El Mantram Yoga – Conferencia de Vicente Beltran Anglada
Barcelona, 9 de marzo de 1985
Nuestra conversación de hoy acerca de la
magia organizada, tendrá que circunscribirse a lo que constituye la
base mística de la magia, es decir, lo que técnicamente llamamos: el
Mántram Yoga. ¿Qué hay que entender por Mántram Yoga? Es la unión con
Dios por medio de la correcta utilización de la palabra. Cuando un
discípulo espiritual ha demostrado en su vida particular, y en su
contacto con el ashrama, que está preparado para la Iniciación, se le
someten a unas pruebas realmente difíciles de soportar; se define La
Prueba del Silencio, pues, de la misma manera que Dios hizo surgir el
Universo de la nada, tal como místicamente se dice, así también el ser
humano debe extraer la potencia creadora del ser místico del silencio…
Si vamos dándonos cuenta progresivamente
de lo que estamos tratando de producir a través de estas charlas acerca
de la magia organizada, seremos conscientes de muchas verdades todavía
ocultas hoy día en aquel mundo de cosas desconocidas que exigen ser
conocidas…
Sin embargo, y darse cuenta también que
el hecho de que una persona esté muy atenta y apercibida indica que se
está aproximando a aquel punto, a aquel centro de síntesis en su corazón
que produce el silencio, el vacío, que debe llenarse por el poder de la
palabra, y darnos cuenta cómo el ser humano ha llegado a convertirse en
un mago en potencia a través de la dilatada ola de adversidades que ha
tenido que afrontar desde el momento de su propia individualización,
cuando ha tenido que vencer todas las oposiciones ambientales producidas
en aquel tremendo caos que coincide con la llegada del hombre a la
Tierra.
Entonces, el hombre es un ser desvalido
que solamente puede pronunciar sonidos guturales, que no se distingue de
la bestia más que en una pequeña chispa alojada en el cerebro
incipiente, embrionario, y que tiene que surgir de ese estado gutural y
llegar a la articulación de los sonidos. Técnicamente hablando, esto
llega cuando el hombre —el ser humano me refiero siempre— ha llegado a
introducir vocales en un sinnúmero de consonantes que constituyen los
sonidos guturales y, más adelante, a medida que el hombre va observando
la naturaleza, va asignando sonidos definidos a las cosas, y a recordar
estos sonidos, y a constituir aquello que será su propia subconciencia,
su pequeño archivo, para extraer de allí los elementos moleculares que
han de constituir la organización del lenguaje definido.
Han tenido que pasar millones de años,
porque el Aprendiz de Mago se da cuenta del tremendo esfuerzo de la
naturaleza divina en su interior, para provocar este estado de cosas que
le han conducido del sonido gutural a un lenguaje correctamente
organizado. Existe una etapa en la cual cada comunidad colectiva social,
adoptando de la naturaleza una serie impresionante de sonidos, que son
los valores cualitativos asignados a las cosas, que ha logrado organizar
un lenguaje, lo ha particularizado, le ha imprimido ciertas
condiciones, y hoy día, tenemos que la particularización de un lenguaje
constituye el elemento distintivo de las naciones de la Tierra, y ésta
es la etapa actual, en la cual cada nación tiene su propia lengua, su
propio idioma con el cual se relaciona con las personas del propio país.
Pero, ¿es esto todo lo que pretende la
naturaleza? ¿Es todo cuánto pretende el Logos Planetario a través de la
Humanidad, este proceso de particularizar el lenguaje? Lo que pretende
el Logos Planetario es precisamente el lenguaje universal, el lenguaje
sintético, mediante el cual todas las naciones puedan comprenderse, sin
pasar por la transcripción, sin pasar por el examen retrospectivo del
lenguaje para llegar a las fuentes, es decir, no tiene necesidad de
traducir, porque está ausente de todo cuanto constituye este sentimiento
de particularización que dio vida a las nacionalidades, o al
nacionalismo.
Entonces, en el silencio, cuando la
persona está muy atenta, está sin darse cuenta trabajando para el
lenguaje del futuro, se está convirtiendo en aquello que en términos
ashrámicos se llaman “piedras musicales”, y la Jerarquía da mucha
importancia a las piedras musicales. ¿Qué son exactamente estas piedras?
