El Espíritu de Iluminación

FUENTE http://alcione.cl


La doctrina incomparable del Buda ha tenido un gran desarrollo en el mundo. Hay actualmente Grandes Seres, discípulos del Buda, que conocen perfectamente el Dharma. Existen aquellos que enseñan y practican las enseñanzas del Pequeño o el Gran Vehículo. Nuestro Kalpa es un buen Kalpa, que nos permite – habiendo obtenido un cuerpo humano provisto de todas las condiciones requeridas para la práctica espiritual – entrar en contacto con la doctrina Budista y practicar el Vehículo de los Mantras o de los Tantras, esencia de la doctrina.
Es por ello que en nuestra época debemos practicar el Dharma. Si lo practicamos esperando obtener en esta vida la dicha, la alegría y la fama, y en una vida futura un renacimiento divino o humano, estamos errados, pues la felicidad de la Rueda de la Existencia es sin esencia, y no es de este modo que deben practicar aquellos que comprenden de qué se trata, Con qué finalidad debe entonces practicarse el Dharma? Es necesario practicarlo con la finalidad de liberarse del gran Océano de sufrimientos de la Rueda de la Existencia.
No hay ningún beneficio en obtener la liberación para sí mismo solamente. De la misma manera que no hay límites para el espacio, no hay límite a la cantidad de seres. Todos los seres innumerables han sido – en el curso de existencias anteriores sin comienzo – nuestros ascendientes, y, siéndolo, nos han amado con un amor inmenso. A todos aquellos que nos han mostrado esa benevolencia, es necesario, pues, guiarlos fuera del Océano de la Rueda de la Existencia y establecerlos en la Iluminación incomparable. Pero este poder de guiar, por el momento, yo no lo tengo. Del mismo modo, los grandes de este mundo y la mayor parte de los monjes budistas no lo tienen. Sólo los Budas Omniscientes poseen este poder. Debemos entonces obtener el rango de Buda perfecto con miras al bien de todos los seres.
Para esto es necesario, primero, pedir al Lama una iniciación profunda y cuidar la observación de los votos así como de la generosidad. Si se practica constantemente, nuestro espíritu obtendrá la bendición del rango de Buda, y esta encarnación humana obtenida al precio de tantas dificultades habrá sido beneficiosa. Es así que es necesario practicar largamente el bien hacia todos los seres. Si constantemente se practica el bien del prójimo, nuestro sentido del ego, de ese que es yo, mío, desaparece, y esta práctica del bien ajeno llega a ser el método para obtener el rango de Buda. Es así como el Buda obtuvo su rango y pudo conducir a un ilimitado número de seres hacia la Iluminación.
Nosotros, seres infantiles porque jamás hemos hecho sino nuestro propio bien, es que nos hundimos siempre más en la Rueda de la Existencia. Frente a una encrucijada, tomaremos aquel camino hacia el cual hayamos dirigido nuestro caballo. Del mismo modo, sea cual sea la vía que escojamos, del error o de la virtud, la decisión depende de nosotros.
De este modo, estando vueltos hacia el Dharma y practicando la meditación, debemos absolutamente obtener el rango de Buda en esta misma vida. Con este anhelo, debemos dirigir todas las acciones de nuestro cuerpo, palabra y espíritu hacia la realización del rango de Buda.
A tales discípulos, nuestro maestro sin igual en compasión y cualidades perfectas, el Buda Sakyamuni, ha entregado 84.000 enseñanzas, que pueden convenir para todos los temperamentos y puntos de vista particulares de cada cual. Entre todas estas enseñanzas, la más elevada es la del Vajrayana. Para practicarla sin complacencia hacia nosotros mismos, debe nacer en nosotros un deseo inconmovible de realizar en esta vida misma el beneficio de todos los seres que llenan el espacio así como también su felicidad. Para desarrollar este deseo inquebrantable es necesario practicar:
1.- El Amor, que es el deseo de hacer bien al prójimo.
2- La Compasión, que es el deseo de acabar con los sufrimientos de los demás.
3.- El Espíritu de lluminación, que es el deseo de que todos los seres obtengan la Realización.
Si se dice que la Rueda de la Existencia produce sufrimiento, y se lo rechaza, en el Nirvana los agregados se descompondrán, como el fuego de un leño que se consume, y el sufrimiento desaparecerá. No es así como hay que pensar, Después de beneficiarnos, desde un tiempo sin comienzo, de la benevolencia de todos los seres que han sido nuestros padres, si los abandonamos para obtener sólo para nosotros la felicidad del apaciguamiento, es como si viendo a nuestra madre llevada por un torrente, y teniendo los medios para salvarla, nos quedáramos en lugar seguro muy tranquilos. Habiendo ignorado así los cuidados debidos a nuestra madre, estaríamos avergonzados y los otros se reirían de nosotros, Según el gran Lama Grags-Pa-Gyaltsen:
No hay ningún provecho en obtener sólo para sí mismo la liberación.
