la bella y la bestia.: enseñanzas perennes de la transformacion alquimica del ser humano

 
El texto está tomado de uno de los libros de la serie “La Evolución de la consciencia” de la experta en Sabiduría Perenne Eva Monferrer. Y estos son los verdaderos protagonistas de La Bella y la Bestia y sus mensajes muy aplicables a nivel personal y social en esta época de cambios y de retos:
El famoso cuento popular “La Bella y la Bestia” contiene una rica simbología que encierra el proceso de transformación alquímica del ser humano, el cual tiene por misión fusionar Alma y Personalidad. Veamos cómo se desarrolla el proceso a través de la fábula: Érase un hombre joven, fuerte, hermoso, rico e inteligente, que poseía un magnífico castillo -su cuerpo físico- y numerosos sirvientes -los reinos mineral, vegetal y animal-. Sin embargo, nuestro héroe tenía un defecto lo suficientemente importante como para arruinar su brillante porvenir: era altivo, orgulloso, despectivo, distante… Dado que su destino era el de gobernar el Reino, y para ello se necesitaba un hombre sin mácula, no hubo más remedio que idear un plan para enmendar su defecto. A tal fin, un hada disfrazada de anciana apareció en palacio una noche fría pidiendo hospedaje. Pero el arrogante joven, al que faltaban el amor y la compasión, rechazó a la anciana. Entonces el hada, adoptando su verdadera apariencia le lanzó un encantamiento, convirtiéndolo en una bestia salvaje, reduciéndolo, pues, a su verdadera naturaleza. Sin embargo, no le deja convertido en bestia para siempre… ¡hacerlo denotaría también crueldad por parte del hada! Por el contrario, le reta a recuperar su aspecto anterior, con la condición de que, en un período de tiempo determinado, consiga enamorar a una hermosa joven… ¡Complicada tarea, teniendo en cuenta su grosero aspecto! Simbólicamente, la Bestia representa el ego, la Personalidad humana aún no transformada, la cual sin duda posee su lado positivo: es fuerte, perseverante, enérgica, inteligente…., pero no amorosa. El Alma, cuya esencia es amor, está representada en el cuento por Bella, mientras que el Espíritu está simbolizado por el padre de Bella, hombre sabio, inventor de profesión, un arquetipo de “mago” que sólo tiene contacto con su amada hija. En la fábula, la Bestia aprisiona al padre de Bella, pero éste, dada su libre naturaleza, no puede soportar el encierro y cae gravemente enfermo. Bella se da cuenta de que su padre morirá irremisiblemente si continúa en semejante cautiverio. Por tanto se ofrece a permanecer encarcelada en lugar del padre. La Bestia acepta de buen grado el canje, y de esta forma el padre de Bella queda a salvo, fuera de peligro. Este párrafo del cuento explica simbólicamente que el Espíritu o Mónada del ser humano está tan distante de la Personalidad, de la materia, que no puede relacionarse directamente con ella, necesitando de un intermediario, el Alma, para establecer el contacto. Este intermediario que se sacrifica por amor es el Ángel Solar, nuestra Alma. Encontramos a continuación a la Bella y la Bestia cohabitando bajo un mismo techo, pero de forma inarmónica, puesto que sus naturalezas son completamente dispares. La Bestia pretende que la Bella le acepte tal como es… por la fuerza, ¡tal es su característico estilo! Sin embargo, al comprobar que sus métodos fracasan, que su aspecto es horrible y que su tiempo se termina, se desespera, llora desconsoladamente y acaba comprendiendo que no puede comportarse de forma tan ruda, tan violenta, que debe pulir sus modales. A partir de entonces las relaciones se van suavizando paulatinamente hasta que se establece una sincera amistad entre ambos. Obsérvese que la transformación de la Bestia es la transformación de la Personalidad al contactar con la imagen limpia, clara, alegre y feliz de Bella, es decir, del Alma humana, del Ángel Solar. A medida que la Bestia va puliendo sus modales, va transformándose físicamente; van desapareciendo sus garras, sus pezuñas, su cuerpo pesado se afina y su rostro se transmuta hasta convertirse en un Príncipe. El cuento termina con la boda del Príncipe con Bella, simbolizando la fusión del Alma con la Personalidad, que tiene lugar en la evolución del hombre cuando éste finaliza la 8ª fase evolutiva –Nivel de Evolución 8-, cuando se transfigura.

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