EL MUNDO MAGICO DE LOS DELFINES

Existe una historia que ha sido relatada por generaciones entre los aborígenes y cuenta que las ballenas y los delfines originariamente provenían del sistema de Sirio, con el objeto de ayudar a los seres humanos. Ella indicaba que las ballenas se sacrificarían a sí mismas de modo que el ser humano viviese y floreciese, es decir, evolucionara; de esta forma los delfines estarían presentes para ayudar a los humanos en su evolución.

Según Robert Shapiro y Julie Rapkin, en su libro “Despertar del Mundo Animal”, los Delfines vienen de planetas de agua en la región de Sirio, para trabajar en la preservación de nuestro planeta y, a vez, enseñar las artes de alegría, amor, felicidad y juego.

Los delfines habían sido reverenciados como dioses en el pasado y en Grecia se dictaba la pena de muerte a quien los atacaba.
Alrededor de 2000 años A.C., los griegos decoraban sus ánforas con representaciones de ballenas y delfines. Al lado de su legendario tema “Conócete a ti mismo”, grabado en la entrada del oráculo colocaron un delfín, equiparándolo a la protección otorgada a los dioses.

Aborígenes de Australia conservan leyendas de tiempos remotos en las que se cuenta que los pueblos se dirigían a las playas para comunicarse con los delfines, con los que mantenían una estrecha relación espiritual y al finalizar dichas reuniones; regresaban a sus respectivas moradas llevándose el contenido de sus comunicaciones telepáticas que transmitían al resto de la tribu.

Los indios americanos ven a los delfines como la simbolización “Maná”, la respiración sagrada de la vida.

Los nativos de Groote Eylandt (una isla al norte de Australia) se consideran así mismos descendientes directos de los delfines. En sus ceremonias tradicionales, los ancianos de las tribus se decoraban a sí mismos los rostros con imágenes de delfines; danzan y cantan en estado de trance hasta llegar a lo que ellos denominan “Dreamtime”.

La gente de las islas Gilbert en la Polinesia, también solía llamar a los delfines. El chamán de la tribu ingresaba a un estado alterado de la conciencia, en la cual su espíritu salía del cuerpo y permitía así ingresar el del delfín.

En su artículo sobre delfinoterapia, la Lic. Adriana Di Marco dice: Los delfines tienen la sensibilidad acústica de oír diez veces más que nuestro radio de alcance. Cuentan con un mecanismo resonante muy sensible denominado “sonar”, que constituye un ingenioso detector de las frecuencias más sutiles; con esta sensible habilidad bioacústica, son capaces de proyectar hologramas sónicos en otros organismos vivos. La información contenida en estos hologramas es recuperada a continuación por otros delfines, lo que les permite crear un sistema de memoria externo a ellos mismos.


Los delfines mantienen un estado alfa casi permanente, así como una actividad cerebral de baja frecuencia, o sea, el denominado “nivel alfa”, el mismo que transmiten a los humanos y, como ya se ha podido comprobar, este estado de paz y tranquilidad aumenta las endorfinas, que son hormonas de la felicidad, produciendo cambios químicos favorables en las personas.

Realizan operaciones sónicas en el cuerpo, ya que pueden “ver” dentro del mismo como si su sonar les confiriera la visión de rayos x. Con este sonar desarrollado, pueden ver a través de la piel, percibiendo la forma y movimiento de nuestros órganos internos, el movimiento de nuestros pulmones y el latir de nuestros corazones.

El delfín ha desarrollado particularmente su chakra del tercer ojo, lo que le permite tener una habilidad clarividente eminente; conjuntamente con el chakra laríngeo, con el sistema acústico denominado sonar y su tercer ojo, se convierte en un captador de sabiduría y mensajes cósmicos de distintos niveles espirituales, los cuales tienen la capacidad de transmitir, simultáneamente de haberlos recibido, al ser humano.

Además de la apertura de los canales de percepción humana, la tarea principal de los delfines es activar y conectar el chakra del tercer ojo y el cardíaco. Esa alegría e inocencia que ellos despliegan a través del juego tiene en verdad como objetivo la activación del chakra cardíaco, hasta el punto que se provoque un despertar espiritual. De ello puede dar sobradas explicaciones el doctor e investigador inglés Horace Dobbs (autor de libros, entre ellos Dolphin healing).

Aparte de las capacidades clarividentes que los delfines son capaces de despertar o expandir dentro del ser humano, también pueden sanar. Con sus sentidos tan desarrollados pueden fotografiar el aura humana, detectar bloqueos y fugas de energía y repararlas al instante, ya que son capaces de captar y procesar una energía en extremo sutil. Sus órganos sensoriales pueden percibir campos vibratorios más profundos y casi imperceptibles para nosotros. A través de su contacto telepático ayudan a desacralizar viejas estructuras mentales de conducta.

Parece que los delfines jugaran, pero ellos están observando y nos ven como si tuvieran rayos x, y detectan el problema. Hubo un caso de una joven que estaba jugando en el agua con los delfines y constantemente uno la golpeaba debajo de una de sus costillas. Al salir del agua, la hicieron revisar por los profesionales, comprobando que tenía un tumor en la zona golpeada. El delfín había marcado el problema. Los delfines ayudan a los humanos abrirse. Eso tiene que ver con la entrega y la confianza.


Es sorprendente la profunda atracción entre los niños de hoy y los delfines: ambos tienen consciencia de grupo y capacidad de armonizar nuestra energía con su sola presencia; comparten elevadas frecuencias vibratorias y son portadores de información que permitirá la transformación planetaria.

LOS DELFINES REPRESENTAN LA CONSCIENCIA CRÍSTICA DEL PLANETA, ESTÁN PARA AYUDARNOS A ELEVAR Y DESPERTAR NUESTRO AMOR INCONDICIONAL O AMOR PURO O IMPERSONAL.

CONECTARNOS A NIVEL INTERNO A TRAVÉS DE NUESTROS CORAZONES (AÚN CUANDO NO ESTEMOS EN PRESENCIA DIRECTA CON ELLOS, SINO DESDE PLANOS SUTILES), VA A PROVOCAR EN NOSOTROS NIVELES PROFUNDOS DE SANACIÓN Y AMOR.

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