Los seres de los tres Universos han sido mi padre y mi madre.
Si se abandona padre y madre en el sufrimiento y se desea sólo para sí la dicha, qué escarnio!
No es verdaderamente difícil practicar la vía del Vajrayana. Para los que saben, este camino y su ingreso en él son fáciles, puesto que todos los seres pasan a ser ayudas en la práctica del camino:
Los seres privados de felicidad pasan a ser la oportunidad de desarrollar nuestro amor.
Los seres en sufrimiento pasan a ser la oportunidad de desarrollar nuestra compasión.
Los pobres son la ocasión de practicar la caridad.
Los seres maléficos y nocivos son la ocasión de desarrollar nuestra tolerancia.
Así, del mismo modo que todos los Budas son aquellos que muestran el camino, todos los seres nos ayudan en la realización del Espíritu de Iluminación.
Nuestro amor por todos los seres debe ser el mismo que el de una madre por su hijo. Desde el fondo del corazón, debemos siempre esforzarnos por desarrollar el amor. Porque, sea el bien o el mal lo que hagamos a los otros, se traducirá en bien o mal hacia el Buda. El hace el bien a todos los seres. El espíritu de todos los seres es idéntico en esencia al de los Budas. La naturaleza del amor es de desear un espíritu para todos los seres, que ellos posean la felicidad y las causas de la felicidad.
Según el maestro Jawa: Realizar el bien de otros, es a eso a lo que se llama Amor. Debemos esforzarnos en desarrollar el Amor hasta que sintamos realmente por todos los seres un Amor firme y constante. Habiendo rechazado la cólera, debemos practicar el Amor hacia los otros como una madre amante lo practica hacia su hijo. A aquellos que tienen miedo, debemos protegerlos de este miedo y proteger su vida. Debemos ayudar a los pobres y a los abandonados en su alimentación, vestimenta y habitación. Es necesario tener siempre una palabra, un lenguaje dulce, amable, armonioso. El Amor es una de las bases de la enseñanza del Vajrayana.
Si el Amor nace en el espíritu, entonces la compasión nacerá más fácilmente; es necesario, pues, aplicarse con perseverancia a la meditación del Amor.
En cuanto al desarrollo de la compasión, que es el deseo de liberar a los seres del sufrimiento, Cherenzi ha dicho: Allí donde se encuentra un ser provisto de una gran compasión, en él se encuentra también la doctrina del Buda. Es decir, que la compasión como el amor es una de las bases, una de las raíces del Vajrayana. Hay tres clases de compasión:
1,- La compasión que nace de la contemplación de los sufrimientos del prójimo.
2.- La compasión que nace por el deseo de seguir la doctrina que recomienda el desarrollo de la compasión,
3.- La compasión que conoce que su propia esencia es el Vacío.
Se piensa primero en todos los seres sumergidos en el sufrimiento, después la meditación toma la forma del deseo de verlos libres de este sufrimiento; habiéndolos liberado, es necesario establecerlos en el plano del Buda. Es necesario ejercitar siempre nuestro espíritu en pensar constantemente en el bien de todos los seres.
En cuanto al espíritu de iluminación: si abandonando el error, se practican la virtud, el amor y la compasión, uno se hace la pregunta: Es así como obtendré la perfecta realización? Es necesario saber que estas cosas, aunque sean ayudas para obtener la realización incomparable, por sí solas no pueden procurar esta Realización. Del mismo modo que, aunque se corten las ramas y las hojas de un árbol, si no se han arrancado las raíces, éste volverá a brotar; así también, sí no se arranca la raíz de la existencia que es el ego, el sentido del yo, cómo sería posible conseguir la Realización?
El sufrimiento de la existencia proviene de las malas acciones de nuestras vidas anteriores (Karma). El Karma incorrecto proviene de tres venenos: la envidia, la cólera, la ignorancia. Ellos provienen de apegarse al ego, al mí. Por qué es así? Por la ignorancia de nuestra propia naturaleza, Tal como uno se engaña al tomar una cuerda enrollada por una serpiente, del mismo modo se atribuye un ego allí donde no lo hay; allí donde no hay nadie se busca una persona y se aferra a ella; allí donde no hay ningún elemento estable y permanente uno se engancha al ego, al yo. De ahí, de ese apego, se crea la noción de lo otro, de aquello que no es yo.
Es así como nacen el apego apasionado, el yo, el ego, la indiferencia, y a veces el odio por los demás y, por consiguiente, la ignorancia de nuestra propia naturaleza.