Desde hace aproximadamente tres lustros
han encarnado en la Tierra una serie impresionante de Egos (Almas) que
conquistaron en un pasado glorioso el poder de conectarse con los devas
del plano búdico; se les llama piedras musicales porque tienen una
visión muy clara de lo que es la fonética universal, y porque saben que
el lenguaje del futuro será musical, porque será una interpenetración
entre los hombres y los devas, y toda la enseñanza que se está
impartiendo en los ashramas de la Jerarquía y en los pequeños grupos
esotéricos del mundo, tienen que ver con la producción a gran escala de
piedras musicales, o piedras vivas del lenguaje del futuro.
Todo este proceso está llevándose a cabo
aquí y ahora, no se trata de un fenómeno que se producirá dentro de
unos cuantos años, está produciéndose aquí. Estos Egos están laborando
profunda y armoniosamente para producir a través de su silencio una
especie de sonido que debe atraer por simpatía vibratoria, por sentido
de invocación, estas fuerzas puras del ambiente que han de transformar
la Humanidad desde sus más remotos cimientos. Y cuando estamos muy
atentos, y cuando estamos en silencio, no duden ustedes que estamos
trabajando para el lenguaje del futuro, y que de una u otra manera, sin
ser magos en expresión consciente, somos al menos magos en latencia que
estamos trabajando por la implantación de un nuevo lenguaje aquí en la
Tierra que haga producir el Andrógino, el Hombre Perfecto…
Estamos tratando de poner en evidencia
los Planes de la Jerarquía, la cual a su vez está tratando
constantemente de interpretar las decisiones de Sanat Kumara, y cuando
en muchas de nuestras conversaciones hablamos de Sanat Kumara, nos
estamos refiriendo a una Entidad actual, presente, omnipresente; no se
trata de una Entidad lejana con la cual no podemos tener contacto.
Siempre que estamos en silencio una
pequeña parte de nosotros mismos está en contacto con el Señor del
Mundo, con el Señor de la Oportunidad, que engloba en sí mismo la
síntesis de todos los sonidos de la naturaleza, y a partir de aquí
podemos hablar ya del elemento integrador de la palabra como función
social, como un deber social, no como hasta aquí, como un sistema simple
de aproximación entre unos y otros.
La aproximación constituye naturalmente
un aspecto de lo que estamos tratando de educir y de desarrollar, pero
ahora ha llegado el momento en que interpretemos debidamente los signos
de los tiempos, los cuales si estamos muy atentos veremos que nos hablan
de armonías, que están por encima de esto que aparentemente constituye
el morbo de la sociedad actual. Por ejemplo, la profusión de sonidos
discordantes, que constituyen una preocupación por parte de la
Jerarquía, y por parte de los discípulos adheridos a través de sus
ashramas con esta Gran Fraternidad Blanca y que, por lo tanto, el
discípulo si está completamente advertido, si es consciente de la hora
tremenda que estamos viviendo, tendrá que denunciar estos hechos, de que
existen en el seno de la humanidad una multiplicidad de sonidos que
constituyen una regresión a los sonidos guturales de las primeras
subrazas de la Raza Lemur y que, por lo tanto, si tenemos sensibilidad
musical no podemos caer en la falacia de esta regresión que la Humanidad
casi en su gran parte está siguiendo.
Y todos sabemos que existen estos
sonidos, y que estos sonidos condicionan en gran parte la psicología de
una gran parte de seres humanos, y que constituyen por su persistencia,
por su ritmo, una creación constante de egregores, más la vitalización
de los egregores existentes en aquellas alejadas épocas planetarias, y
constituyen finalmente un peligro para todo germen de descomposición del
lenguaje ideal de la Tierra. Todos debemos convertirnos de una u otra
manera en piedras musicales, tal como asigna el Maestro a estos Egos que
han surgido en los últimos lustros para dignificar algo nuestra pequeña
y desventurada Tierra.
Hay que tener en cuenta también que
viviendo organizados en un mundo como una comunidad social, estando
inmersos en algunos de sus definidos estratos, tenemos el deber de
acatar la ley, esta ley que tiene por objeto dignificar los sonidos de
las palabras.
En los ashramas, después que se ha
pasado un periodo de silencio, se enseñan las reglas que rigen las
palabras, para convertir al discípulo en una perfecta piedra musical.
Por ejemplo, hay una regla, que muy pocos siguen, que es la de hablar
poco, porque utilizamos una gran expresión, un gran volumen de palabras
para expresar nuestro pensamiento, lo cual indica que nuestro
pensamiento es muy complejo y que, por lo tanto, si queremos simplificar
el lenguaje o nuestras palabras, tendremos que simplificar nuestro
pensamiento, tendremos que estar atentos a los pensamientos que van y
vienen atravesando nuestra mente, y lo que es más, lo que es peor,
quedándose dentro, constituyendo focos de atención que nada tienen que
ver con el propósito de nuestra Alma con respecto a sus vehículos.
