El éxito se mide por la felicidad



  Piensa detenidamente si acaso la conquista de la meta que has elegido te significara o no el éxito. ¿Qué es lo que constituye el éxito? Si dispones, por ejemplo, de salud y de riquezas, mas  tienes conflictos con todo el mundo –incluso contigo mismo- entonces tu vida no es ciertamente  exitosa. Vana se vuelve tu existencia cuando no puedes encontrar en ella la felicidad. Cuando  pierdes tu fortuna, has perdido poco; cuando pierdes la salud, has perdido algo de mayor trascendencia; mas cuando pierdes tu paz mental, entonces has perdido, en verdad, el mayor tesoro.  El éxito, por lo tanto, debería medirse por el criterio de la felicidad, es decir, por tu capacidad para permanecer en serena harmonía con las leyes del cosmos. No es posible medir correctamente el éxito aplicando los barómetros mundanos de la riqueza, el prestigio y el poder, ya  que ninguno de ellos garantiza la felicidad, salvo que sean empleados en forma correcta. Y para  poder hacer un uso correcto de tales dones, debemos poseer sabiduría, y amar a dios y a los hombres.  Dios no te premia ni te castiga. Él te ha dotado del poder de auto premiarte o de autocastigarte,  por medio del uso o abuso que hagas de tu propia razón y de tu fuerza de voluntad. Cuando se  trasgreden las leyes de la salud, la prosperidad y la sabiduría, inevitablemente se debe sufrir  la enfermedad, la pobreza y la ignorancia. Así pues, deberías fortalecer tu mente, y rehusar  continuar soportando la carga de tus propias debilidades psicológicas o morales, adquiridas en  el pasado: quémalas en el fuego de tus divinas resoluciones presentes y de tus buenas obras actuales; a través de esta constructiva actitud, alcanzaras la libertad.  La felicidad depende en cierto grado de las condiciones externas, pero, fundamentalmente, de  nuestras actitudes mentales. Para ser felices deberíamos poseer buena salud, una mente equilibrada, una vida próspera, un trabajo adecuado, un corazón agradecido y, sobre todo, sabiduría o  conocimiento de dios.  Si adoptas la firme resolución de ser feliz, ello te ayudara. No esperes que las circunstancias  se modifiquen, pensando erróneamente que es en ellas en donde yace el problema. No hagas de la  infelicidad un hábito crónico, afligiendo así a quienes te rodean y a ti mismo. El hecho de que  seas feliz constituye una verdadera bendición, tanto para ti mismo como para los demás. Si posees la felicidad, lo posees todo; ser feliz es estar en harmonía con dios. Tal capacidad de ser  feliz viene a través de la meditación.
                                      
                                                                              LA LEY DEL EXITO (Yogananda)

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