Con la práctica repetida de las malas acciones provenientes de los tres venenos, nos condenamos a seguir renaciendo. De ahí proviene todo el mal. Es así que el origen, la raíz del odio es el apego al yo. Las gentes hábiles y sabias que desean su verdadero bien, miran con hostilidad este apego al yo, y para vencerlo deben desarrollar su espíritu de iluminación. El provecho que sacarán de esto es inmenso. Está dicho en un Sutra: Si al mérito obtenido del desarrollo del espíritu de iluminación se le diera una forma visible, esta forma sería tan grande que no se podría contener en todo el cielo.
El espíritu de iluminación viene de una gran compasión, así es que si no hay compasión, el fruto de ella, el espíritu de iluminación, no podrá madurar. En cuanto a la compasión, como ella proviene del amor, después de haber desarrollado nosotros el amor y la compasión, nos alegramos de establecer a los seres en la felicidad y de librarlos del sufrimiento. Por el momento, nosotros no poseemos este poder que sólo los Budas Perfectos poseen. Sólo los Budas libres de toda falta y error, con todas las cualidades, capaces de establecer a los seres en la felicidad y la Realización, poseedores de la compasión y de los actos capaces de proteger de todos los temores. Sólo ellos pueden procurar a aquellos que ruegan, la realización de todos los objetivos presentes y futuros. Si se piensa constantemente que es necesario obtener tal rango a cualquier precio, es seguro que lo obtendremos. En relación con esto, podemos confiar en los escritos de todos aquellos innumerables seres que en el pasado han obtenido el rango de Buda.
Probablemente algunas personas digan que, después de todo, en los países budistas puede ser que algunos hayan obtenido el rango de Budas, pero que en Europa esto parece muy difícil. Es necesario saber, pues, que sea donde sea, si se practica, se obtienen los frutos. Aunque el Buda haya entregado una enseñanza válida para todos los seres, como la obtención de los frutos depende de nuestra fe, nuestra voluntad y nuestro esfuerzo, sólo aquel que practique podrá obtener la Realización. Se ha dicho: Todos los seres en Esencia son Buda, pero esta verdad es velada por los errores e ilusiones debidas a los tres venenos. Si se les vence, la naturaleza de Buda aparece.
Aunque la naturaleza de todos los seres sea la del Buda Perfecto, mientras tanto, hasta que hayamos podido rechazar los errores e ilusiones debidos a los tres venenos y a las malas tendencias engendradas, seguiremos sumergidos en la Rueda de la Existencia. Si los rechazamos, nuestro espíritu llega a ser idéntico al Cuerpo del Dharma del Buda,
Se ha dicho que: En cuanto a la Sabiduría Intuitiva, aquella que conoce la verdadera naturaleza del espíritu, es indescriptible, semejante al Rayo, al centro del espacio, al apaciguamiento del espíritu. Es decir, la Sabiduría Intuitiva no puede ser descrita ni mediante ejemplos, ni por simples palabras, porque es semejante al Rayo, que ni los signos característicos pueden describir ni el espíritu pensar; es como el espacio ilimitado que no tiene centro delimitable; es sin mácula porque está absolutamente libre del menor rastro de los tres venenos. Nuestro espíritu, una vez liberado de la Rueda de la Existencia es la paz, el apaciguamiento, la esencia del Espíritu sin comienzo. Y así como somos los padres de nuestros niños, la causa de su existencia, del mismo modo el nacimiento de la Sabiduría Intuitiva depende de nuestra propia meditación. Nosotros somos el padre.
Es así que para ponernos en práctica debemos sentarnos en la postura de la meditación, con la respiración calmada. Para detener todos los errores, ilusiones y pensamientos debidos a los tres venenos, es necesario saber que el mundo animado e inanimado son sólo creaciones del espíritu.
Las características del espíritu son la pureza, la claridad sin oscurecimiento. Su naturaleza es el Vacío. Su esencia es el resultado de esta pureza y de este Vacío unificados, sin distinción posible. La pureza, el Vacío y el resultado de su unión no pueden ser disociados el uno del otro.
Sin meditación y sin objeto de meditación, la Naturaleza del Espíritu es semejante al Espacio. El Espacio es uno y único (no se sabría concebir dos espacios), del mismo modo el Espíritu y la felicidad, la pureza y el Vacío son uno. Es necesario meditar este pensamiento.
De esta manera, si se practica la meditación durante largo tiempo y con perseverancia, ciertamente nos acostumbraremos. El Buda ha dicho:
Os he mostrado el Camino de la Liberación, pero depende de vosotros obtenerlo,
Phende Rinpoche.
Traducido y extractado por Eduardo Cucurella de
Autobiographie developpée de son Éminence Phendé Rinpoche.

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