Además de que no sólo hay que hablar poco sino que hay que hablar bien.
¿Qué puede para nosotros significar
hablar bien si no es la cuidadosa elección de todas y cada una de las
palabras que pronunciamos? Tratando de embellecer su contenido,
cargándolas de cualidad, de color, para que sea una perfecta
estructuración geométrica en el éter, en el espacio que nos circunda.
Además, hay que hablar con conocimiento de causa, hay que saber lo que
se dice, hay que saber las consecuencias de lo que se dice. La
murmuración, la crítica y la maledicencia constituyen un desconocimiento
total de la Ley de Causa y Efecto que se halla en el centro de todas y
cada una de las palabras, y estamos tratando de atraer a nuestras
pequeñas envolturas la Gracia del Verbo Creador…
No bastará entonces que hablemos poco,
que hablemos bien, con conocimiento de causa, con afecto, con
sinceridad, si nos falta oportunidad. Sócrates decía que el sabio es
sabio, no porque sepa mucho sino porque es oportuno cuando está
hablando, cuando dice la palabra justa, no la palabra premeditada.
Siempre estamos viviendo de la premeditación, ya sea de los
pensamientos, de los deseos y de las palabras, entonces, nos falta
elasticidad espiritual, debemos convertirnos en algo tan sumamente
maleable desde el punto de vista del espíritu creador, que seamos como
barro blando en manos de los devas, que nos dejemos moldear por el Gran
Alfarero Divino, sin reaccionar, porque si definimos al ser humano
siempre lo haremos en términos de resistencia a la ley, en términos de
oposición, en términos de negatividad.
Esto tendrá que terminar si realmente
existe un número de discípulos mundiales y de hombres y mujeres
inteligentes y de buena voluntad del mundo, capaces de ver claramente
esta situación; forzosamente tendrán que reorientar profundamente toda
su estructura psicológica. No se puede pasar del simple pedrusco a una
piedra musical, porque cuando el Maestro Koot Humi nos habla de piedras
musicales, se está refiriendo a piedras preciosas que han surgido de la
gran cantera de la Humanidad y que, por lo tanto, todos nosotros tenemos
el deber social de convertirnos en una piedra preciosa dentro de esta
cantera inmensa de los bloques humanos, para convertirse finalmente en
auténticos y verdaderos exponentes del Verbo Creador…
Por ejemplo, los sonidos de las palabras
de los filósofos griegos tuvieron más valor desde el punto de vista de
la Jerarquía que las grandes exposiciones del poder creador de los
grandes artistas que constituyeron a través de los bloques de piedra
aquellas esculturas que constituyen todavía el asombro de la Humanidad.
Esta cultura no se ha perdido sino que se ha ido agregando al contenido
histórico de la Humanidad, porque constituyen piedras musicales.
Es decir, la gloria del Renacimiento
surgió como efecto de una serie de palabras invocativas pronunciadas por
una serie de Egos que habían encarnado a través del 4º Rayo para
enseñar lo que es realmente Arte Creador, y el Renacimiento, la cultura
del Renacimiento, no se ha perdido ni se perderá jamás, porque ha ido
agregándose al contenido histórico de la Humanidad, como sonido, como
ley y como base del lenguaje del futuro.
Y cada país cuando lega una obra de
arte, cuando lega una cultura o un tipo de civilización, sabe desde el
fondo de su corazón que no le pertenece, que corresponde a la
colectividad humana. Por lo tanto, todos los sonidos, los que engendran
las grandes obras de arte o las grandes obras filantrópicas de los seres
realmente amantes de la Humanidad, todo esto, son sonidos que se
agregan a lo que será el sonido del futuro, porque no podemos separar un
contenido cultural o artístico, ni civilización alguna, de los sonidos
que engendraron aquellos seres que produjeron estas cosas, y cada nación
tiene una serie de cosas que están al alcance de todas las naciones.
Los libros, por ejemplo, se traducen a
todas las lenguas cuando son verdaderas obras de arte; es decir, que no
se pierde, sino que se agrega al contenido histórico, psicológico y
místico de la raza. Y esto lo vemos precisamente, que todo cuanto
constituye algo realmente significativo en el mundo espiritual para la
Humanidad, está contenido en cierta Esfera de Shamballa, constituyendo
el Aula del Conocimiento y a veces de la Sabiduría de los pueblos o de
los miembros de los ashramas que pueden penetrar allí, y se dan cuenta
de que todo forma parte de la Humanidad.
