ANTHONY DE MELLO.SUFRIMIENTO



  El Señor se fija en los que lo aman, es su robusto escudo, su firme apoyo, sombra en el bochorno, reparo al mediodía, protección del que tropieza, auxilio del que cae, levanta el ánimo, alumbra los ojos, da salud y vida y bendición.  Si 34, 16-17

  Pensamientos:

  ¿Estás sufriendo? ¿Tienes problemas? ¿Detestas todos los minutos de tu vida? ¿Te gustan tus últimas tres horas, cada segundo de las últimas tres horas?  Si la respuesta es no, si la respuesta es que estás sufriendo, perturbado, tienes realmente problemas. Hay algo erróneo en ti. Seriamente erróneo  No hay que buscar la felicidad en donde no está, ni tomar la vida por lo que no es vida, porque  entonces estaremos creando el sufrimiento.  Experiencias y errores son normales y saludables; si no hubiese experiencias y errores, no habría riesgos. Habría sólo la conformidad calculada. Esto no es la vida, ni el sentido de la Creación, ni la experiencia del amor, ni el mensaje del Evangelio.  Lo cierto es que el dolor existe porque rechazamos que lo único sustancia es el amor, la felicidad, el gozo.  No es la naturaleza la causa del sufrimiento, sino el corazón del hombre lleno de deseos y de  miedos que le inculca su programación desde la mente.  La felicidad no puede depender de los acontecimientos. Es tu reacción ante los acontecimientos  lo que te hace sufrir.  Naces en este mundo para renacer, para ir descubriéndose como un hombre nuevo y libre.  El ruido existe en tu cabeza, no en la realidad.  Tus evaluaciones hacen de este ruido una molestia.  Si te apegases a emociones negativas, nunca serías feliz.  No estoy diciendo que no puedas tener lo que se llama emociones negativas. ¡No sería humano!  Si nunca te sintieses ansioso o deprimido, si no te entristecieses por alguna pérdida, no serías  humano.  Puedes sentir emociones negativas. ¿Sabes qué es lo malo? Cuando te apegas a ellas.  La única razón de que no estés  amando todo el tiempo es que estás sufriendo.  Si no sufrieses, amarías. Estarías en paz, esparciendo amor y paz a tu alrededor.  A ver si eres capaz de comprender que el sufrimiento no está en la realidad sino en ti.  Busca lugares de la memoria, del corazón, a los cuales siempre te puedes retirar para sentirte  en calma y "refrescado".  Este "retirarse" proporciona fortaleza para afrontar la situación del momento presente y también  agudiza la percepción de éste.  La gran tragedia de la vida no está en cuánto sufrimos, sino en cuánto perdemos.  Los seres humanos nacen durmiendo, viven durmiendo y mueren durmiendo.  Toda mínima partícula de sufrimiento, toda emoción negativa pueden llevarte al entendimiento,  claridad, felicidad y libertad si sabes cómo usarlos, si te das tiempo para comprender, como si  pudieras verlo.  Señor, puedo ver.  Comprensión: fórmula para una vida feliz.  La desilusión trae una oportunidad gloriosa.  Es como despertar a una vida nueva.  Estás bien, aun cuando piensas que no lo estás.  No desperdicies ningún sufrimiento que te sobrevenga.  Ponte frente a las cosas que no puedes cambiar. Y di: sí. De esa forma, estarás nombrando a Dios.  Claro que es difícil. No te esfuerces. Pero si pudieses decir sí en el corazón, estarías diciendo sí a la voluntad de Dios.  Si estás doliéndote de tu pasado es que estás dormido.  Lo importante es levantarse para no volver a caer.  La solución está en tu capacidad de comprensión y de ver otra cosa que lo que te permites ver.  Ver lo que hay detrás de las cosas.  Piensa en algún sufrimiento, molestia o preocupación que tuviste.  Ahora piensa que, si tuvieses mayor conciencia, no habrías sentido dolor.  No es la vida lo difícil, eres tú quien la vuelve difícil.

  Ejercicios:

  - Haz una lista de las cosas de las cuales tú dependes, de las cosas de las cuales te  sientes  dueño, de las que no te quieres deshacer. Y di a cada una de ellas: "Todo esto pasará."  Haz una lista de las cosas que te desagradan y que no puedes soportar; di a cada una: "Esto también pasará."  - Imagina al Señor sentado cerca de ti; por ejemplo, mirar una silla vacía y pensar que Él está  allí. ¿Qué le dirías?  - Vuelve a vivir un acontecimiento en el que la herida y ano esté abierta, pero subsistan resentimiento, amargura, dolor, remordimiento, sensación de pérdida.  Vuelve a vivirlo.  Busca y encuentra la presencia de Dios en el suceso o imagina que el Señor participa en él, como tú participas en las escenas de la vida del Señor con la práctica de la contemplación.  - Piensa en un acontecimiento del pasado reciente. Algo que haya sucedido ayer, o la semana pasada. No evites recordar un acontecimiento desagradable. Si fuese desagradable, es hasta mejor.  Debes observar tu reacción a los recuerdos. ¿Cómo estás reaccionando emocionalmente? ¿Qué tipo  de convicciones y actitudes tienes en relación con ese acontecimiento? Observa sólo eso y pregúntate a qué voz responde. Ten el coraje de preguntar: "¿No será ésta la reacción de otra persona reaccionando en mí? ¿Alguien del pasado que estoy acarreando?". Observa tus reacciones, no  juzgues, no condenes, no apruebes.  - Experimenta este ejercicio. Puede ser un poco difícil, pero es muy provechoso.  Tus amarguras, tus celos, tus culpas, tus resentimientos.  Pregúntate: "’ ¿Qué sucedería si yo los dejase de lado?

  Reflexiones:

  - Fuimos entrenados para la infelicidad. Nos dijeron: "Primero piensa, después habla". Fuimos  entrenados para ser especialistas en obtener aprobación, en censurarlo todo. "Piensa dos veces  antes de hablar, no expreses tus sentimientos; di lo que las otras personas esperan; piensa en  lo que los otros pueden estar pensando." Y todo el mundo comienza a decir lo que las otras personas pueden estar pensando. ¿Alguien consigue expresarse a sí mismo en la vida real?


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