la imposibilidad de sostener la atención por mas de un corto periodo de tiempo, pero que con la práctica ha de desembocar en mindfulness.
Es una cuestión irresoluble encontrar un origen para las “prácticas de mindfulness”, porque su génesis no ha de hallarse en un contexto social o asociado a algunas de las ramas del saber, ya que el mindfulness es un estado de consciencia: una experiencia plena del presente con aceptación y apertura. Debió aparecer, por lo tanto, de forma espontánea en aquellos tiempos prehistóricos en los que el homo sapiens se hizo consciente de sus propios procesos mentales (metacognición) y de los procesos mentales de sus congéneres (teoría de la mente). Según dice V. Simón (2007), la capacidad humana universal y básica, que consiste en la posibilidad de ser conscientes de los contenidos de la mente momento a momento. Nos parece mas acertado estudiar en qué periodo evolutivo del ser humano emergieron las capacidades necesarias para acceder a estados de contemplación y por qué fue necesario, en términos de adaptación al medio, que esto sucediera.
También existe la incógnita de por qué el mindfulness (como estado de consciencia), tan aparentemente natural, no emerge de forma espontánea en la mayoría de las personas. Parece que la manera habitual de vivir la experiencia es condicionada y “ahogada” por la propia cognición individual y las conductas primitivas. “Vivir en piloto automático” es como definen muchos autores una forma de experimentar la vida e interactuar en ella, basada en la repetición de mecanismos adquiridos, sin presencia o consciencia del presente.
Quizás es por ello, que desde tiempos antiguos, sobretodo en el subcontinente indio, se desarrollaron prácticas para catalizar positivamente la atención plena del “aquí y ahora”. Es sobretodo en el Buddhismo donde se encuentra una disciplina elaborada y consistente: un conjunto de estrategias para que cada individuo pudiera experimentar el estado de contemplación. La raíz del sufrimiento, según el Buddha, reside en la identificación con las pulsiones, las emociones y los patrones mentales, en definitiva, la identificación con un ego individual y aislado en el espacio y el tiempo. Su propuesta se basaba en una práctica sistemática, que comenzaba con el cultivo de la concentración en la respiración o su propio conteo, así se iniciaba un adiestramiento de la atención y el proceso de des-identificación de los patrones mentales. Si se puede sostener la atención en el proceso de la respiración sin sucumbir a los pensamientos disruptivos querrá decir que el practicante ha desarrollado una capacidad de observar el pensamiento y “dejarlo ir”, es decir, observar sin reaccionar. Esta capacidad hace que el practicante pueda observar los fenómenos sin las distracciones de la mente y sin el habitual procesamiento cognitivo que colapsa en una valoración constante de lo que acontece, lo que le otorga una visión mas profunda de la experiencia.

Hacia una experiencia en primera persona
Quizás el lector pueda advertir un paralelismo con la propuesta de Husserl: “retornar a las cosas en ellas mismas”, es decir, un descondicionamiento de los modos de interpretar la experiencia y de esta manera poder asistir a la experiencia del “aquí y ahora”. Habitualmente la información del presente se experimenta como algo conocido, se compara con experiencias pasadas dando un juicio de valor sobre si es bueno o malo y de acuerdo a las emociones que evoca este condicionamiento. Si se toma distancia de estos procesos cognitivos iniciando un proceso de observación sobre los mismos la mente revela cómo se constituye la realidad en el momento presente y en la estructura de nuestras mentes conscientes (K.W.Brown et. al, 2010)