Que las naciones en sí condicionadas por
sus propias fronteras, allí no existen, existen simplemente las obras
de arte, las obras culturales y las obras de la civilización que
surgieron del sonido, y a su vez surgieron de la intención de los
hombres, los cuales a su vez surgieron del Propósito de la propia
Divinidad, y así se ha ido creando en la Tierra esta aura inmensa de
quietud, de armonía, de síntesis, que hace que los esoteristas podamos
ver con esperanza el futuro, este futuro que a veces aparece oscurecido
por las manchas de esta civilización tétrica que constituyen aquellos
que jamás serán piedras musicales, al menos en esta 4ª Ronda, para darse
cuenta finalmente que estamos avanzando en conjunto, como grupo, dentro
y fuera de los ashramas y que, de una u otra manera, estamos tratando
de convertirnos en piedras musicales, en piedras sonoras capaces de
remover las montañas, capaces de remover Cielo y Tierra, y producir una
revolución cultural de incalculables consecuencias para nuestra mente
actual, limitada por el tiempo y por las dimensiones…
Porque, si bien es verdad que debemos
guardar nuestra originalidad, esta originalidad específica y espiritual
no se pierde al entrar en un conjunto mayor, de la misma manera que
nuestro Logos Planetario no pierde su originalidad porque esté inmerso
dentro de un Sistema Solar, ni que el Logos Solar pierda su propia y
genuina originalidad o singularidad cuando se está inmerso con todos sus
atributos originales en el seno del Logos Cósmico; pero, ¿es así como
usted dice desde el ángulo de la Jerarquía? ¿Es así tal como se ve desde
el ángulo de apreciación de los ashramas o de la Gran Fraternidad?
¿Cómo se comunica un Maestro con su
discípulo? No se comunica a través del lenguaje de aquella persona, se
comunica por el poder del pensamiento sintético o del pensamiento
abstracto. La intención del Maestro atraviesa los éteres, y cuando llega
a la conciencia del discípulo, el discípulo a través de su propia
originalidad comprende el mensaje del Maestro, no ha perdido su
originalidad, pero el lenguaje del futuro, que no será ni el Esperanto
ni el Lido, porque el Esperanto y el Lido están utilizando fonética
humana, no están utilizando fonética dévica y, por lo tanto, siempre
encontrarán la resistencia de las naciones más apegadas a su propio
lenguaje que a un lenguaje de comunicación con los demás por concreto
que sea.
Para llegar a la perfección del
lenguaje, para llegar al lenguaje universal, el hombre tendrá que
universalizarse y quizá, entonces, el sentimiento de singularidad habrá
quedado absorbido por la Ley de Unidad o de Síntesis. Es como si
dijésemos: “Cuando yo alcance la liberación, al sumergirme en lo
Absoluto voy a perder mi propia originalidad, mi propia individualidad”.
El fenómeno es al revés, porque no será la conciencia individual la que
se sumerge en el gran océano de Luz del Cosmos, sino que será el océano
de Luz del Cosmos el que se sumerja dentro de la gota individual,
entonces tendrá al propio tiempo, sin que se desdiga una cosa de la
otra, la conciencia cósmica y la conciencia individual, y así sucederá
con el lenguaje.
El lenguaje se convertirá
progresivamente a través de una serie de reajustes psicológicos de los
componentes de cada grupo nacional, en un Verbo distintivo de
espiritualidad o de síntesis. Cuando una persona piensa automáticamente
igual que otra persona sobre un tema determinado, sea donde sea la parte
del mundo en donde se encuentran ambas personas, no se han puesto en
contacto con aquella idea en virtud de la singularidad de un lenguaje,
sino en virtud de una elevación del espíritu que en aquel momento ha
captado la idea, que luego al regresar a su conciencia de vigilia cada
cual lo traduzca a su propia lengua.
