Viajes astrales: vida más allá de la muerte


Se ha escrito mucho sobre viajes astrales y es un tema que comúnmente se relaciona con el mundo del esoterismo, pero cabe destacar que también algunos científicos y doctores lo han estudiado a fondo después de observar como, en situaciones de muerte clínica donde los pacientes han sido reanimados, éstos cuentan haber asistido a la escena desde fuera del cuerpo, e incluso son capaces de repetir diálogos que se dieron entre médicos o familiares lejos del lugar donde supuestamente el paciente descansaba.

Cuentan haber observado como espectadores de una film en tres dimensiones, el intenso trabajo de reanimación llevado a cabo por los médicos sobre el cuerpo que ellos habían abandonado momentáneamente. Incluso muchos relatan viajes fascinantes o recorrer un túnel brillante, lo mismo que encuentros con familiares fallecidos o seres de luz.

Sea como sea, la ciencia ha descubierto que cuando el cerebro deja de funcionar, la mente y la conciencia siguen existiendo.

El fenómeno del viaje astral o salida del cuerpo, tiene mucho que ver con la glándula pineal y el alucinógeno conocido como DMT que ésta segrega al "apagarse" la luz.

Descartes creía que la glándula pineal era el asiento del alma, y parece ser que es ahí donde el tiempo puede llegar a romperse, abriéndose las puertas al "no tiempo" desde donde la conciencia, liberada de ataduras, podría viajar incluso a través de múltiples planos de existencia ( ver reportaje de galería la línea, sección espíritu, sobre la glándula pineal y el tercer ojo)

El acto de dormir lo podríamos considerar como una especie de muerte corta o desconexión de nuestro ordenador central, es decir, el cerebro.

Parece ser que es entonces cuando dejamos el cuerpo para viajar más allá, pero a diferencia de cuando morimos, existe lo que comúnmente se conoce como el "cordón de plata", que sería una conexión energética que nos retiene unidos al cuerpo por muy lejos que viajemos y que nos asegura el camino de vuelta.

La única diferencia con la muerte sería que en ese caso el cordón de plata se rompe y dejamos definitivamente el "traje" físico para seguir expresándonos en otros planos de existencia.

Cuando volvemos de nuestros viajes astrales nocturnos, acostumbramos a olvidarlo todo o perdemos la mayor parte de la memoria de lo experimentado, reteniendo solo recuerdos mínimos, la mayoría de veces inconexos entre sí. Muchos sueños serían recuerdos de este tipo.

Hay gente que practica desde la meditación la posibilidad de realizar estos viajes conscientemente, en lo que podríamos llamar estados de trance o de conciencia acrecentada. Se trata de conectar con el Absoluto o la Conciencia Universal de la que todos formamos parte, y volver del viaje trayendo con nosotros a este nivel de conciencia el recuerdo intacto de la experiencia, con el fin de adquirir una mayor sabiduría y comprensión.

Chamanes de diversas culturas provocan ese tipo de experiencias en rituales sagrados, usando alucinógenos que se encuentran en la naturaleza en diversas formas, como es el caso de algunos hongos o los ya más conocidos peyote o ayahuasca, con el fin de facilitar la conexión con el Absoluto.
Cabe resaltar que curiosamente el DMT segregado por la glándula pineal, es el mismo que encontramos en la propia ayahuasca. Nuestro cuerpo puede fabricar este alucinógeno de forma espontánea y natural cuando dormimos o cuando tenemos experiencias cercanas a la muerte o de alto nivel espiritual.

El uso de las sustancias alucinógenas externas al organismo son usadas por los chamanes solo en casos de iniciaciones muy significativas, que acostumbran a ir precedidas de preparaciones espirituales muy severas y ayunos y confesiones sinceras ante el resto de los participantes del ritual sagrado.

Se trata de encontrarse con uno mismo, no de perderse, destruirse o crearse dependencias o círculos viciosos. Ese es el problema de los alucinógenos y drogas utilizados de forma inconsciente por tanta gente que busca evadirse o pura diversión.

Lo interesante mas allá de si el viaje astral se provoca a partir de los propios químicos que segrega el organismo o usando estas sustancias bajo supervisión de un chamán y en el contexto espiritual adecuado, es el echo de que la conciencia es capaz de viajar, ver y conocer cosas que desde un punto de vista biológico se nos hacen inexplicables.

Un ejemplo de esto lo encontramos en este excelente reportaje donde el Dr. Jiménez del Oso y J. J. Benítez toman la ayahuasca en un experimento que demuestra que ciertamente la conciencia puede ir más allá de las limitaciones del cuerpo físico.

Además, les dejo unos videos sobre algunas experiencias cercanas a la muerte ya que la intención de este reportaje no es el fomentar la ingestión de substancias alucinógenas, sino más bien el tomar conciencia sobre lo que verdaderamente podemos llegar a hacer por nosotros mismos a partir de la propia evolución desde el interior. Se trata de entender que somos algo infinito conectado a todo lo que existe y no el cuerpo o la mente que simplemente son los receptores.

Recuerdo lo que una vez me contestó un chaman muy especial que tuve el privilegio de conocer, cuando le pedí ingerir algunas de esas sustancias en uno de esos rituales. Me dijo contundente: << Víctor, esas sustancias se toman para conocer una sola vez lo que en realidad uno es capaz por si mismo. ¿Para qué querría muletas el que puede caminar sin ellas? , no busques afuera o en lo externo el camino a tus respuestas porque solo hallarás el vacío. La respuesta solo está en un lugar: dentro de ti. Somos conciencia infinita >>

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