La práctica es la esencia del Mindfulness
El Buddhismo evolucionó desde su origen en India dando como resultado tres tipos de aproximaciones con prácticas, características y visiones diferentes: Theravada, Mahayana y Vajrayana (Ver, Rosch 2007), hay que destacar que los programas basados en mindfulness (PBM), como el mindfulness based stress reduction (MBSR) o el mindfulness based cognitive therapy (MBCT) recogen las prácticas principalmente del Buddhismo Theravada. Es esta tradición donde se recogen las instrucciones propuestas directamente por el Buddha y en ellas se propone cultivar tanto la atención sostenida, que es la concentración de la atención en un punto, como la atención plena o mindfulness que describiremos ulteriormente. Se suelen utilizar clásicamente tres objetos de concentración: las sensaciones corporales, la respiración o las emociones/pensamientos (Analayo 2006). La forma esencial de entrenar estas capacidades, que además es característico de todas las escuelas Buddhistas, es dedicar una parte al día, en un sitio aislado, solo o en compañía de otros meditadores a la práctica de meditación y ésta ha de practicarse en una posición sentada y con la espalda erguida y relajada. En todas las escuelas Buddhistas se dice que para poder iniciar tal epopeya (encarnar el momento presente) es imprescindible y fundamental darse a la práctica de la meditación formal. La práctica de la meditación se trata de algo sencillo en entender, pero difícil de llevar a cabo: observar la experiencia presente, sin aferrarse a ella, en un estado de plena aceptación (Germer 2005), dejando que las imágenes, los pensamientos, las construcciones mentales pasen “como nubes por el cielo”, sin oponerse ni agarrarse a ellos. Este estado suele ser apenas sostenible por la mayoría de las personas. Por ello los “practicantes” de mindfulness, cada día practican formalmente los ejercicios de meditación. Este entrenamiento convierte al practicante en un “poblador del presente”. Ya hoy se puede decir que las prácticas de meditación tienen un efecto neuronal medible. Cómo este no es el objeto de la presente comunicación,  el lector puede ampliar este fascinante tema en Cahn y Polisch (2006) o Murphy, Donovan y Taylor (1997). El camino de la práctica suele estar plagado de retos y no está exento de obstáculos y esfuerzo, pero la práctica constante con una actitud de mente de principiante (Kabat-Zinn, 1990), hacen que con el tiempo se trasciendan. Para ayudar a cada practicante a culminar sus esfuerzos en la consciencia plena del presente, cada escuela de mindfulness elabora una serie de prácticas que de manera gradual van descondicionando la atención hasta la emergencia de la plena atención del “aquí y ahora”.

Programas basados en Mindfulness en España
Estamos viviendo un tiempo tremendamente fértil y prolijo en lo que a las prácticas de meditación se refiere: occidente se está convirtiendo en creador activo de las prácticas que se adaptan a las circunstancias actuales y a nuestra forma de vida. Hemos eliminado de las prácticas del Buddhismo las notas culturales y religiosas y estamos midiendo el efecto de las técnicas con nuestra maquinaria científica y también estamos adaptando las prácticas para que puedan servir con fines terapéuticos en un gran número de patologías. Los resultados son esperanzadores y debido a que los propios investigadores están probando la experiencia de la meditación en primera persona, la pasión y el compromiso con las prácticas va en aumento exponencial con el paso de los años. Pero siguiendo los argumentos de Rosch (2007), nos parece inoportuno cerrar prematuramente los fundamentos del constructo de mindfulness y de las prácticas desarrolladas. Necesitamos adentrarnos mas profundamente en la complejidad del contexto buddhista originario para entender en profundidad mindfulness y poder incorporar nuevas ideas al desarrollo de la investigación y las aplicaciones terapéuticas.
En España existen muchos programas basados en mindfulness en el contexto científico, caben destacar el programa de mindfulness de la Valencian International University dirigido por Simón, los programas diseñados para psicológos clínicos de la Asociación mindfulness y salud, los programas MBSR dirigidos por Asuero y el curso de meditación mindfulness y la formación de la Escuela de Verano de la Universidad Complutense de Madrid, dirigidos por Diex, de Silva y Moñivas del Mindfulness and Yoga Institute.
Si todos los programas se basan en lo esencial; desarrollar la atención plena, cada programa tiene un itinerario que difiere del resto, fruto de la experiencia de los directores y de la población objetiva a la que va dirigido el programa.
Todos ellos tienen estrategias para que los practicantes puedan coger el sentido de la práctica y lo desarrollen en sus vidas, existen a este efecto, prácticas formales y las prácticas de integración. Las prácticas formales de efectuan en un horario definido, en un sitio aislado y de manera habitual. Las prácticas de integración sirven para desarrollar la consciencia plena en las actividades cotidianas. En esta comunicación nos limitaremos a exponer las prácticas formales, dejando claro que ésta representa nuestra visión del itinerario, fruto del estudio comparativo de los PBM mas extendidos y las prácticas formales de las tradiciones buddhistas. Solo se van a describir los aspectos mas fundamentales de la práctica formal de la meditación, ya que ha sido lo que hemos elegido desarrollar en este congreso. Decir, que los PBM desarrollan habitualmente otro tipo de técnicas como las prácticas de yoga corporal o técnicas respiratorias.«

En la revista de septiembre, nº 166, publicaremos la segunda y última parte de este  artículo, donde se desarrolla la práctica de Mindfulness
Dr. Agustín Moñivas (EUTS-UCM),
Gustavo García Diex,
Rafael García de Silva
 (Nirakara, Mindfulness and Yoga institute).
www.city-yoga.co

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