Esto es diferente, se basa siempre en
que cuando existe la verdad —y todo hombre puede conquistar la verdad—
está también un sentimiento de síntesis dentro del corazón que atrae
esta verdad, la hace suya, y en el momento en que esta verdad se hace
suya el hombre se siente transfigurado, redimido de las angustias del
tiempo. Así que no teman ustedes, que al tener ante nuestra dilatada
perspectiva este sentimiento inefable que constituye la integridad o la
sintetización de todos los lenguajes de la Tierra, que vayamos a perder
la conquista de nuestra propia originalidad, sino que hay que tener en
cuenta, que parte de nuestra propia originalidad como pueblo, como
nación, ha quedado incorporado dentro del Lenguaje Universal,
constituyendo el sinnúmero de piedras musicales que surgen del espíritu
de investigación de todos los hombres, lo que creará el gran engranaje
del futuro, esta gran arquitectura del lenguaje creador, del lenguaje
dévico o, al menos, del lenguaje mediante el cual el hombre podrá
conversar con las entidades que ahora llamamos moradores del espacio,
que constituyen el ambiente social en donde vivimos, nos movemos y
tenemos el ser…
Interlocutor. — La historia de La Torre de Babel, ¿qué tiene que ver con esto del lenguaje?
Vicente. — Bueno, precisamente cuando el
individuo no se ha convertido en una piedra musical –me refiero a unas
palabras del Maestro Koot Humi, dadas recientemente en su Ashrama–,
naturalmente, no se podrá poner de acuerdo con otra persona, porque cada
cual surgirá de su propio lenguaje o su propio sistema de ver las
cosas, de sus propias opiniones, y no podemos separar nuestras
convicciones más profundas de nuestro lenguaje.
¿Por qué una persona tiene la habilidad
de extraer del espacio la fuerza mística del Verbo? Porque en cierta
manera se ha convertido o se está convirtiendo en una piedra musical.
Pero esto está al alcance de todos, no es el patrimonio de cualquier
individuo sumergido en no importa que tipo de sociedad, es una
experiencia de contacto con el espíritu de todas las cosas, con el
espíritu, con los devas, con el espíritu de la propia Divinidad que ha
creado todo cuanto existe en la vida de la naturaleza y, por lo tanto,
existe, por poco que lo examinemos, una gran responsabilidad si
realmente queremos introducirnos dentro de este gran océano de
inseguridad que constituye la pérdida de nuestras propias
características personales, en un sentido de proyección de los valores
del espíritu, de que perdamos de una u otra manera nuestra originalidad
creadora, sino que el sentimiento de síntesis que iremos incorporando
hará que nuestra propia originalidad crezca tanto y tanto que se
confunda con las orillas de lo cósmico, constituye parte del Cosmos, y
constituye parte del Cosmos de una manera consciente, no como ahora que
nos sentimos desvinculados, desgajados por completo del Árbol de la Vida
del Creador.
Cada cual sigue su propio camino, y
quizá este propio camino que cada cual quiere tanto, no sea el camino
adecuado para llegar a convertirse en un elemento social de integración
de valores psicológicos y que, por lo tanto, muchos de sus trabajos son
vanos y constituyen parte del karma que tiene que soportar, porque una
parte tremenda del karma es aquel que se pierde el tiempo, tanto perder
el tiempo de una manera como de otra. Hablar en vano es un pecado –valga
la expresión– desde el ángulo de vista del karma, hablar mal es también
en cierta manera una trasgresión de la ley. La mentira, por ejemplo,
constituye parte de nuestros conceptos actuales psicológicos de vida, y
cada cual miente, sin darse cuenta que la mentira por piadosa que sea a
veces engendra karma. O la falta de oportunidad cuando estamos hablando,
o la falta de afecto en las palabras, o el condicionamiento ínfimo de
que hay que atender las personas por cortesía y no por afecto.
¿Se dan cuenta si hay cosas a liquidar
solamente hablando de la palabra? Y de cómo la palabra está tergiversada
de acuerdo con el sentimiento profundo del Creador, de convertir cada
uno de los seres humanos en una joya musical, en una piedra engarzada en
el ejercicio de las funciones cósmicas. Naturalmente, estamos viviendo
todos en la Torre de Babel, porque no nos entendemos, hablamos lenguajes
distintos, y no simplemente lenguajes distintos como idioma, sino
lenguajes distintos como seres humanos, cada cual quiere que sus propios
puntos de vista sean los mejores y que, por lo tanto, no tienen
discusión, están por encima de todo los demás, y éste es un concepto que
forzosamente tendremos que extirpar del corazón porque no se ajusta a
la Verdad cósmica, porque no se ajusta a la Ley de la Naturaleza, siendo
esta ley el principio de fraternidad que tiene que unir a los hombres y
los pueblos, creando una colectividad sin luchas ni reacciones, dentro
de la cual todos podamos comprendernos con un sólo idioma, con un sólo
corazón y con una sola mente, y esto es lo que trata de hacer el
discípulo espiritual del mundo, en estos momentos y en todos los
tiempos..
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