IMITACION.OSHO
Sé verdadero contigo mismo, porque tu propia verdad puede llevarte a la verdad definitiva. La verdad de cualquier otra persona no puede ser la tuya. Tienes una semilla dentro de ti. Sólo florecerá si esa semilla brota y se convierte en árbol; entonces sentirás el éxtasis, la bendición. Pero si sigues a otros, esa semilla seguirá muerta. Y Puedes acumular todos los ideales del mundo y tener mucho éxito, pero te sentirás vacío por- que nada te puede llenar; sólo la semilla, cuando se convierta en árbol, te llenará. Sólo te sentirás pleno cuando tu verdad haya florecido; nunca antes.
EL DEDO DE GUTEI SEÑALANDO AL UNO
El maestro zen Gutei solía levantar su dedo cuando explicaba cuestiones relativas al zen. Un discípulo muy joven comenzó a imitarlo, y cuando alguien le preguntaba de que había hablado su maestro, el muchacho levantaba el dedo.
Gutei se enteró de lo que estaba ocurriendo y un día, en el momento en que lo estaba haciendo, tomó al muchacho, sacó un cuchillo, le cortó el dedo y lo tiró lejos. Cuando el chico salió co- rriendo, Gutei le gritó: "¡Alto!" El muchacho se detuvo, se dio la vuelta y vio a su maestro a través de las lágrimas. Gutei tenía el dedo levantado. El muchacho fue a levantar su dedo y cuando se dio cuenta de que no estaba, hizo una reverencia. En ese momento se iluminó.
Esta es una historia muy extraña y hay muchas posibilidades de que la malinterpretes, porque lo más difícil de comprender en la vida es el comportamiento de una persona iluminada. Los Maes- tros nunca hacen nada superfluo, ni siquiera levantar un dedo... Gutei no tenía el dedo levan- tado siempre; sólo cuando explicaba cosas del zen. ¿Por que? Todos vuestros problemas provienen de que estáis fragmentados, desunidos; sois un caos, no una armonía. ¿Y qué es la meditación? Tan solo una vuelta a la unidad. Las explicaciones de Gutei eran secundarias; lo principal era el dedo levantado. Estaba diciendo: -¡Sed uno y vuestros problemas se resolverán! El muchacho comenzó a imitarle. Ahora bien, la imitación no te lleva a ninguna parte. Imitación significa que el ideal viene de fuera; no es algo que ocurra dentro de ti. Tienes una semilla dentro de ti; si imitas a otros, esa semilla seguirá muerta.
Gutei hubo de ser muy, muy compasivo. Sólo pudo ser tan duro por compasión: la imitación tiene que ser cortada de raiz. El dedo sólo es simbólico. El muchacho tiene que recibir un gran sus- to, y el sufrimiento tiene que llegar hasta el centro mismo de su ser. Un momento de intensa conciencia, una gran herramienta. Gutei gritó: "¡Alto!" En el momento en que se paró, el muchacho ya no sentía dolor. A causa de su viejo hábito, cuando el maestro eleva su dedo, el muchacho trata de elevar el suyo, que ya no está allí. Y por primera vez en su vida se da cuenta de que no es el cuerpo; es atención, conciencia. Es un alma, y el cuerpo sólo es una casa.
Eres la luz que habita en el interior; no la lámpara, sino la llama.
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